miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA INEXISTENTE PROPUESTA DE UNA GESTIÓN VENCIDA

REGIÓN, miércoles 02 de noviembre de 2011/p. 14

Prof. José Malavé M.

Dpto. Filosofía y Letras UDO-Sucre

udistasns@gmail.com

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A más de un año de vencido su periodo de ejercicio legalmente establecido (2 años, según estatutos), seguimos desconociendo la propuesta de gestión y los planes de la junta directiva de APUDONS electa en mayo de 2008.

Varias veces en esta columna, espacio para la expresión del pensamiento crítico del profesor universitario udista, hemos señalado las fallas de los actuales directivos, particularmente de los ocupantes de los principales cargos. Desde un primer momento advertimos que su identificación político-ideológica con el gobierno nacional los llevaría a ignorar, frenar o atenuar las acciones que con firmeza y diligencia debemos ejercer en defensa de nuestros derechos y reivindicaciones, cada vez más desconocidos por el régimen chavista. Que su vinculación con las autoridades decanales, a su vez comprometidas con el sector gubernamental nacional y estadal, obstaculizaría los reclamos necesarios a realizar ante aquellas. La historia de la gestión reivindicativa de tales directivos durante estos tres años confirma lo que había sido prevenido: retardo en la comunicación de las acciones decididas por el gremio a nivel nacional, o escamoteo de dichas acciones, carencia de propuestas propias para afrontar las violaciones de nuestros derechos, falta de constancia o de determinación en el cumplimiento y seguimiento de las decisiones tomadas por el colectivo profesoral, etc.

Estos juicios han sido expuestos en asambleas y otras reuniones. Pero nuestra crítica va más allá de lo arriba indicado, que ya es bastante grave. Al no existir o no comunicarse públicamente una propuesta o plan estratégico, parece que la actuación de estos directivos se ha reducido al cumplimiento de la “filosofía” práctica de Eudomar Santos, el célebre personaje de la telenovela “Por estas calles”: “Como vaya viniendo, vamos viendo”.

Tal actitud no sólo se ha manifestado en la pasividad o respuesta meramente reactiva y tardía ante la conducta irrespetuosa del gobierno nacional que omite o violenta nuestras reivindicaciones (homologación salarial, primas, seguridad social, deudas por pasivos laborales, etc.); también frente a situaciones capitales como debería ser la protesta por la menguada asignación presupuestaria a nuestra universidad (¡Presupuesto justo! seguramente gritaron algunos de ellos hace unos 20 o 13 años atrás). Si hacemos memoria de pasadas décadas o escrutamos en los archivos de prensa, encontraremos que la APUDONS, con su directiva a la cabeza, jugó un papel cardinal en las luchas por el presupuesto universitario.

La falta de iniciativa, de diligencia (de proactividad, diríamos con un neologismo de uso muy común actualmente) nos atrevemos a decir que ha sido el talante de la gestión de esta directiva. Una gestión caracterizada por la nulidad en muchos aspectos. Revisemos algunos de ellos.

Ha sido incapaz de adelantar con resolución la discusión relativa a la elaboración y firma de una nueva acta-convenio; tampoco ha asumido la permanente y firme defensa de la existente, aunque ya caduca en su tiempo, todavía vigente.

Por cierto, un aspecto central previsto en tal convenio atiende a las condiciones laborales para el desempeño del quehacer docente, en específico, las que refieren al espacio donde se debe llevar a cabo. En este aspecto concretísimo deslumbra por ausencia el desempeño de la actual directiva. Por ejemplo, ¿qué ha hecho efectivamente frente al caso de las tristemente célebres “petroaulas”?

Los fondos económicos de nuestra Asociación han entrado en preocupante crisis, tal como han reconocido públicamente algunos de sus representantes, y han sido incompetentes para elaborar, proponer y desplegar un plan de finanzas que permita repotenciarlas a través de la generación de ingresos propios.

Por último, y por tocar un área de personal afinidad, la promoción y difusión cultural ha sido la gran ausente de esta gestión. Más allá de compartir o no lo hecho en este campo en administraciones anteriores, recordamos que se realizaban concursos literarios o de artes plásticas para profesores, se editaban libros y la revista Fontus (esta última al parecer fue retomada el año pasado, ya cumplido el lapso de esta directiva).

Definitivamente, los profesores conscientes del Núcleo de Sucre no podemos convalidar con nuestro voto la negligencia, el descuido, la inercia, que llega hasta el descaro cuando varios de ellos pretenden ser electos nuevamente e incluso para cargos de más alta posición.

PLANCHA 10 ELECCIONES APUDONS

sábado, 29 de octubre de 2011

MENSAJE A GARCÍA O LA MESA POLÍTICA

REGIÓN, miércoles 26 de octubre de 2011 / p. 14

Profa. Graciela Acevedo

Dpto. Sociología UDO-Sucre

udistasns@gmail.com

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Con el riesgo de parecer sensiblera no puedo dejar de expresar nostalgia cuando recuerdo el comportamiento de los trabajadores de la universidad que encontré cuando ingresé como estudiante al Núcleo de Sucre. Recuerdo a Enriqueta, quien se encargaba de la limpieza en los cursos básicos y además nos llenó de cariño y de consejos por mucho tiempo, a las cocineras del comedor, los jardineros, los choferes y bibliotecarios que conocían su trabajo. En mi recuerdo hay algo que resalta: nunca puedo evocarlos huyendo del trabajo que les correspondía, ni gritándose groserías o armando estrépitos al limpiar los salones, mucho menos piropeando a estudiantes ni a profesoras. No ubico en mi memoria recriminaciones ni actitudes irrespetuosas de secretarias frente a profesores o estudiantes. Yo rememoro unas reglas claras, un trato estatuido, marcado por el carácter universitario.

