martes, 25 de mayo de 2010

TAL Y COMO ERES


OPINIÓN/ 08/06/2010 – Pág.14
Pensamos en la universidad como el espacio del conocimiento, de la claridad, de la alegría, el espacio imprescindible para que los pueblos encuentren orientación en el presente y hacia el futuro. Y tiene que ser así. El himno de la UCV lo expresa con certeza: “la casa que vence las sombras con su lumbre de fiel claridad”; los usbistas cantan su Canción del Futuro donde aseveran que su vida “es llama y esperanza, es luz, alegría y florecer”; los udistas afirmamos que “estudiamos la luz de la aurora para hacer una lámpara fiel”; en todos estos cantos lo substancial es la necesidad de expresar la idea de que la universidad tiene una función social que la fundamenta: iluminar la vida de los hombres.
Esta idea implica otra, tan antigua como las universidades mismas: que la universidad y el humanismo mantienen entre sí lazos indiscutibles, tanto que debería sonar ocioso discurrirlos. Pero a veces es necesario volver sobre lo obvio, especialmente cuando suceden accidentes (históricos o puntuales) como los que nos preocupan en la actualidad. Vivimos una época de segregación; no es necesario dar ejemplos específicos, la realidad se nos impone. Nos sentimos segregados, ya sea porque suframos la segregación o porque automáticamente actuemos desdeñando, discriminando, apartando o apartándonos a raíz del conocimiento que creemos tener de los otros.
Cuando el hombre medieval entendió que no necesitaba estar sujeto a la omnipresencia dogmática y que, por el contrario, era necesario explorar el camino de la libertad en el uso de la propia razón, nació la universidad renacentista. Desde entonces la universidad ha crecido alrededor de valores universalistas: la libertad de pensamiento, la búsqueda de una ética universal para el ejercicio del conocimiento, en particular de la ciencia y la técnica, en el marco del respeto a la persona humana.
Pero la historia nos ha enseñado que el humanismo abstracto no es suficiente para garantizar la perduración de los valores universales. Hace falta la institucionalización de un conjunto de valores que permitan apoyar la conciencia de que vivimos en un mundo que nos pertenece a todos, y que la segregación y el irrespeto por lo diferente son sólo muestra de miedo, de atraso, y de ignorancia. Algunos autores ya hablan de la necesidad del nacimiento de un “humanismo político” y reservan esa tarea a la universidad. La labor no es poca cosa; implica un quehacer de actualización, de síntesis del conocimiento de nuestro tiempo, imprescindible para quienes aspiran dirigir el futuro.
Cuando en 1933 Karl Jaspers le preguntó al también filósofo Martín Heidegger cómo era posible que un hombre inculto como Hitler gobernara Alemania, Heidegger le respondió: “La educación es algo totalmente indiferente. Vea usted sus maravillosas manos”. Los biógrafos del autor de El Ser y el Tiempo y los heideggerianos, multiplicados por el mundo, han esgrimido cualquier tipo de argumentos para justificar una posición política que niega el fundamento de su análisis y las consideraciones éticas que de ella se desprenden. Pero lo cierto es que Heidegger se adhirió total y fielmente a Hitler; sustituyó a su maestro Husserl, filósofo de ascendencia judía al frente de la universidad de Friburg; seleccionó como docentes a miembros del partido nazi; organizó grupos paramilitares en el estudiantado alemán, adiestrándolos en una filosofía basada en una comunidad racial; desconoció la elección de decanos por elecciones profesorales, adjudicándole tal potestad sólo al “Rektor führer”; permitió la segregación de pacifistas, marxistas, homosexuales y, por supuesto, judíos, del disfrute de los beneficios de la universidad; y, en suma, justificó con la aplicación de sus conceptos el estado de cosas del nacionalsocialismo.
Esta actuación hizo imposible estudiar su obra sin reservas, pero contradictoriamente no es posible prescindir del estudio de su aporte al humanismo. Aunque Heidegger ha sido criticado duramente, cuenta entre sus adherentes a innumerables teóricos contemporáneos de indudable importancia.
Con seguridad la actuación de Heidegger, salvando las distancias teóricas, puede ser comparada a la de personas que, en posiciones de poder, no tengan una visión humanista a la vez que política del mundo. Son personas que pueden desviar para mal, y por ignorancia, el rumbo de la historia. Confiamos que la diferencia se imponga para salvarnos de ello.
Aunque Heidegger nunca se retractó de sus acciones una mujer muy diferente a él, Hanna Arend, muy joven, estudiante, judía, quien se convirtió en símbolo y conciencia moral contra el nazismo al entender lo político desde la acción, desde el discurso y en la promoción de los espacios públicos para la pluralidad, recibió estas palabras del filósofo alemán en una carta de amor: “Queridísima!. Por suerte, a ti -tal y como eres y seguirás siendo con tu historia- así es como te quiero…tu Martin. ”
Profa. Graciela Acevedo
udistasns@gmail.com
http://udistasns.blogspot.com/

miércoles, 19 de mayo de 2010

DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS: UNIVERSIDAD Y UNIVOCIDAD




