LA ASAMBLEA
Dice un viejo refrán que todo es según el color del cristal con que se mire. Al lado de eso a los humanos nos gusta interpretarnos como seres particularísimos, lo que significaría, en la clave del refrán, que todos tenemos, y nos gusta tener, nuestro propio color para teñir nuestra realidad. Pero la vida en común nos obliga en ocasiones a mirar el mundo con el color del otro. Por empatía o por conveniencia, nos quitamos nuestros anteojos y miramos la realidad con otros ojos. En otros momentos la realidad se impone de tal manera que impide las coloraciones. La realidad es como es. No podemos decir que es de otra manera.
Un ejemplo de esto último es lo que vimos los profesores que asistimos a la asamblea que APUDONS convocó el miércoles 26/05/2010 en las instalaciones del Teatro María Rodríguez. Vimos al Decano del Núcleo de Sucre enumerar, en el tono cansado de las personas que sienten que aran en el desierto, las peripecias que tuvo que realizar para enfrentar solo (o casi solo) el drama que vivió nuestro Núcleo a raíz del (conocido entre nosotros, pero desconocido para la región y el país) incendio de los depósitos de Química y Biología.
El Decano resintió claramente la falta de apoyo del gobierno central, estadal y municipal, la indiferencia de los organismos públicos que deberían ser garantes del funcionamiento pleno de las universidades, la desaparición de los proveedores, la falta de solidaridad de la comunidad universitaria, el exiguo aporte del rectorado frente a la necesidad de la emergencia… Destacó, por ejemplo, la hipocresía en las palabras del gobernador, Enrique Maestre, cuando le dijo frente al Ministro de Interior y Justicia: "Caramba, Senior, si tú me lo hubieras dicho antes, desde hace tiempo que hubieras tenido ese dinero".
En algún momento el discurso del Decano se hizo menos descriptivo para convertirse en una reflexión. La universidad está fallando en algo, dijo, no puedo entender la indiferencia del pueblo. Vio en estos últimos meses la realidad universitaria a la cara.
El Decano refirió una contaminación histórica, reconoció desorden, admitió desvinculación con el funcionamiento rutinario de la universidad (existencia de aires acondicionados, materiales de laboratorio, reactivos, dotación de aulas, limpieza de baños, etc.), resintió malas intenciones, se sintió impotente ante el poder de los gremios, expresó su inconformidad con la manera cómo los universitarios vivimos la universidad.
Más adelante, en las intervenciones, alguien concluyó que el evento obligó a reconocer las precarias condiciones del Núcleo, la indiferencia de las instituciones del Estado y la falta de estrategias para llevar el problema de la universidad al pueblo como vía para presionar a las instituciones. Fueron palabras aplaudidas, describieron una realidad. No hay manera de negarlo.
No desconocemos la importancia de que APUDONS haya abierto una ventana para que el doctor Senior expusiera su experiencia durante el siniestro, sobre todo cuando la inmensa mayoría de la comunidad universitaria lo vivió desde el temor, desde el rumor, desde la desinformación. No abundaron, ni mucho menos, los pronunciamientos oficiales. Ante este grave hecho los mecanismos institucionales debieron haberse activado para que la comunidad universitaria no se desperdigara ante la ausencia de su rector, de su consejo universitario, de su decanato, de los directivos de las diferentes escuelas y jefes de departamentos. No sólo el Decano se sintió desasistido en estos últimos meses. La universidad toda, no Cerro Colorado, sino la gente que la conforma, estaba aislada. A todos nos falló la institución. Fue importante el llamado a recibir información de primera mano, aunque haya sido malamente presentado como una necesidad pragmática frente a la inminencia del reencuentro con los estudiantes. Casi como un curso inductivo.
Particularmente, a todos nos falló nuestro gremio. Hay que decir que, aunque se trataba de una asamblea de profesores, no hubo una posición del gremio. Resultó chocante escuchar de un dirigente gremial que regresaremos a clases porque debemos sentirnos mal por estar cobrando un sueldo sin trabajar. ¿Qué concepción se tiene de lo universitario?
Llamó la atención la cantidad de intervenciones que aseguraron que la universidad no se detuvo completamente, funcionó lo administrativo, funcionaron los postgrados, las asesorías funcionaron en los espacios más disímiles, los investigadores trabajaron en sus investigaciones mientras se trataba de recuperar las condiciones de trabajo.