Disfruté, por ser universitaria, de pisos pulidos, jardines cuidados, fuentes de agua (las malangas de la fuente de Ciencias me hablaron de un mundo mágico, con su caída de agua, sus plantas, peces y luces). Disfruté de una clase magistral inaugural que me marcó como socióloga; la dictó, si no me traiciona la memoria, el profesor Francisco Castañeda. Disfruté del producto de una concepción de la Delegación de Extensión Universitaria dirigida a hacer participar a la comunidad del Núcleo de una visión amplia, universal.

Fue en ese entonces cuando leí un facsímil llamado “Carta a García”; en él se hace alusión a Rowan (personaje clave en un olvidado episodio de la independencia cubana cuando se hizo forzoso un entendimiento entre el presidente de la unión americana William McKinley, XXV presidente norteamericano, y el jefe de los patriotas cubanos, General Calixto García) que cumple la difícil misión -armado únicamente con su iniciativa- de ubicar a García en un paradero desconocido para entregarle un mensaje enviado por McKinley.

La “Carta a García” es considerada uno de los textos más reproducidos en la historia. Manifiesta la importancia de la iniciativa frente a la falta de compromiso personal, o, en las palabras de su autor, Elbert Hubbard, frente al descuido culpable, al trabajo a medio hacer, la atrofia de la voluntad, la mala gana de las personas para remover por sí mismos los obstáculos.

No puedo dejar de pensar, recordando la “Carta a García”, en las iniciativas que se necesitan para sacar a nuestro Núcleo de la mengua y el deterioro en los que ha caído durante los últimos lustros.

Tal vez por ello un clima de esperanza nos cobijó cuando -después de trabajar intensa y diferencialmente la problemática de nuestro Núcleo- cinco mesas de trabajo presentaron en asamblea de profesores papeles donde recogían las necesidades más sentidas de la colectividad y propuestas para dar solución a esas precariedades. Surgió una iniciativa, pero se quedó en el intento.

Las promesas de sanción a los responsables de la violencia en la universidad, la catarsis realizada por los docentes en esos días de conversación, discusión y vislumbre de una universidad posible, y, por sobre todo, el sentimiento de que hacíamos falta en nuestras aulas, de que los estudiantes estaban desatendidos, se combinaron formando un mecanismo de escape que cumplió su función: la presión bajó, y como mansos corderos regresamos a las mismas aulas, la misma inseguridad, el mismo descalabro, el mismo desinterés oficial, el mismo bochorno, la misma falta de iniciativa. Me quedé con la sensación de que faltaba propiciar algo que le asegurara prosecución al trabajo realizado. Necesitábamos la iniciativa del compromiso político.

Además de las mesas para pensar las condiciones de convivencia, seguridad, normalización del uso de los espacios, condiciones laborales de los docentes y reglamentos y estatutos de la vida universitaria, hizo falta un encuentro que permitiera pensar los efectos de lo político en la vida universitaria: una mesa política donde se confluya para buscar un consenso alrededor del funcionamiento institucional, permanente, de la Universidad de Oriente; un funcionamiento que vaya más allá de eventos que se asumen como “victorias políticas”, pero que han resultado en factores de deterioro, en obstáculos para iniciar el trabajo que es imperioso hacer.

Necesitamos para ello la determinación, el coraje, la libertad de conciencia, la independencia que demostró Rowan cuando le llevó la carta a García.








viernes, 21 de octubre de 2011

SIN PENA NI GLORIA

REGIÓN, miércoles 19 de octubre de 2011 / p. 14


Prof. Ramón Ochoa

Dpto. Psicología e Investigación Educativa UDO-Sucre

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En mayo de 2008 la prensa regional registraba el triunfo en APUDONS de la oficialista plancha 8 (identificada con el gobierno nacional y el gobierno del Núcleo de Sucre). Ante algunos medios de comunicación regionales el recién electo Presidente de la Asociación agradeció al electorado por el triunfo obtenido e invitó a los demás candidatos que compitieron en esas elecciones a "trabajar juntos por rescatar el gremio". Anunció que crearían comisiones y mesas de trabajo para revisar los convenios y estatutos de la APUDONS, ya que, a su juicio, muchos de ellos estaban obsoletos. "Vamos a revisar las deudas pendientes con los profesores y estaremos atentos con la ejecución de los concursos para los docentes contratados. Meteremos la lupa en la atención social de los agremiados y con el Instituto de Previsión Social de los Profesores de la UDO (IPSPUDO)".

Pasó el tiempo y hoy al final de su gestión constatamos que casi todas las promesas se quedaron en el olvido y APUDONS se transformó, tristemente, en un gremio patronal, más interesado en mantener la paz laboral, en diferir y bajar la frecuencia e intensidad de las protestas y reclamos de los docentes que en una asociación defensora de las reivindicaciones y derechos de los profesores. Las expectativas de renovación se frustraron; el clamor por transparencia e información oportuna sigue resonando en el Núcleo.

Con la nueva correlación de fuerzas, producto del triunfo en APUDONS, el sector oficialista logró controlar el Fondo de Jubilaciones y Pensiones. A consecuencia de ello se paralizaron los programas existentes; con aquello de “meter la lupa” no pasó nada (o si la metieron nadie sabe los resultados). Tampoco allí han realizado una gestión digna de reconocimiento; se quedaron en un “quítate tú pa’ ponerme yo”.