REGIONALES/19/05/2010 – Pág. 6

Cada quien piensa el país desde sus circunstancias, si bien no exclusivamente individuales, sí desde la perspectiva de una pertenencia social. Soy una profesora de teoría literaria y literatura, y madre, hija, esposa, hermana, amiga, confidente, equilibrista, ciudadana, testigo, nunca militante, pero sí, en ocasiones, culpable… A mi alrededor fluye la vida en un concierto intensamente disímil, marcado por la diferencia de la gente y de las cosas, por el paso que no acompasa. Uno de los aspectos que me resulta más estimulante de mi trabajo es, precisamente, la reunión de este concierto desigual en un aula: es profundamente provocador, y he amado mucho a mis alumnos más rebeldes, a los indóciles… Quiero pedir disculpas al lector por esta entrada excesivamente personal, pero me parecía importante dejar sentada la perspectiva: hay un punto en el que los asuntos del país, de la universidad, de la sociedad, dejan de pertenecer al ámbito de la ajenidad, para pasar a formar parte de la órbita personal. Atraviesan el tamiz diferenciador de la individualidad. Sin embargo, este hecho no despoja su entender de una resonancia política, tanto más en cuanto se orienta a un colectivo. Yo me dirijo a la comunidad universitaria. Mis ideas aparecerán, pues, dominadas por el peso de esa cosa viva que es el lenguaje, mi vocación. En la literatura la uniformidad significa muerte, simbólica y literalmente. El lenguaje siempre será el talón de Aquiles de los uniformadores. Quien está cerca de él lo sabe. Sólo una mente muy simple (o un alma muy corrompida) puede concebir que el lenguaje y el pensamiento puedan ser uniformados. Esta es la lección de Mijail Bajtin. Permítanme referirme brevemente a su vida porque ilustra, gráficamente y con dolor, el punto.
En la etapa más prolífica e innovadora de su producción, el teórico y filosofo del lenguaje sufrió exilio interno en la Rusia estalinista, acusado de tener creencias religiosas. Sufrió destierro en Siberia, fue condenado a ejercer puesticos grises para sobrevivir, se le prohibió publicar, apenas se le permitió ejercer la docencia y, finalmente, se le negó el doctorado. Ahora bien, Bajtin comparte, junto a un reducidísimo grupo de teóricos modernos, el privilegio de haber cambiado el curso del pensamiento sobre la literatura. Allí donde Bajtin fue leído las miradas cambiaron. ¿Qué había en su pensamiento que molestó tanto a este régimen de hierro? Ideas como esta: “toda palabra concreta… encuentra siempre un objeto hacia el que orientarse, condicionado ya, contestado, evaluado, envuelto en una bruma que lo enmascara; o, por el contrario, inmerso en la luz de las palabras ajenas que se han dicho acerca de él.... La palabra orientada hacia su objeto entra en ese medio agitado y tenso, desde el punto de vista dialógico, de las palabras, de las valoraciones y de los acentos ajenos; se entrelaza en complejas relaciones, se une a algunos, rechaza a otros, o se entrecruza con los demás; todo eso modela sustancialmente la palabra” (Teoría y estética de la novela).
Y la palabra es la libertad gozosa del pensamiento. Hay que tener temor profundo del otro para pretender liquidar la dimensión humana de la diversidad. Hay que tener desprecio profundo del pensamiento de los estudiantes y profesores para pretender instaurar un pensum que lo mutile. Que pretenda engrillar al otro con una estructura de pensamiento única, sea cual sea el signo. Hay que apostarle a la muerte… del otro, por supuesto.
La universidad debe ser renovada y revisada por los que hacemos vida en ella. Y se debe partir desde lo que nuestra universidad tiene que decir y proponer, tanto como desde lo que calla y asume. En nuestro caso particular, me refiero al hecho de la forma concreta en que defiende (¿defiende?) el principio de autonomía, al doble discurso que maneja sobre la inserción comunitaria cuando no dice una palabra sobre esta ciudad de bibliotecas cerradas, cuando asume un silencio genuflexo frente a la campaña de violencia con que las “guerrillas comunicacionales” pretenden secuestrar a los estudiantes más jóvenes, cuando se hace sorda y muda frente a la amenaza del Ministro Edgardo Ramírez de un pensum único, uniforme, muerto. No puedo aceptar las gríngolas ni el arreo de mula que pretenden ponerle al pensamiento ni a las palabras. “La pluma es la lengua de la mente”, decía el Quijote. Nada más cierto. Y la mente habla, susurra, pero no se calla.
Bajtin escribió un libro impresionante que sería su tesis para el doctorado que le negaron, La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. Este hombre valiente, cercado por el muro de silencio que erigía a su alrededor el régimen stalinista, abogaría por la risa, ese carnaval del alma en el cual el hombre teje las redes sociales más críticas. Voltea el mundo para mostrarnos que somos, cada uno con nuestras diferencias, puntos en el entramado diverso de la vida. Nuestra universidad es y debe seguir siendo la que “vierte su Orinoco de luz torrencial”. En el país de la eterna oscuridad sólo viven los monstruos.
Profa. Adriana Cabrera

