sábado, 23 de octubre de 2010

NO CALLAR





Miércoles 20 de octubre de 2010 / p. 10

A veces me asedia la idea de que la universidad es una máquina burocrática que existe para alimentarse a sí misma, sin el concurso de quienes trabajamos allí. Especialmente, sin los profesores. Son pesadillas creadas por la impotencia de sabernos menoscabados en nuestra condición laboral, que es, primariamente, la que nos une a la universidad. Este lazo es, por supuesto, ético, y no sólo del docente, sino de toda la estructura. Desafortunadamente, olvidamos con extremada facilidad la reciprocidad de ese compromiso.

El menoscabo de nuestra condición ha venido de afuera y de adentro, y, sostengo, de las autoridades y de nuestros pares del gremio.

Es imposible no recordar las irregularidades en las quincenas de septiembre, ni el contenido de un comunicado del Vicerrectorado Administrativo que circuló el 2 de octubre, donde se informaba que “en el presupuesto de la UDO, el monto total para el pago de sueldos y salarios, bono alimentario y otros conceptos laborales, del mes de septiembre asciende a Bs. 26.887.132,00; de los cuales faltan por ingresar Bs. 13.761.814, que fueron utilizados para cubrir HCM del personal administrativo y obrero de los meses de mayo, junio y julio según decisión que, de manera concertada con toda la representación sindical y gremial de los trabajadores (Personal Docente, Administrativo y Obrero) (…) fue tomada en el Consejo Universitario celebrado el día lunes 24 de mayo del presente año”.

Por supuesto, es imposible no notar que ante tan gruesas y reiteradas violaciones de nuestros derechos laborales no hubo pronunciamiento oportuno de la Junta Directiva de la Asociación que nos representa. Tampoco, hasta el presente, parece existir la necesidad de explicarnos nada.

A la torpe política comunicacional de nuestra Asociación, que no prioriza las informaciones, que informa tardíamente (cuando informa), que envía por circulares notas de prensa donde el Ministro denigra de las universidades autónomas, que se resiste a difundir entre los agremiados las comunicaciones que cuestionan su proceder, se suma, desde distintas instancias, la reprensión a toda interpelación. Un comunicado de APUDO del 7 de octubre advierte: “Sólo cuando tengamos informaciones veraces y soluciones concretas (…) haremos uso de este medio para comunicárselas”. En esencia, no molestar.

Pero creo que nada se puede, a la larga, contra esta irritante costumbre de inquirir. A la larga, dentro de la universidad no se puede invalidar el derecho a exigir, ni a decir ni a interpelar.

Los días 5 y 9 de octubre formulé, en comunicaciones públicas, planteamientos a los miembros de la Junta Directiva de APUDONS que reproduciré, pues, además de permanecer sin repuesta de la Directiva, expresan mis inquietudes.

«Si bien el profesorado ha sido muy maltratado por un gobierno nacional que se niega a discutir nuestras justas peticiones, más lo somos por quienes, compañeros de trabajo (…), desde nuestra propia Casa nos dejan sin voz, condenándonos [al] silencio»

« Como profesora de este Núcleo, como trabajadora con derechos adquiridos, como colega, como persona con dignidad, demando de esta junta el cumplimiento del mandato que se le otorgó. Demando un pronunciamiento, demando información y acciones que permitan al profesorado cohesionarse en torno a los reclamos que debemos hacer. Sabemos que la lucha es del gremio, de todo el profesorado al que continuamente someten a un régimen de mortificación, pero ese movimiento sólo ocurrirá si la directiva se digna a hacer los pronunciamientos que tiene obligación de hacer.»

Aún espero respuesta.