De nuevo se presenta la oportunidad de renovar verdaderamente la junta directiva del gremio de profesores y los electores deberán distinguir con claridad entre los patronales oficialistas, los camuflados como demócratas y la plancha de la unidad democrática identificada con el número 10. De la directiva actual de la Asociación de profesores algunos aspiran a nuevos cargos; sus obras y comportamientos hablan de una gestión gris e intrascendente, que no favorece sus ambiciones. Los camuflados, que apetecen el poder aún a costa de que el oficialismo permanezca en el gremio, se valen de artimañas insospechadas que ya están siendo conocidas y rechazadas por la mayoría decente que no tolerará los dobleces y maniobras oportunistas.

El equipo de la plancha 10 representa un consenso amplio y diverso entre los factores democráticos del Núcleo de Sucre, alcanzado después de mucho esfuerzo. Nuestro compromiso es devolverle a la junta directiva de APUDONS su autonomía como gremio y que se convierta en un interlocutor respetado, interesado y protagonista de un quehacer universitario que profundice en lo académico. Vivimos en un estado de tanta depauperación que cosas que son normales en las instituciones universitarias del planeta, aquí parecen un sueño o un lujo. Tan importante como el salario, el HCM, el acceso a préstamos y otros beneficios sociales resulta la disponibilidad de unas condiciones de trabajo que valoren, estimulen y fortalezcan el desarrollo profesional de los docentes y su labor formativa.

Estamos comprometidos, desde APUDONS, seguros del apoyo que recibiremos de nuestros colegas en las elecciones por venir, a luchar contra el deterioro que hoy arruina nuestro campus y a propiciar que la Universidad vuelva a ser faro en nuestra entidad. Las conclusiones y recomendaciones de las mesas de trabajo que realizamos los docentes el año pasado, obviadas por la actual junta directiva de APUDONS, pueden servir de brújula para quienes deseamos que el Núcleo de Sucre se enrumbe hacia un futuro mejor.

LIDERAZGO Y HONESTIDAD


REGIÓN, miércoles 12 de octubre de 2011 / p. 14

Profa. Francys Peretti

Dpto. Idiomas Modernos UDO-Sucre

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Las virtudes de los seres humanos son joyas invaluables de la vida colectiva: la lealtad, la honestidad, el respeto, la tolerancia, la comprensión, el sentido de libertad y de buena voluntad… Es sumamente difícil convivir en cualquier medio social si estos atributos están ausentes. Todas las personas deberíamos exhibir estas virtudes al punto de que sean principios o valores que guíen nuestro comportamiento. Ese es el deber ser de todos como ciudadanos, y no debería dejar de serlo para los docentes universitarios, porque desde este ámbito educativo se participa de modo decisivo en la construcción de actitudes positivas que fortalezcan en nuestros educandos su desarrollo moral.

Existen diferentes tipos de lealtad; asociadas a esta palabra aparecen las nociones de nobleza, honestidad, honradez, rectitud y otras que refieren siempre al ámbito del pundonor, al comportamiento adecuado. Nos debemos lealtad a nosotros mismos, a nuestros padres, amigos, parejas, guías, etc.; como profesores universitarios se la debemos a nuestros estudiantes, a los colegas y a nuestra institución.

De la claridad de estos principios parte todo el proceso que nos hace ciudadanos y el respeto que debemos a todo y a todos. De allí la noción generalizada de activar la serie de deberes y derechos, que deben complementarse para el logro del bienestar público. Eso vale también para lo académico, lo político y lo gremial. Todos debemos ser leales a nuestros pensamientos, sí, pero también a los principios y valores que rigen los asuntos colectivos. Por eso esperamos que la actividad gremialista deba llevarse a cabo con honestidad y transparencia.

Se espera que en nuestra Universidad interactúen diferentes pensamientos políticos; es lo que se aplaude en todo contexto plural y democrático. Esas diferencias políticas nunca deben ser razón de separación, sino más bien de unión entre quienes de verdad queremos una academia de altura, en donde cada quien pueda aportar su granito de arena.

La política como tal no es mala; es más certero pensar que ciertos líderes no han sabido hacerle honor a lo que la política representa, y no han sabido usarla sino en beneficio personal. Todo liderazgo universitario debe basarse en acciones honestas y claras, en el respeto y la tolerancia, en la comprensión hacia lo que nos rodea, en la idea de libertad y en la buena voluntad de hacer lo que es favorable para todos, y no sólo para un grupo. Un líder debe ser un ejemplo, una persona que sabe sus limitaciones y sus posibilidades, y que sabe cuándo resaltar las virtudes de los otros y sus propias virtudes para el logro de las metas. Ninguna gestión gremial, o de gobierno universitario debería, por principio, ser mezquina o individualista, como tampoco debe partir de posiciones irrespetuosas y deshonestas.

Sin embargo, se presentan determinadas posiciones políticas que reflejan que quienes las asumen, lejos de privilegiar la búsqueda de lo mejor para la Academia, sólo insisten tercamente en la obtención de beneficios propios. La falsedad, el disimulo, la trampa, la inconsistencia política, utilizadas como mecanismos para acceder a cargos (comportamientos alimentados, muchas veces, por rencores), resultan indecentes e inaceptables. En circunstancias importantes la ambición personal y la irreflexión conducen a algunas personas, en nuestro ámbito, a cometer errores que al final perjudican a nuestra Universidad y a la comunidad universitaria.

jueves, 6 de octubre de 2011

NUESTRO COMPROMISO, UN GREMIO EFICAZ

DIARIO REGIÓN, miércoles 05 de octubre de 2011 / p. 18

Prof. Rafael Rasse

Dpto. Psicología e Investigación Educativa UDO
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El Estado venezolano está comprometido por ley a garantizar la estabilidad y la permanente actualización en el ejercicio de la carrera docente pero, contrario a esto, observamos cómo el gobierno ignora la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, según la cual estaría, también, obligado a procurarnos un régimen de trabajo y un nivel de vida acordes con nuestra elevada misión (art. 104). Además, el actual gobierno implementa una política de burla hacia los profesores que ha agudizado y comprometido a niveles preocupantes la protección social, académica y salarial de los miembros del personal docente y de investigación, al punto que algunos niveles de nuestra escala salarial son menores al costo de la canasta básica venezolana.