jueves, 13 de mayo de 2010

LOS FRUTOS DE LA SUMISIÓN POLITICA EN EL NÚCLEO DE SUCRE




COMUNIDAD/12-05-2010. pag. 13

La identificación política del Núcleo de Sucre con el oficialismo –léase gobierno chavista–, como estrategia del grupo que lo gobierna desde hace varios lustros, no se ha traducido en beneficio y progreso institucional. La prueba más reciente de esto ha sido la orfandad en la cual se ha encontrado la institución universitaria sucrense luego del incendio que destruyó los depósitos de Química y Biología el 21 de marzo pasado. De pronto, la vida de más de 20.000 personas, incluyendo estudiantes, obreros, empleados, profesores y demás que laboran en actividades relacionadas con el campus, ha quedado suspendida hasta nuevo aviso. Todos dependemos de la generosidad y estado de ánimo de quienes dirigen la Alcaldía del Municipio Sucre y la Gobernación del Estado Sucre, los diferentes Ministerios y del “máximo líder”. Queremos creer que el dinero necesario para realizar el saneamiento ambiental indispensable para retornar a las aulas fluirá en los próximos días; todos deseamos que esta vez no ocurra la mezquina rebatiña entre el Núcleo y el Rectorado por el control de las contrataciones, como ocurrió en el pasado con el Edificio de Ciencias.
Sin embargo, la historia reciente indica otra cosa. Todos en este país sabemos que es más fácil que el dinero fluya hacia países hermanos y otros no tan hermanos (hemos visto cómo desfilan las finanzas nacionales, gracias a las “bondades” del “supremo”, convertidas en casas, carreteras, centrales eléctricas, etc., para otros lugares, cuando no viajan en maletas), que para resolver las necesidades de los venezolanos. No es casual que la sede de la biblioteca central lleve más de 25 años en construcción. De nada valió que el Presidente de la República nos honrara con su visita hace ya varios años y ofreciera la pronta culminación del edificio. Su ilustre visita tampoco fue garantía para que el nuevo comedor, cuya primera piedra ya se ha colocado dos veces, estuviera listo. Allí tenemos el Departamento de Bioanálisis que se levantó de la nada y lleva adelante su noble labor en un edificio que fue declarado inhabitable hace muchos años; así como el Programa de Educación Integral prosigue en unos espacios poco idóneos, como lo son la mayoría de los espacios en el Núcleo.
Para acortar este recuento podemos mencionar la crisis creada por el mal estado del Edificio de Ciencias, que desde casi tres años dificulta las labores de enseñanza e investigación que deben realizarse en ese sitio. Las “petroaulas”, una opción efectista y cortoplacista a este problema, tampoco fueron tal solución. Al comienzo hicieron creer que a finales del 2007 contaríamos con tan novedosa solución, pero el tiempo pasó. Al inicio de este año, los Reyes Magos ofrecieron que estas aulas estarían listas en marzo, y la biblioteca y el comedor a fines de año; estamos en mayo y no parece que contaremos con ninguna de esas estructuras en un futuro cercano.
Por estos signos, es incierto que en tres semanas podamos reasumir nuestras actividades (Ojalá nos equivoquemos). En el Núcleo de Sucre, hemos cambiado nuestra combatividad, nuestra actitud crítica, nuestra producción académica e institucionalidad por una obediencia y un silencio que no han sido retribuidos en nada. Como desde la llegada de Colón, trocamos oro por espejitos. Quizás, en descargo, alguien pueda decir que algunos de nuestros compañeros han ejercido posiciones de poder y gran responsabilidad en instituciones del Estado. Esto sólo ha significado mejoras individuales de estatus que han permitido a estos colegas no sufrir el deterioro en la calidad de vida que experimentamos todos, pero que no se han traducido en progresos sustanciales para nuestra Alma Mater.
Pudiéramos pensar que todos los núcleos que integran la UDO están en una situación similar a la del Núcleo del Sucre. Sin embargo, no es así. A pesar de la crisis presupuestaria a la que ha sido sometida nuestra universidad, en otros hay edificaciones nuevas construidas con dinero de la institución o con el apoyo de las alcaldías y gobernaciones (oficialistas o de oposición) donde se encuentran esos núcleos. Esto pone en evidencia que nuestras autoridades han fallado en la negociación del apoyo político por patrocinio estatal. Más grave aún: revela que los acuerdos realizados desde el 2003 con quienes han ostentado el poder en la UDO desde su creación, han sido meramente electoreros.
El incendio de los depósitos el pasado mes de marzo es sólo un síntoma de la grave crisis institucional que enfrenta el Núcleo de Sucre. Colocar los bueyes delante del carro: achacarle nuestros problemas al Rectorado, descalificar las críticas o hacerse los suecos no soluciona ningún problema. No podemos continuar así: todos los miembros de la comunidad, más allá de nuestras diferencias políticas, debemos acordar una estrategia que permita solventar los problemas estructurales que nos aquejan. Una estrategia que haga posible negociar local, regional y nacionalmente como un bloque sólido, cuyo apoyo tiene como premio la mejora tangible de Cerro Colorado.