Profa. Adriana Cabrera

udistasns@gmail.com

http://www.udistasns.blogspot.com

RESPONSABILIDAD SOCIAL PARA SALIR DE LA CRISIS





Miércoles 06 de octubre de 2010 / p. 19

La actual crisis económica global iniciada en 2008 demostró, una vez más, lo equivocado de la idea de que es posible desacoplar, por medio de artimañas, el “circuito económico real” del “circuito económico financiero”. Esta visión del sistema económico, con las operaciones que se derivan, genera una falsa percepción de riqueza que, a pesar de dar buenos resultados en el corto y mediano plazo, no es sostenible en el largo plazo. Las sociedades caen víctimas de una “ilusión de riqueza” que no tiene bases en el sistema real de la producción de bienes y servicios; se confunde la forma –el dinero– con la substancia –los bienes y servicios producidos que permiten satisfacer todas las necesidades humanas–. Una y otra vez retoma vigencia el mito del rey Midas (rey que, según la mitología griega, todo lo que tocaba lo convertía en oro).

Sin embargo, los subsistemas real y financiero, así como se desacoplan, una vez estallada la crisis de insostenibilidad, vuelven rápidamente a acoplarse y, como lo reseña Bernardo Kliksberg, van más allá porque “(…) la crisis que primero fue financiera y luego se transformó en económica, se está convirtiendo rápidamente en humanitaria (…)”. Estamos frente a una crisis sistémica: se han derrumbado todos los constructos ideológicos que fueron ensamblados a partir de la supuesta autorregulación del mercado; es imperioso acelerar el cambio de paradigma necesario para revertir la falla sistémica: ¡es la hora de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE)!

Después del derrumbe de los “socialismos reales”, que demostró la inviabilidad del comunismo como sistema económico y político, esta crisis demuestra la inviabilidad del capitalismo desregulado, sin compromisos éticos y sociales. Los viejos paradigmas, entonces, no ayudan a recuperar la sociedad basada en la confianza.

Hacen falta ideas y palabras nuevas que permitan restablecer la comunicación entre los principales elementos de la sociedad: la sociedad civil, las empresas y el Estado; esto es, restablecer la posibilidad de trialogar para poder alcanzar una misma cosmovisión a partir de las diferencias, sin pretender homogeneizarlas, estilo compota, en un discurso único, sino manteniendo la trisectorialidad, y así poder generar comportamientos nuevos y establecer metas de largo alcance, que vayan más allá de los intereses sectoriales de corto plazo: lo que está en juego es la sobrevivencia de la misma sociedad.

Todos estamos llamados a ser responsables, o sea, a asumir las consecuencias de nuestras ideas, palabras, acciones y omisiones, independientemente de la función social que en un determinado momento podríamos estar cumpliendo: funcionario público o empleado del sector privado, empresario o dueño de empresa, miembro de ONG o de OG, productor o consumidor, profesor o estudiante…, ciudadanos al fin, que poseen el libre albedrío de hacer vivir responsablemente las organizaciones a las cuales pertenecen, activando el círculo virtuoso: miembros responsables > organizaciones responsables > sociedad responsable, necesario para recuperar la confianza y salir de la crisis.

UDISTAS ante el incumplimiento del pago de nuestro salario:

Transcurren los días y los profesores, empleados y obreros de la Universidad de Oriente esperamos a que el Ministerio de Educación Superior se digne depositar los recursos para que se haga efectiva la cancelación de la segunda quincena de septiembre. Esta situación se produce una vez más y amenaza con convertirse en una nefasta costumbre, que no ha generado ningún tipo de reacción, ni siquiera un pronunciamiento, por parte de nuestras autoridades rectorales ni decanales: destaca la ausencia de información responsable.

En el Núcleo de Sucre los representantes gremiales, que deberían defender nuestros intereses, permanecen en una mudez asombrosa. ¿Silencio complaciente? Los universitarios debemos activarnos por la defensa de la universidad y de nuestras condiciones de trabajo. UDISTAS SOMOS TODOS.

Prof. Mario Fagiolo

udistasns@gmail.com

http://udistasns.blogspot.com

miércoles, 20 de octubre de 2010

DISCURSO OFICIAL Y ECOLALIA





Viernes 15 de octubre de 2010 / p. 14

Este gobierno y sus seguidores han sido persistentes en disimular la realidad renombrándola y cambiándole el nombre a las cosas. Ese es un rasgo distintivo. Basta que el Presidente pronuncie unas palabras o una frase y enseguida estas se repiten, retumbando como ecos: las cúpulas podridas, los escuálidos los golpistas, los apátridas, los oligarcas, etcétera.