Frente a esta situación, desde las Asociaciones de Profesores, en legítima representación de los miembros del personal docente y de investigación de la Universidad de Oriente, deben generarse movimientos para que estos mandatos de ley se materialicen. Tales acciones deben fundamentarse en nuestros valores cívicos más importantes. En el texto “Elecciones de APUDONS 2011: el consenso esperado”, que circulara por vía electrónica hace dos semanas (https://www.facebook.com/#!/notes/udistas-n%C3%BAcleo-de-sucre/elecciones-de-apudons-2011-el-consenso-esperado/117985054973198), resaltábamos algunos de ellos: “el respeto al docente, el rescate de los criterios éticos de transparencia y democracia, la defensa de la autonomía universitaria, el balance democrático -que en la próxima contienda electoral ha de quedar representado por la separación precisa de los intereses de los profesores de los intereses del patrón- y la búsqueda de la calidad académica de la que los docentes somos directamente responsables.”

Para encaminar el trabajo de un gremio que entienda su compromiso con “la casa más alta”, es preciso contar con un proyecto que emerja de múltiples consultas a todos los sectores, procurando que este diálogo conduzca y garantice una unidad con fines e ideales gremialistas. Más que la suma de partes, buscamos la sinergia para consolidar un proyecto esperanzador y de cambios -que producirá efectos en los procesos electorales que están por venir en nuestra casa de estudios-.

Frente a la importancia de esos retos, en los que se juega el espíritu universitario, los grupos UDISTAS y GREMIALISTAS 13, junto con otros factores democráticos e independientes de la base profesoral del Núcleo de Sucre, hemos acordado presentar una fórmula unitaria para propiciar el triunfo en el proceso electoral del próximo primero de diciembre frente al grupo que representa al oficialismo y a los sectores que han mantenido durante más de dos décadas un ejercicio de poder deplorable para nuestra vida académica. Mi nombre, Rafael Rasse, optando a la presidencia de APUDO Núcleo de Sucre, encabeza la lista del equipo que los factores democráticos hemos construido sobre la base de un compromiso por un gremio mejor, por un gremio eficaz, comprometido con la condición docente y no con intereses personalistas o sectarios.

La Unidad Democrática de la Universidad Oriente tiene en mente desarrollar una gestión incluyente, sobre la consulta y el consenso, en la que todos los profesores tengamos la garantía de que nuestra Asociación de Profesores, además de agruparnos, velará por nuestros legítimos intereses y los defenderá. Una gestión que brinde apoyo a las iniciativas individuales, a planes y proyectos que mejoren nuestra calidad de vida y favorezcan a la universidad y a la comunidad en general.

En unidad buscamos la expresión genuina de una “Gestión Gremial para Todos”, que se fundamente en la autonomía universitaria como un valor indeclinable e irrenunciable, el reconocimiento del pleno derecho de los profesores contratados, la firmeza en la defensa del cumplimiento de los lapsos para la apertura de los concursos por oposición, la promoción de programas destinados a resolver la necesidad de vivienda de nuestros agremiados, el diseño y desarrollo de una política de promoción para sostener una docencia e investigación de calidad, así como de una programación cultural diversa, constante y coherente con nuestra condición docente. Por último, y no por eso menos importante, aspiramos a la actualización y firma del Acta-Convenio entre la Asociación de Profesores (apudo) y la Universidad de Oriente.

¡UNIDOS CONSTRUIREMOS UNA GESTIÓN GREMIAL CON TODOS Y PARA TODOS!


martes, 4 de octubre de 2011

¿QUÉ PASÓ CON LAS MESAS DE TRABAJO?

Región, miércoles 28 de septiembre de 2011 / p. 14

Profa. Adriana Cabrera

Dpto. Filosofía y Letras

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El 27 de octubre del año pasado, el Núcleo de Sucre de la UDO fue sacudido por un violento disturbio. Nuestra universidad —así lo sentimos los udistas y una buena parte de la comunidad cumanesa— fue herida a traición por personas que, al parecer, eran miembros de nuestra propia Casa. El origen inmediato de ese caos no podía ser más sórdido, ni más demostrativo de los males que prosperaban bajo la mirada resignada, cuando no negligente y, en algunos casos, cómplice de quienes hacemos vida allí. A fin de cuentas, se trató de una pequeña turba saqueadora, delincuente y armada que, enardecida por el decomiso de unas botellas de licor (obtenidas del saqueo), arremetió contra personas, vehículos y edificaciones causando destrozos considerables. A casi un año de este ataque, todavía se aprecian las huellas de esa barbaridad en las puertas y ventanas del Instituto Oceanográfico y de la sede de la Asociación de Profesores. El evento, visto por una mirada poco examinadora, parecería grave, sin duda, pero puesto en el contexto de nuestra violenta ciudad no pasaría de ser una manifestación más del caos en el que vivimos desde hace tiempo entre cortes eléctricos, huecos, y demás vicisitudes del cotidiano desgobierno. Sin embargo, la reacción generada confiere otra perspectiva y revela que este asalto sin precedentes no es más que un síntoma de una enfermedad real y de gran magnitud.