No podemos dejar de mencionar la cantidad de voces, al micrófono y desde las sillas, que reclamaron información, seguridad en las condiciones de trabajo. Preguntas concretas sobre particulares espacios de trabajo dejaron de ser respondidas. Los informes sobre los resultados de las pruebas no estuvieron a disposición del auditorio.
Por supuesto, y no podía ser de otra manera, porque se había llamado a una asamblea de profesores, se levantaron voces para reclamar seguridad laboral ante la inminencia del retorno a clases. Algunas de esas intervenciones fueron catalogadas de "políticas" en un intento por descalificarlas. Se sugirió que no había derecho a protestar porque hemos aceptado por larguísimo tiempo pésimas condiciones de trabajo. Aunque extremista, también en esa intervención había un componente de verdad que no se puede ocultar. Lo cuestionable es que no se escuche la opinión del disidente., aún cuando sabemos que no hay forma de matizar la situación para hacerla aparecer diferente a lo que es.
Muchas intervenciones marcaron un límite entre los colaboradores, amigos, adeptos, fieles al Decano y un resto al que aparentemente no le importa el Núcleo: aprovechadores, críticos a ultranza, "políticos". La misma segregación de siempre. La separación que no permite que salgamos del estado de cosas en la que estamos.
La universidad está fallando en algo, piensa el Decano. ¿No es evidente el error?
Puede resultar positivo que de vez en cuando cambiemos el color de nuestro lente o veamos la realidad a la cara.
UN TALIBÁN EN LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
El cerco presupuestario con el que se intenta torcer la voluntad de la comunidad universitaria se cierra año tras año. Con la figura del "recorte" presupuestario -convertido en un leitmotiv en el argot administrativo- a las universidades públicas se les niega un presupuesto acorde con sus necesidades de investigación, docencia y extensión. El gobierno nacional pretende que el profesorado universitario también consienta la política del "recorte". Con sueldos deficitarios los docentes no pueden cubrir los apremios más elementales, traducidos en adquisición y mantenimiento de vivienda, salud, alimentación, transporte, y menos aún, gastos por concepto de actualización, entre otros. Para el gobierno nacional las normas de homologación son tabú en las discusiones con los gremios.
La situación esbozada en el párrafo anterior es de dominio público. Los profesores, quienes perciben y viven en carne propia el deterioro de su nivel de vida, están conscientes de que el mísero estipendio percibido y la galopante inflación son las variables del empobrecimiento sofocante que se saborea día tras día. ¡No es secreto ni blasfemia! Sin embargo, como un hecho fortuito, el actual ministro de Educación Universitaria monta en cólera cuando los profesores universitarios reclaman con justicia mejoras salariales. Este señor, según docente universitario, no admite nuestros reclamos en materia salarial. Con despotismo, arroja señalamientos acerca de nuestro supuesto rechazo a atender matrículas multitudinarias, alegando, además, que las universidades no ofertan la cantidad suficiente de cupos, mientras mantienen espacios físicos ociosos. Implícitamente, en el escaso y manipulador razonamiento del ministro se puede inferir que los docentes universitarios somos FLOJOS, por lo tanto no merecemos un sueldo digno.
Con tan desasistido juicio de valor, da la sensación de que el señor ministro aún no ha asumido su rol institucional al frente del despacho: aparte de asegurar los medios para que se dé una educación de calidad, también debe ser garante de que los responsables de hacer posible esa educación de calidad gocen de un nivel de vida aceptable. Entonces el ministro Ramírez, en lugar de ser un apoyo moral fundamental para el conglomerado universitario, se erige en el principal enemigo de la academia: descalifica, insulta, evade el diálogo, no recibe los pliegos de peticiones. En síntesis, rechaza cualquier espacio para la consulta y la negociación.
El comportamiento iracundo del ministro con los profesores universitarios deja en evidencia la intención de estrangular -cabría utilizar "expropiar"- el subsistema de educación universitaria para crear uno a imagen y semejanza del llamado "socialismo del siglo XXI". Su actuación, que consiste en cumplir los mandatos de su "comandante presidente Hugo Chávez Frías", tergiversa la esencia de la investidura del representante gubernamental encargado de velar por ese asunto nacional fundamental, la educación universitaria; parece que sólo está al servicio de la adulación para mantener su status político, más que atender y satisfacer las necesidades y las exigencias del sector universitario en general, y de los docentes, en particular.
