La actual crisis económica global iniciada en 2008 demostró, una vez más, lo equivocado de la idea de que es posible desacoplar, por medio de artimañas, el “circuito económico real” del “circuito económico financiero”. Esta visión del sistema económico, con las operaciones que se derivan, genera una falsa percepción de riqueza que, a pesar de dar buenos resultados en el corto y mediano plazo, no es sostenible en el largo plazo. Las sociedades caen víctimas de una “ilusión de riqueza” que no tiene bases en el sistema real de la producción de bienes y servicios; se confunde la forma –el dinero– con la substancia –los bienes y servicios producidos que permiten satisfacer todas las necesidades humanas–. Una y otra vez retoma vigencia el mito del rey Midas (rey que, según la mitología griega, todo lo que tocaba lo convertía en oro).
Sin embargo, los subsistemas real y financiero, así como se desacoplan, una vez estallada la crisis de insostenibilidad, vuelven rápidamente a acoplarse y, como lo reseña Bernardo Kliksberg, van más allá porque “(…) la crisis que primero fue financiera y luego se transformó en económica, se está convirtiendo rápidamente en humanitaria (…)”. Estamos frente a una crisis sistémica: se han derrumbado todos los constructos ideológicos que fueron ensamblados a partir de la supuesta autorregulación del mercado; es imperioso acelerar el cambio de paradigma necesario para revertir la falla sistémica: ¡es la hora de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE)!
Después del derrumbe de los “socialismos reales”, que demostró la inviabilidad del comunismo como sistema económico y político, esta crisis demuestra la inviabilidad del capitalismo desregulado, sin compromisos éticos y sociales. Los viejos paradigmas, entonces, no ayudan a recuperar la sociedad basada en la confianza.
Hacen falta ideas y palabras nuevas que permitan restablecer la comunicación entre los principales elementos de la sociedad: la sociedad civil, las empresas y el Estado; esto es, restablecer la posibilidad de trialogar para poder alcanzar una misma cosmovisión a partir de las diferencias, sin pretender homogeneizarlas, estilo compota, en un discurso único, sino manteniendo la trisectorialidad, y así poder generar comportamientos nuevos y establecer metas de largo alcance, que vayan más allá de los intereses sectoriales de corto plazo: lo que está en juego es la sobrevivencia de la misma sociedad.
Todos estamos llamados a ser responsables, o sea, a asumir las consecuencias de nuestras ideas, palabras, acciones y omisiones, independientemente de la función social que en un determinado momento podríamos estar cumpliendo: funcionario público o empleado del sector privado, empresario o dueño de empresa, miembro de ONG o de OG, productor o consumidor, profesor o estudiante…, ciudadanos al fin, que poseen el libre albedrío de hacer vivir responsablemente las organizaciones a las cuales pertenecen, activando el círculo virtuoso: miembros responsables > organizaciones responsables > sociedad responsable, necesario para recuperar la confianza y salir de la crisis.
UDISTAS ante el incumplimiento del pago de nuestro salario:
Transcurren los días y los profesores, empleados y obreros de la Universidad de Oriente esperamos a que el Ministerio de Educación Superior se digne depositar los recursos para que se haga efectiva la cancelación de la segunda quincena de septiembre. Esta situación se produce una vez más y amenaza con convertirse en una nefasta costumbre, que no ha generado ningún tipo de reacción, ni siquiera un pronunciamiento, por parte de nuestras autoridades rectorales ni decanales: destaca la ausencia de información responsable.
En el Núcleo de Sucre los representantes gremiales, que deberían defender nuestros intereses, permanecen en una mudez asombrosa. ¿Silencio complaciente? Los universitarios debemos activarnos por la defensa de la universidad y de nuestras condiciones de trabajo. UDISTAS SOMOS TODOS.
Prof. Mario Fagiolo
udistasns@gmail.com
http://udistasns.blogspot.com
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