Los profesores, actuando como gremio, es decir, en ese ejercicio de solidaridad que enaltece, dejaron de lado diferencias personales, profesionales e ideológicas y se abocaron multitudinariamente, desde la misma fecha del ataque, a un largo paro activo. Su presencia organizada, decidida y demandante resultó en presión que imprimió celeridad a la toma de medidas disciplinarias. No obstante, la suspensión de las actividades académicas rápidamente se reveló insuficiente como respuesta y dio paso a la organización de mesas de trabajo que comenzaron a escrutar la vida universitaria, la institucionalidad, la forma en que nuestra Casa ha venido funcionando y las circunstancias bajo las cuáles sus cimientos se han erosionado. En un reconocimiento de que estos brotes habituales de violencia, independientemente de su intensidad, respondían a un deterioro más general y más profundo, las mesas discutieron las condiciones de convivencia, la forma en que se administra la seguridad y la vigilancia, el estado y normalización de los espacios, las condiciones de trabajo y de ejercicio académico, así como lo relativo a los estatutos legales que rigen la vida universitaria. El resultado fue un documento de singular importancia para quien tenga la voluntad política de convertir esta universidad devastada en una universidad realmente saludable y promisoria. La universidad que hace tiempo deberíamos ser.

Los documentos elaborados, producto de esas jornadas, obra del compromiso preocupado, consecuente y disciplinado de quienes participaron en mesas de trabajo fueron entregados a la Junta Directiva de APUDONS, la cual quedó con el mandato –por decisión de la asamblea en pleno– de difundirlos y defenderlos ante las organizaciones, las autoridades, y ante toda la comunidad universitaria.

Desde entonces ha pasado un tiempo más que largo. Ha pasado el tiempo de la expectativa, de la esperanza y de la duda. Lo que fue un grito indignado, por obra de la inacción y la indiferencia a pesar de los reiterados reclamos que se han hecho por distintas vías, es hoy apenas un susurro.

Quienes fungimos como coordinadores de cuatro de las cinco mesas, participantes del grupo Udistas, procurando el cumplimiento de las resoluciones alcanzadas, enviamos comunicaciones a la junta directiva, preguntamos a sus representantes o los apremiamos en asambleas. Una comunicación del 18 de febrero de este año ya evidenciaba nuestra inquietud por la deficiente manera como se habían implementado los acuerdos para la difusión del trabajo de las mesas. Advertíamos: “No expresamos a usted este malestar por afán ocioso, sino porque nos compromete el papel que asumimos ante nuestros colegas cuando decidimos aceptar la tarea de coordinar las mesas.”

Ese compromiso se mantiene. Pronto iniciaremos otro semestre y es imperativo impedir que nuestra voz sea silenciada. Creo que es justo preguntar: ¿Qué pasó con las mesas de trabajo?

DE PARAÍSO A INFIERNO… AQUÍ MISMO

Miércoles 21 de septiembre de 2011 / p. 14

Prof. José Marcano Carpintero

Dpto. Currículo y Administración Educativa

marcanocarpintero@gmail.com

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No siempre la vieja sentencia “Todo tiempo pasado fue mejor” resulta aplicable a la realidad contemporánea. Por tanto, no puede considerarse una verdad absoluta. Sin embargo, en esta oportunidad creo muy conveniente aplicarla, y explico con algunos detalles mis razones. En una rápida pasada que hice en estos días por la otrora hermosa Plaza Ayacucho, caí en cuenta del verdadero estado de descomposición urbanística y arquitectónica en el que hemos ido sumergiéndonos paulatina e indolentemente desde hace ya un buen tiempo; eso sin contar, por supuesto, la descomposición de elementos de orden cultural e idiosincrásico, y, especialmente, de los valores ciudadanos, que los que tenemos el hábito de ver y anotar hemos ido apuntando en un ya largo rosario de pesares que anquilosan nuestra sociedad.

De pequeño recuerdo la Plaza Ayacucho como un espacio colorido y bullicioso pero impecable. Eran emblemáticos del sentido de ciudadanía cumanesa sus jardines cuidados, y la limpieza y brillo de sus pisos y de los mármoles del pedestal del Gran Mariscal. Implacables eran las autoridades en hacer cumplir las elementales normas de comportamiento público. A las seis de la mañana se cantaba el himno nacional y se izaban las banderas con una guardia de honor; a las seis de la tarde se hacía lo propio mientras se arriaban los pabellones. Todo aquel que estaba en los alrededores de la plaza debía guardar respeto a los símbolos patrios poniéndose de pie, deteniendo su marcha, descubriéndose la cabeza y manteniendo estricto silencio mientras durara el protocolo.

Durante el día los caminantes que portaban bolsas, los que iban en pantalones cortos o en camisetas sin mangas, debían bordear la plaza, nunca atravesar sus caminerías, so pena de ser detenidos por la policía, que mantenía una guardia permanente en los alrededores. Eran prohibidas las mascotas, las francachelas, los actos lascivos, los aspavientos y demás acciones en contra de las buenas costumbres. Era un espacio para el solaz familiar y para compartir entre amigos, conversar o simplemente admirar la fuente que alzaba sus brazos de agua incesantes, en diversos tamaños y colores, ante la admiración ingenua de grandes y la curiosidad de los más chicos.

Ya de adolescente, recuerdo que el ambiente rígido empezó a cambiar, el ambiente físico también. No obstante, se mantenía la pulcritud de los espacios, y cierto orden. Las tardes eran de absoluto esparcimiento, los jugadores de ajedrez se apostaban por horas en silentes y largas partidas, bajo el ritmo incesante del viento y de la fuente que dejaba manar sus chorros multicolores entre el verdor espeso de la arboleda que custodia al Mariscal.

Hoy la agradable Plaza Ayacucho parece solo una trinchera donde de vez en cuando, con encendido verbo, algunos dizque oradores se dan golpes de pecho y despotrican de viejos modelos políticos y hacen falsas promesas. Se ha convertido la vieja plaza en un lugar de citas baratas; en un bar abierto bajo la mirada broncínea e inerte del Abel de América; en el sitio ideal para acomodar los carros del chichero y del guarapero, justo al lado de la fuente que hoy luce seca y sin gracia.