Con giros verbales acomodan la realidad:

Si se denuncia la crisis eléctrica, el eco repite que es producida por saboteadores, por iguanas adiestradas y por la ausencia de lluvias.

Si se denuncia la corrupción en “Pudreval”, resulta que le quieren quitar los alimentos al pueblo.

Si los universitarios exigimos presupuesto justo y pago oportuno, el eco corea que la causa de nuestros males está en la administración universitaria.

Si la oposición cuenta los votos obtenidos, el eco gobiernero insiste en contar los diputados.

Si la oposición señala “arreglos” a la medida en la Ley de Procesos Electorales, el eco chavista repite al unísono que esa es la ley y se aplica para todos.

Si se argumenta que alguna ley o actuación oficial es inconstitucional, el eco responde que esa Constitución la hicieron los chavistas y la oposición la rechazó.

Pero la realidad es terca, y, por más que la dejemos de lado en nuestros pensamientos y discursos, en algún momento irrumpe. La realidad de los resultados electorales ha irrumpido y ya, en el chavismo, hay quien pide analizarla; entre, amigo lector, en la página de aporrea.org y verá los señalamientos que, al respecto, subieron desde las bases. Como freno a esta tendencia la voz cantante/mandante ha llamado a que la autocrítica se ejerza con discreción y lealtad al partido, que no se ventilen los trapos sucios en público, que no se le dé armas a los enemigos del proceso. ¡En verdad, la contraloría social era solo un slogan!

Hugo Chávez conoce los números, por ello advirtió a los diputados oficialistas recién electos que si saltan la talanquera, si muestran algún criterio -más allá de obediencia ciega- serán cadáveres políticos.

En el rehecho discurso del Presidente “las elecciones eran regionales, lo que estaba a prueba eran los liderazgos locales”, y aparece así el otro rasgo característico de este gobierno: la ausencia de gestión por parte de los entes públicos. Ahora “hay que atender las necesidades de la gente, todo no puede ser discurso, y el discurso hay que moderarlo, callarse a veces, dejar el infantilismo de izquierda y trabajar, dejar de querer ser mas chavistas que Chávez. ¡Hay que ser humildes!”.La voz le pide al eco que no repita, que se disfrace de silencio, después de 11 años de cadenas. “No pactaremos con la burguesía ni con la oligarquía pero hay que acercarse a la clase media, no podemos regalársela a la oposición, es necesario tapar huecos, recoger la basura, construir viviendas...” La terca realidad sigue ahí esperando por las promesas incumplidas.

Luego, sin ninguna sutileza, el Presidente responsabiliza a la oposición de los errores, fallas e incompetencias de su gobierno. Según este nuevo disimulo, el pueblo le está cobrando al gobierno lo que, en realidad, hace la quinta columna, que lo ha penetrado con la ayuda del imperialismo y de la CIA.

Resulta claro que no hay reconocimiento de los errores, ni de los daños que estos producen, y mucho menos se busca el establecimiento de responsabilidades. Sólo se los nombra por condescendencia, por reacomodo táctico; aunque, de nuevo, la terca realidad haga necesario elevar al cuadrado las tres erres porque no ha existido ni revisión ni rectificación; en consecuencia, lo único que se reimpulsa son las equivocaciones. Propongo que se comience a considerar una cuarta r, la de realidad.

Cuando se hace un balance de la eficacia y eficiencia de este gobierno destacan en cifras muy rojas los novecientos ochenta millardos de dólares gastados en este periodo y las ciento veintitrés mil personas asesinadas, que no han recibido justicia. ¡Los informes oficiales reconocen una impunidad que está por sobre el 90%!.

Un eco, cada vez más tenue, repite: ¡Así, así, así es que se gobierna! (aunque los quinta columna nos saboteen.)