jueves, 21 de junio de 2012

DESOBEDIENCIA INCIVIL


REGIÓN,  miércoles 30 de mayo de 2012, p. 12

Prof. Henry Lezama
Dpto. Idiomas Modernos UDO-Sucre
http://udistasns.blogspot.com

Contrario a lo que teorizaba Ralph Waldo Emerson en su ensayo “Auto-determinación”, la voz interna que el individuo debe escuchar y que lo pone en contacto con principios universales éticos y morales, con verdades puras e incuestionables, no parece haberles hablado nunca a muchos de nuestros universitarios. Estos no parecen escuchar otra voz que no sea la de la soberbia y la anti-intelectualidad. No ayuda, obviamente, la ausencia de una campaña de concientización, la no-visibilidad de la resolución de consejo universitario que PROHIBE el consumo de alcohol y los juegos de truco en la universidad, la ausencia de un cuerpo de vigilancia serio y eficiente, o la ilusión en la que se convirtió el supuesto apoyo del DIBISE.
Todo esto me hizo pensar en el famoso ensayo de Henry David Thoreau (1849) en respuesta a la esclavitud y a la guerra entre México y EEUU: “Desobediencia Civil”. En este ensayo Thoreau argumenta que el mejor gobierno es el que gobierna menos; es decir, el que menos tiene que intervenir en los asuntos de sus ciudadanos. Sin embargo, la condición que Thoreau presupone es que “cuando los hombres estén preparados para ello, ese será el tipo de gobierno que tendrán”. En otras palabras, cuando los ciudadanos tengan la madurez cívica para no necesitar de un gobierno que les diga cómo comportarse, entonces, estos ciudadanos tendrán ese tipo de gobierno no-intrusivo. De haber leído a Thoreau, esta sería la interpretación que los estudiantes que promueven la anarquía en el Núcleo habría hecho: nosotros ya estamos “preparados” y el gobierno irrespeta cada vez que algún profesor, estudiante, obrero, o empleado nos llama la atención.
 Luego, plantea Thoreau que “cada hombre debe expresar qué tipo de gobierno se ganaría su respeto, y ese será el primer paso para obtenerlo”. Esta debe ser la convicción en la mente de estos jóvenes y la no-intervención de las autoridades es el único tipo de gobierno que ellos respetarían. Siguiendo los postulados de Thoreau, pero a la inversa, para estos individuos “No es tan deseable cultivar un respeto por la ley, como lo es el de cultivar respeto por lo que es correcto. La única obligación que tengo derecho de asumir es hacer en cualquier momento lo que yo crea es correcto.” Por desgracia, muchos estudiantes universitarios creen que lo correcto es no estudiar, jugar truco, consumir licor, fumar, destruir la universidad, y reaccionar violentamente ante cualquier crítica.
La premisa clave en el texto de Thoreau es que “Todo hombre reconoce su derecho a la revolución; es decir, el derecho a rechazar alianza a un gobierno y resistir dicho gobierno, cuando su tiranía o su ineficiencia son grandes e insoportables”. Podríamos darle algo de crédito a algún movimiento estudiantil que reaccione contra las autoridades  porque su ineficiencia ha sido más que obvia en los últimos años, pero pareciera que para esta generación es necesario rechazar cualquier forma de autoridad. Los estudiantes problema han asumido que la universidad es injusta al pretender educarlos, y rompen las leyes. Me pregunto, tal como lo planteaba Thoreau, “Si [la injusticia] es tal que requiere que tú seas el agente de injusticia contra otro, entonces,” ¿no es tiempo ya que alguien más rompa la ley?
De la misma forma como nosotros criticamos a los que comentan los problemas de la universidad sin hacer nada al respecto, Thoreau increpaba a quienes “en opinión estaban opuestos a la esclavitud y a la guerra, pero quienes en efecto no hacen nada para ponerle fin a estas”. Muchos de nosotros, aún opuestos a que este estado de cosas, permitimos que siga funcionando de esta forma, perpetuando injusticias, fomentando anti-valores, promoviendo la mediocridad, albergando violencia, delincuencia, e ineptitud.  
En la cárcel, Thoreau se percató de que “el Estado era idiota… y que no sabía distinguir sus amigos de sus enemigos, y le [perdió] todo el respeto que [le] quedaba”. De manera similar, la universidad da la espalda a quienes quieren preservar su dignidad. A este paso, los actos de desobediencia incivilizada aumentarán y las confrontaciones nada educadas terminarán consumiendo lo poco que queda de nuestra humanidad.          

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