La plaza central de la ciudad es el lugar donde los desocupados de oficio duermen sus siestas; donde los drogadictos y menesterosos pululan; lugar de donde los rateros, asaltantes y violadores han desplazado a los padres, temerosos de ser agredidos, dejando a otros el espacio que por derecho ciudadano nos corresponde. Y lo que más me sorprende de todo es el lugar en el que alguien ubicó una mesa de juego bien servida: una baraja, varias sillas, algunas botellas, los gritos propios del truco, todo a la sombra de un maltrecho arbusto, resquicio de las antiguas jardineras bien cuidadas, y a la vista -gorda- de las autoridades. Pasamos de un paraíso a un infierno ¿Cómo no decir que “Todo tiempo pasado fue mejor”?

UDISTAS: EL QUEHACER UNIVERSITARIO A CONTRACORRIENTE

Miércoles 07 de septiembre de 2011 / p. 14

Grupo UDISTAS

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La aparición de UDISTAS en 2003 marcó un hito en la vida del Núcleo de Sucre y, sin exagerar, podríamos decir que en la Universidad de Oriente. La universidad vivía una de sus más fuertes crisis, los docentes teníamos varios meses laborando sin recibir nuestro salario. Quienes después organizaríamos UDISTAS participamos, entonces, en la organización y conducción de los reclamos gremiales conjuntamente con la APUDONS. Desde nuestros comienzos en UDISTAS nos hemos empeñado en que prevalezca la coherencia entre la acción y el discurso, el fiel cumplimiento de la palabra dada, además del respeto por las ideas y por el trabajo de otras personas y grupos. Este espíritu se afianza en la convicción de que los intereses institucionales, sostenidos por el esfuerzo coordinado de todos los universitarios, verdadero lustre de nuestra Alma Mater, deben imperar por encima de los intereses personalistas. Por ello estimulamoslas iniciativas de lucha gremial del profesorado y de los otros sectores universitarios que propendan a elevar su calidad de vida, a garantizar sus derechos fundamentales manteniendo en alto el nombre de la Universidad de Oriente.

En gran medida, el grupo se ha constituido en punto de referencia del sector opositor en el Núcleo de Sucre, y en algunos casos de toda la UDO. Por eso ha mantenido una participación importante en elecciones decanales y del cogobierno del Núcleo. No hemos dejado, junto a colegas de otros Núcleos, de reclamar hechos tan poco democráticos como la no renovación de los representantes profesorales ante el Consejo Universitario -anomalía que ocurre desde el año 2008- o la no juramentación de la Junta Superior Universitaria.

Por esta participación crítica UDISTAS ha sido blanco de ataques directos e indirectos por parte de quienes, anclados de forma prolongada en posiciones de poder, pretenden acallar toda disidencia. Muchas veces nuestras denuncias no son rebatidas con ideas o argumentos sino desde la ruindad del chismorreo y el vituperio. Afortunadamente, son claras las responsabilidades de los desaguisados y atropellos que se cometen desde diferentes instancias de decisión.

En UDISTAS centramos nuestra atención y esfuerzos en tomar posición frente a las diferentes irregularidades en la vida universitaria porque creemos que la coherencia, la honestidad y el trabajo desinteresado son necesarios para alcanzar el bienestar común. Nos hemos involucrado especialmente en los asuntos gremiales por encima de las afinidades personales o políticas. Hemos mantenido una actitud de reclamo firme no sólo ante la actual directiva de APUDONS sino también ante la anterior. Hemos apoyado a la APUDONS en diferentes acciones de protesta y además planeado y ejecutado otras de manera independiente. Hemos actuado con diligencia y tenacidad en asuntos como la revisión de los estatutos y del reglamento electoral de la asociación.

En UDISTAS promovemos el trabajo planificado. Prevalece entre nosotros el espíritu de grupo y la crítica constructiva. Una larga historia política nos dice que para ser críticos tenemos que ser autónomos, y así tratamos de asumirlo. Los boletines, comunicados, volantes, pancartas, esta misma columna, en fin; todo el trabajo que desplegamos es autofinanciado. Esta circunstancia, si bien genera una desventaja material respecto a otros grupos políticos, contribuye a la autonomía mencionada.

La complicada situación que vivimos en el país, en la Universidad de Oriente y en nuestro Núcleo nos obliga a privilegiar las acciones grupales organizadas por encima de las actuaciones estrictamente individuales. La renovación de la Junta Directiva de APUDONS se producirá en los próximos meses y nosotros, UDISTAS, como grupo con base en nuestra constancia y esfuerzo tesonero, pero, sobre todo, como voceros de las múltiples deudas gremiales de las que nos hemos hecho eco, consideramos que es oportuno proponernos para dirigir el gremio: ¡a los electores la palabra!

¿DÓNDE ANIDA EL ESPÍRITU UNIVERSITARIO?

Miércoles 24 de agosto de 2011 / p. 14

Prof. José Rafael Díaz Ramos

Depto. Biología Marina, IOV

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Nuestra universidad muere de mengua ante la indiferencia de sus integrantes, de la ciudad y del país. Muchos afirman de manera simplista que es cuestión meramente presupuestaria. Sin embargo, no es así: con dinero no se resuelve la ausencia de ética, el oportunismo y el personalismo que medran en la institución -pienso esto mientras escucho las medias verdades de quien ha sido desleal y pretende nuestro apoyo-.

Cinco décadas de existencia no han sido suficientes para que se consolide una forma de actuar respetuosa a la normativa universitaria y al pensamiento del otro, condiciones imprescindibles para que la universidad cumpla cabalmente con su labor. Desafortunadamente, no hemos madurado lo suficiente para comprender que la dirección de los asuntos académicos, administrativos y gremiales debe ejecutarse basada en una planificación que permita alcanzar metas a mediano y largo plazo.