Los profesores universitarios no podemos seguir aceptando esa actitud soberbia e intransigente, además de grosera e irrespetuosa. Debemos incorporarnos a los movimientos para vencer las sombras, independientemente del color que tengan. Tener espíritu libre es una de las características del "ser universitario", sin aceptar ataduras económicas, políticas y/o ideológicas.
UDO Sucre...mil necesidades
Por Juan Azócar (Tomado de aporrea.com)
Después de dos meses de inactividad forzada, el Núcleo de Sucre de la Universidad de Oriente abre sus puertas este lunes 31 para recibir la alegría de su componente vital, como es el estudiantado. Dos largos meses en los cuales predominó la incertidumbre y la búsqueda de gestos y manos solidarias por parte de sus autoridades. Dos meses y una semana, que pudo ser menos tiempo y pérdidas, luego del incendio de un depósito de reactivos químicos.
No es cualquier cosa que una institución universitaria permanezca paralizada de esa manera por dos meses, y peor aún que sea después de este tiempo y luego de incansables solicitudes que las autoridades dirigentes de la educación superior se apersonen, seguramente para levantar un informe y procurar la solución del problema. Lo cierto es que hemos estado en presencia de una autoridades, encabezadas por su decano William Senior, que tocando puertas aquí, allá y más allá. Pellizcando recursos y seguramente con una deuda pendiente, el Núcleo con el cual nació la UDO reinicia sus actividades.
Es indudable que de lo ocurrido queda un sabor amargo y una gran experiencia. Queda al desnudo una realidad que está a la vista para evidenciar una larga lista de preocupaciones, necesidades e interrogantes. Ha sido un Núcleo subestimado y descuidado. En buena medida su crecimiento ha estado a la buena de dios y en espera de un gobierno que lo valore en sus justos términos. Hasta ahora es poco el aporte de quienes han desfilado en los equipos rectorales, desde su fundación. Y de quienes han sido gobierno regional y local, menos, aun cuando sean sus egresados. El crecimiento académico y de su infraestructura se quedó en el pasado, para una convivencia actual de más de 17 mil estudiantes.
La mejor muestra de la desidia e irresponsabilidad gubernamental es una biblioteca que ya cumple los 25 años y aún no se culmina. A la vez es un ejemplo de la pérdida de capacidad de lucha de quienes conformamos la comunidad universitaria. En el Núcleo de Sucre de la UDO se siguen dictando prácticamente las mismas carreras y en las mismas edificaciones con las cuales inició sus actividades hace ya cinco décadas. De manera que este lamentable accidente coloca a los udistas de Sucre frente a un reto transformador y revolucionario. A partir de este lunes 31-5-2010, la única opción es luchar organizadamente y unidos para reiventarlo, y hacerlo respetar, porque en cada rincón de este estado resuella y palpita el cariño y agradecimiento por Cerro Colorado. Esto, que ha sido un revés, hay que convertirlo en victoria.
UN TALIBÁN EN LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
El cerco presupuestario con el que se intenta torcer la voluntad de la comunidad universitaria se cierra año tras año. Con la figura del "recorte" presupuestario -convertido en un leitmotiv en el argot administrativo- a las universidades públicas se les niega un presupuesto acorde con sus necesidades de investigación, docencia y extensión. El gobierno nacional pretende que el profesorado universitario también consienta la política del "recorte". Con sueldos deficitarios los docentes no pueden cubrir los apremios más elementales, traducidos en adquisición y mantenimiento de vivienda, salud, alimentación, transporte, y menos aún, gastos por concepto de actualización, entre otros. Para el gobierno nacional las normas de homologación son tabú en las discusiones con los gremios.
La situación esbozada en el párrafo anterior es de dominio público. Los profesores, quienes perciben y viven en carne propia el deterioro de su nivel de vida, están conscientes de que el mísero estipendio percibido y la galopante inflación son las variables del empobrecimiento sofocante que se saborea día tras día. ¡No es secreto ni blasfemia! Sin embargo, como un hecho fortuito, el actual ministro de Educación Universitaria monta en cólera cuando los profesores universitarios reclaman con justicia mejoras salariales. Este señor, según docente universitario, no admite nuestros reclamos en materia salarial. Con despotismo, arroja señalamientos acerca de nuestro supuesto rechazo a atender matrículas multitudinarias, alegando, además, que las universidades no ofertan la cantidad suficiente de cupos, mientras mantienen espacios físicos ociosos. Implícitamente, en el escaso y manipulador razonamiento del ministro se puede inferir que los docentes universitarios somos FLOJOS, por lo tanto no merecemos un sueldo digno.