Prof. Rafael Díaz
udistasns@gmail.com
http://udistasns.blogspot.com/

1° DE MAYO, UNA JORNADA QUE NO TERMINA


Oriente, 05 de mayo del 2010
Artículo de Opinión /pag. 8


El 1° de mayo de 1886, en la ciudad de Chicago, la Confederación de Gremios Organizados convocó a un día nacional de acción para hacer fuerza común entre los trabajadores e iniciar la lucha para lograr que se redujera la jornada de trabajo a “solo” ocho (8) horas. Lo que en un principio se catalogó como un hecho de poca importancia para la sociedad estadounidense y los empleadores, se transformó apenas se conoció la masiva convocatoria de los trabajadores. La convocatoria era por mejores condiciones de trabajo, pero alcanzó tal unidad que logró, como un acto de desobediencia civil, que trabajadores negros y blancos marcharan por el Parque Nacional de Chicago, contraviniendo deliberadamente el edicto que prohibía la entrada de gente de color; los trenes se paralizaron, los mataderos quedaron solos con sus reses, los barcos repletos de mercancía.
Esta victoria de los trabajadores trajo consigo la muerte de muchos dirigentes sindicales, heridos, detenidos y torturados. A este evento se le conoce en la historia como “el crimen de Chicago” y el 1° de mayo se recuerda para conmemorar a todos los que dieron su vida por demandar mejoras de las condiciones laborales de todos los trabajadores.
La década inicial del presente siglo ha generado una ruptura en la dirigencia sindical venezolana. Se comienza a ver un fenómeno en las celebraciones de este día, poco común en el mundo. Movilizaciones de trabajadores que reclaman al patrono reivindicaciones laborales y las de los que respaldan la política laboral del actual gobierno; estas últimas promovidas desde diferentes instituciones estatales u organismos paraestatales: ministerios, alcaldías, partidos oficialistas y por el propio jefe de Estado.
La dinámica oficialista se materializa en la conformación de estructuras burocráticas gremiales y sindicales que no expresan los intereses autónomos y propios de los trabajadores, sino que, por el contrario, se constituyen en organismos asimiladores de los trabajadores a los intereses del gobierno chavista. Es esta una fórmula similar a la que otrora se denominara en las gestas de Chicago como los “reemplazantes” o “esquiroles”, sólo que ahora, en vez de romper huelgas y boicotear las iniciativas por mejores reivindicaciones, actúan como mecanismos al servicio del gobierno ante los trabajadores.
Mediante este procedimiento se crean sectores de trabajadores mediatizados y maniatados por los oficialistas, mientras que van desapareciendo los derechos adquiridos, la contratación colectiva, las exigencias a nuevas reivindicaciones, para imponer decisiones unilaterales en todo cuanto atañe a sueldos, salarios y demás condiciones de trabajo. El ejemplo más reciente lo constituyó el anuncio hecho por el Presidente de la República en la edición número 256 del programa dominical “Aló Presidente”, donde se dio a conocer el incremento de sueldo de los militares: 40%.
La celebración de esta fecha, tal como ha sido históricamente, no es para elogiar logros de los patronos (si los tuvieran), sino para demandar de éstos, sean públicos o privados, mejoras en las condiciones laborales. Por ello demandamos a nuestro patrón (es decir, al gobierno nacional) el desembolso correspondiente al retroactivo del aumento salarial aprobado en 2008, el pago de la prima por hogar para todos los profesores, la cancelación del bono de alimentación para el personal docente becario, jubilado y pensionado, así como de los intereses sobre prestaciones sociales del personal jubilado y pensionado. También los aportes patronales para la atención de la salud dada la no actualización de la cobertura del HCM y la firma de las normas de homologación 2009-2010, que tienen más de un año discutiéndose. Por eso el primero de mayo es y será siendo siempre una jornada de lucha que no termina para los trabajadores.