El apoyo a gestiones y a formas de gobierno caracterizados por una ejecutoria inmediatista cuyo único fin es mantener el poder a como dé lugar, nos hace responsables directos del fracaso de la institución. De nada sirven los arrebatos en los pasillos si a la hora de elegir a nuestras autoridades entregamos otro cheque en blanco a quienes no han cumplido con sus responsabilidades. De nada sirven las manifestaciones de indignación en las asambleas si luego con nuestro voto impedimos la aparición de formas diferentes de gobernar lo universitario.

Es difícil entender que quienes en ciertas ocasiones demuestran públicamente su inconformidad, apoyen, una elección tras otra, a las mismas personas y/o a los mismos grupos cuyas trayectorias después de una o varias gestiones tienen poco que mostrar en alcances positivos y mucho en incapacidad para gobernar. Prevalecen así los criterios poco universitarios: “me gusta” o “no me gusta”; a ese le conozco y me puede otorgar favores; y el “cuánto hay pa´eso”. Al momento de votar, olvidamos quién nos mantuvo contratados fuera de nómina por tantos años, quién nos obligó a trabajar más horas de las establecidas o en condiciones que violentaban el contrato colectivo, quién nos amedrentó para que apoyáramos una decisión arbitraria o a una persona que no estaba capacitada para ejercer un cargo, quién nos hizo esperar tantos años por el concurso de oposición, quién permite que los estudiantes decidan cuestiones en el Núcleo ignorando las instancias institucionales o los criterios profesionales, quién otorga equipos, permisos y becas, entre otras cosas, como si la universidad le perteneciera.

También olvidamos que una de las responsabilidades de quien ejerce un cargo es sentar opinión frente a las irregularidades y atropellos hacia otros miembros de la comunidad e informar a ésta sobre tales conductas, cuando ocurren. Es muy fácil salir de un Consejo Universitario, de Núcleo, de Escuela, o de una reunión gremial susurrando en voz baja las tropelías que se cometen. Se les hace saber a los allegados cuánta indignación se siente, pero no se enfrentan públicamente las arbitrariedades o negligencias de las autoridades. Es muy fácil ejercer un cargo, tragar grueso ante todos los desaguisados y luego “prender el ventilador” cuando estamos fuera de él. Estamos acostumbrados a aplaudir las denuncias post mortem.

Tampoco evaluamos si aquellos que hacen propuestas que todo el mundo quiere escuchar, se esfuerzan por ejecutarlas. El simulacro y la ilusión prevalecen sobre las críticas bien fundadas. Con rareza nos percatamos de lo falso de las exhibiciones bien administradas, de las apariciones e intervenciones de quienes tienen otros intereses subterráneos, de quienes no ejecutan pero se sienten con más derechos que todos… La experiencia de los últimos años no ha sido suficiente.

Todavía hay muchas piedras en el camino y la evolución requiere mucho tiempo. Tenemos el deber de fomentar la aparición de los espíritus críticos. Necesitamos la mesura y la humildad indispensables para reconocer los errores y asimilar sus enseñanzas. Nos falta mucho por aprender para hacer la universidad.

viernes, 19 de agosto de 2011

¿Qué es un profesor contratado fuera de nómina?



Miércoles 17 de agosto de 2011 / p. 14

Prof. Reinaldo Cardoza Figueroa
Dpto. de Currículo y Administración Educativa
reycard@gmail.com
http://udistasns.blogspot.com

La interrogante que da título a este texto es, casi de manera exclusiva, la primera expresión de aquellos a quienes digo cuál es mi condición laboral en la Universidad de Oriente. ¿Fuera de nómina?, y en los rostros se mezclan extrañeza e incredulidad, como que estuviese contando una historia que yo mismo me inventé para vacilarlos. De inmediato, debo sacar mi cara más dura, más seria, de modo que me ayude a convencer a mi interlocutor (sea quien sea). En el fondo los entiendo; la construcción «contratado fuera de nómina» parece encerrar, en sí misma, una absurda paradoja que no me detendré a analizar acá. Un estar como que no se estuviese. Un limbo administrativo sin garantías y ningún beneficio, pero con muchas exigencias y obligaciones. Un pertenecer al centro y también un ubicarse fuera. Así, tengo ante mí al incrédulo oyente que me interroga, esperando una respuesta.
Como buen didacta, doy paso a mi explicación: un profesor fuera de nómina suele ser un joven profesional con título universitario que aún cree en la Academia y participa en un concurso de credenciales en la UDO por el cargo de profesor instructor. Una vez que resulta ganador, comienza en su trabajo. En algún momento, cuando la situación apremia, cae en la cuenta de que no recibe remuneración alguna y de que nadie le habla de pago. Inicia entonces, casi sin saberlo, una especialización en relaciones públicas y una maestría en burocracia universitaria. De modo que al cabo de unas semanas descubre que está fuera de nómina (algo así como el segmento E de la escala universitaria) porque no tiene «código cargo», y, además, que hay quienes han pasado 3, 4, 5… años esperando; que deberá recibir su pago a través de un cheque y no en una cuenta bancaria; que la emisión del cheque depende de decenas de departamentos; que todas cometen errores y más errores en los trámites; que ‘nadie’ sabe algo y ‘ninguno’ da una respuesta certera; que unas veces no han llegado los recursos y otras no alcanzó para toda la plantilla fuera de nómina; que no hay quien firme o quien tenía que hacer el papeleo tiene un orzuelo; que al final, si tiene suerte, va a recibir su papelito (tal vez por el monto incompleto) de madrugada, amaneciendo un 24 de diciembre o a mitad de agosto, cuando ya los otros han disfrutado una y mil veces de aguinaldos y bonos vacacionales con aumentos, homologaciones, bonos compensatorios, primas. Como si esto fuese poco, reconoce que ha perdido el derecho a enfermarse, porque no tiene seguro médico, tampoco seguro social obligatorio, ni otros beneficios contractuales o de ley; casi está considerando olvidar su condición humana.
La persecución del cheque y la espera del fulano «código cargo» se convierten en dos móviles de su vida profesional. La una porque también de pan vive el hombre; la otra porque en la espera hay una promesa de un futuro mejor. A los malabares propios de un docente universitario para sobrevivir -rindiendo un sueldo ínfimo para satisfacer todo el amplio abanico de necesidades personales, de su grupo familiar y las exigencias de la Academia- hay que sumar las llamadas a funcionarios maleducados, visitas a mal encarados coordinadores y jefes (con sus excepciones, que también las hay), la preguntadera por los números y fechas de los oficios. Al final uno se convierte en un fastidioso profesional, en un incómodo espontáneo… También en mártir. Y esto es, quizá, lo más lamentable.
Mis interlocutores oyen sin interrumpir. No dejan de mostrarse incrédulos, pero ya no por mí, sino porque no conciben que una cosa así pueda pasar en lo que alguna vez fue La casa más alta. Generalmente, una expresión jovial ilumina sus rostros y me sueltan sin remordimientos lo que para ellos es la solución: ¡Carajo, chico! ¡Búscate otro trabajo!