Con tan desasistido juicio de valor, da la sensación de que el señor ministro aún no ha asumido su rol institucional al frente del despacho: aparte de asegurar los medios para que se dé una educación de calidad, también debe ser garante de que los responsables de hacer posible esa educación de calidad gocen de un nivel de vida aceptable. Entonces el ministro Ramírez, en lugar de ser un apoyo moral fundamental para el conglomerado universitario, se erige en el principal enemigo de la academia: descalifica, insulta, evade el diálogo, no recibe los pliegos de peticiones. En síntesis, rechaza cualquier espacio para la consulta y la negociación.
El comportamiento iracundo del ministro con los profesores universitarios deja en evidencia la intención de estrangular -cabría utilizar "expropiar"- el subsistema de educación universitaria para crear uno a imagen y semejanza del llamado "socialismo del siglo XXI". Su actuación, que consiste en cumplir los mandatos de su "comandante presidente Hugo Chávez Frías", tergiversa la esencia de la investidura del representante gubernamental encargado de velar por ese asunto nacional fundamental, la educación universitaria; parece que sólo está al servicio de la adulación para mantener su status político, más que atender y satisfacer las necesidades y las exigencias del sector universitario en general, y de los docentes, en particular.
Los profesores universitarios no podemos seguir aceptando esa actitud soberbia e intransigente, además de grosera e irrespetuosa. Debemos incorporarnos a los movimientos para vencer las sombras, independientemente del color que tengan. Tener espíritu libre es una de las características del "ser universitario", sin aceptar ataduras económicas, políticas y/o ideológicas.
UDO Sucre...mil necesidades
Por Juan Azócar (Tomado de aporrea.com)
Después de dos meses de inactividad forzada, el Núcleo de Sucre de la Universidad de Oriente abre sus puertas este lunes 31 para recibir la alegría de su componente vital, como es el estudiantado. Dos largos meses en los cuales predominó la incertidumbre y la búsqueda de gestos y manos solidarias por parte de sus autoridades. Dos meses y una semana, que pudo ser menos tiempo y pérdidas, luego del incendio de un depósito de reactivos químicos.
No es cualquier cosa que una institución universitaria permanezca paralizada de esa manera por dos meses, y peor aún que sea después de este tiempo y luego de incansables solicitudes que las autoridades dirigentes de la educación superior se apersonen, seguramente para levantar un informe y procurar la solución del problema. Lo cierto es que hemos estado en presencia de una autoridades, encabezadas por su decano William Senior, que tocando puertas aquí, allá y más allá. Pellizcando recursos y seguramente con una deuda pendiente, el Núcleo con el cual nació la UDO reinicia sus actividades.
Es indudable que de lo ocurrido queda un sabor amargo y una gran experiencia. Queda al desnudo una realidad que está a la vista para evidenciar una larga lista de preocupaciones, necesidades e interrogantes. Ha sido un Núcleo subestimado y descuidado. En buena medida su crecimiento ha estado a la buena de dios y en espera de un gobierno que lo valore en sus justos términos. Hasta ahora es poco el aporte de quienes han desfilado en los equipos rectorales, desde su fundación. Y de quienes han sido gobierno regional y local, menos, aun cuando sean sus egresados. El crecimiento académico y de su infraestructura se quedó en el pasado, para una convivencia actual de más de 17 mil estudiantes.
La mejor muestra de la desidia e irresponsabilidad gubernamental es una biblioteca que ya cumple los 25 años y aún no se culmina. A la vez es un ejemplo de la pérdida de capacidad de lucha de quienes conformamos la comunidad universitaria. En el Núcleo de Sucre de la UDO se siguen dictando prácticamente las mismas carreras y en las mismas edificaciones con las cuales inició sus actividades hace ya cinco décadas. De manera que este lamentable accidente coloca a los udistas de Sucre frente a un reto transformador y revolucionario. A partir de este lunes 31-5-2010, la única opción es luchar organizadamente y unidos para reiventarlo, y hacerlo respetar, porque en cada rincón de este estado resuella y palpita el cariño y agradecimiento por Cerro Colorado. Esto, que ha sido un revés, hay que convertirlo en victoria.