viernes, 19 de agosto de 2011

academia de cartón piedra



Miércoles 20 de julio de 2011 / p. 14
Academia de cartón piedra
Prof. Mario Fagiolo
Escuela de Ciencias Sociales
udistasns@gmail.com
http://udistasns.blogspot.com

Lo de “Excelencia Académica” –como ocurrió con “Sembrar el Petróleo”, que está cumpliendo 75 años– se va quedando como una de las tantas consignas que adornan las conversaciones de cafetín o alguna sala de espera. La “excelencia” para la Real Academia Española es “superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo.” Me pregunto: ¿podemos hablar impunemente de “excelencia académica” en el Núcleo de Sucre y en la Universidad de Oriente en general? Desde hace mucho tiempo, por los motivos más diversos (imposibles de listar por completo, pero entre ellos: conflictos estudiantiles, paros universitarios, disturbios acompañados por vandalismo, celebraciones extemporáneas decretadas por el ejecutivo regional o nacional), las autoridades de la UDO hacen malabarismos para cuadrar el calendario solar con el calendario académico, como los pitagóricos lo hacían con la “cuadratura del círculo”. La tarea es realizar –en los inamovibles 365 días, subdivididos en 2 semestres o 12 meses o 52 semanas, como se prefiera– dos “semestres académicos” que duren, según los reglamentos de la UDO, entre 16 o 18 semanas laborables. Las restantes semanas se reservan para las distintas vacaciones (entre 12 o 14) –verano, navidad, semana santa, etc.– y para trabajos administrativos (entre 4 o 6), como los procesos de inscripción, cada vez más largos y traumáticos. Algunas de las semanas de tiempo administrativo o vacacional se estropean y sirven como curitas adhesivas para tratar de remediar los desfases entre los accidentados semestres. La tarea resultaba tan fácil que hasta se pudo programar por varios periodos, cómodamente, unos “cursos de verano” o “intensivos” para permitir a los estudiantes, rezagados en sus planes de estudio, recuperar algunas materias de periodos lectivos anteriores.
Sin entrar en la evaluación del desempeño académico estudiantil (aceptando que nuestras universidades participen en un Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes, del tipo PISA promovido por la UNESCO), la combinación de dos “semestres regulares” y un “curso intensivo”, dentro del año calendario, permitió exclamar, al propio estilo de Arquímedes:“¡EUREKA!”… “¡se logró cuadrar el círculo!”… “¡alcanzamos la Excelencia Académica!” Es de lamentar que ese “periodo áureo” no durara mucho. La presunción de que una vez alcanzado se podía mantener ad infinitum, manteniéndolo tercamente a cualquier costo, sin considerar los cambios que ocurren en la vida y la política universitaria, socavaron fatalmente su sostenibilidad. A ello se agrega el afán centralizador de las autoridades rectorales que pretenden manejar la complejidad de la UDO con políticas feudales de “cuerpo místico”. Sólo así se explica la negativa del Consejo Universitario a la solicitud de extensión del semestre que presentó el Consejo de Núcleo de Sucre. Lo que más inquieta es que se ordena “cuadrar el semestre” con base en “un 75% de materia vista”, extrapolando la nota definitiva con una “regla de tres” bajo la presunción de la “ley de los rendimientos constantes”. Además, la evaluación debe ser acumulativa –sin previa y final– pero con derecho a reparación… ¿Cómo y en qué tiempo se hace esto? Así, lo importante no es lo que se aprende, sino la nota. Podríamos concluir que, por analogía, un estudiante podrá graduarse una vez que haya aprobado el 75% de los créditos de su pensum, sin tesis de grado o alternativas de grado. La “ilusión de armonía” se completa con las declaraciones de los representantes de la FCU de que “llegamos a una victoria porque no se dio el posible alargue del semestre…”.
Pareciera que para no seguir “aguando la fiesta” tendremos que conformarnos con nuestra “academia de cartón piedra”, una academia muy semejante a los escenarios del cine que recrean la ficción pero no la vida. ¡Pues no! Sumamos la defensa ética de la institución en que laboramos a la tarea de repensar una restructuración del rol de la Educación y de la Universidad para el país que queremos. Por ello rechazamos la decisión improvisada, contraria a la excelencia académica, del Consejo Universitario.

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