¿Excelencia de 75%...o de menos?



Miércoles 10 de agosto de 2011 / p. 14

Prof. José Malavé M.
Dpto. Filosofía y Letras
udistasns@gmail.com
http://udistasns.blogspot.com


A mediados de julio el Consejo Universitario de la UDO suscribió un acuerdo (CU-Nº001/2011) en el que, tratando de remediar el retardo en la culminación del semestre I-2011 en el Núcleo de Sucre, y de equilibrarlo con la programación de los otros Núcleos, decide la finalización de dicho semestre para el 16 de agosto, y que “se logre cubrir por lo menos el 75% del contenido de las asignaturas correspondientes”. He aquí los elementos que me impulsan a formular la reflexión que espero ofrecer en este artículo.
En considerandos sucesivos arguye el CU que la situación que se intenta afrontar “afecta el rendimiento y la feliz culminación de sus actividades a quienes constituyen la razón de ser de la Universidad, que son sus estudiantes”, y que se trata de “velar por la buena marcha de las actividades propias de la Universidad, en aras de alcanzar la excelencia y por lo tanto la calidad de la enseñanza”.
Decide el CU sobre una materia que evidentemente le compete. Suponemos que este acuerdo tiene como base un pronunciamiento ante la propuesta de prórroga del semestre que, según la información que circuló antes, había sido aprobada en el Consejo del Núcleo de Sucre.
Presentado este panorama, me pregunto qué es lo que está en juego. O mejor: ¿A qué excelencia o calidad se alude? ¿Es el interés en la formación de los estudiantes, nuestra “razón de ser”, lo que verdaderamente se atiende? ¿Qué es más importante: cumplir con la labor educativa, así esto implique rehacer programaciones, o cumplir con las pautas administrativas de un calendario?
Por supuesto, en este espacio es imposible analizar con profundidad aspectos tan problemáticos como los contenidos en tales interrogantes. No obstante, puntualizaré algunas consideraciones.
Soy de la apreciación de que nuestro Núcleo de Sucre y la Universidad de Oriente toda se han convertido en agentes de la medianía o, expresado de forma más fuerte, de la mediocridad. Y que conste que esto no es un problema ni de derecha ni de izquierda, ni de cuarta ni quinta república (esas derruidas, aunque usadas a conveniencia, denominaciones a las que algunos siguen prendados.)
La lógica y la actitud del “más o menos” (como le digo a mis alumnos) ha imperado desde hace mucho tiempo entre los universitarios, seamos autoridades, profesores, estudiantes, empleados y obreros (también es así en gran parte de la sociedad venezolana).
No es precisamente la razón de la excelencia la que por años nos mantiene en semestres de 13 o 14 semanas, cuando en los años 80 se fijaban semestres de 18 semanas (ver resoluciones CU-Nº02181 o 011-37), ni la que parece privilegiar la realización de intensivos (que, hasta donde entiendo, son periodos complementarios), como si la regularidad académica, es decir, el cumplimiento de los semestres no fuera lo importante. Cuando la programación no toma en cuenta los días de clases efectivamente perdidos (no por culpa de los profesores, a menos que se consideren nuestros reclamos como ilegítimos) y se fijan lapsos que coaccionan a docentes y alumnos a “finalizar” a como dé lugar, ¿no estamos “institucionalizando la piratería”?. Cerrar un semestre, para “cuadrar” un calendario o una programación, con una medida como la del 75%, no creo que sea diferente (por ejemplo, ¿cómo se aborda con esta pauta un Curso Especial de Grado?)
Me perdonan las autoridades universitarias y los representantes profesorales y estudiantiles (tanto del CU como del CN de Sucre), pero habría que preguntarse en qué medida, con decisiones o actitudes como las indicadas, se beneficia verdaderamente a la academia.
Veo con horror (el mismo aducido en artículo de esta misma columna del 14/09/2010) que ha llegado a ser “normal” que nuestros bachilleres egresen sin haber cursado asignaturas como matemática, química, física o biología. Una colega me comentó que no pedía monografías a sus estudiantes porque, como todos se copian de internet, no iba a perder su tiempo en eso…
¿De qué excelencia y calidad de la enseñanza hablamos?