Región,
jueves 28-06-2012, p.14
Willians Barreto A.
Profesor Centro de Física
Fundamental-ULA
wobarreto@gmail.com
Hacía
mucho no veía una nevada tan nevada ni un arcoíris de tan parrandero esplendor.
El azul mediterráneo del cielo contrasta con el blanco níveo y la fiesta de
colores en el firmamento. Hace poco recibí una sorpresiva llamada de mi
profesor Amar Singh, padre fundador de la investigación en el Departamento de
Física de Cumaná, sólo para saludarme. Venerable Amar.
Y
comencé a soñar de nuevo que era Decano del Núcleo de Azúcar, en Cerro
Coloreado. Cierta vez ofrecieron a Einstein, otro venerable, la Presidencia de
Israel. La misiva, que entregaría personalmente el diplomático encargado,
aclaraba que era indispensable ejercer la primera magistratura desde Jerusalén,
por si se le ocurría aceptar y ejercerla desde Princeton. No aceptó,
afortunadamente. Inmediatamente, en una recepción de etiqueta y en su honor, el
heraldo diplomático se percató de un detalle: el Dr. Einstein no llevaba
calcetines. Entonces pensó: “de la que se salvó Israel”.
Desde el Instituto de Física Teórica
Montañamar, indistintamente observo el glaciar, el sol de los venados, el
arcoíris, y el mar justo detrás de los picos nevados. Investido como Decano
virtual descalzo, tengo una sola idea maestra por todo plan de gobierno: el
100% del presupuesto será destinado a La Biblioteca Electrónica de Cerro
Coloreado. Fomentaría la creación de una Fundación para recaudar fondos con
este propósito y para gestar proyectos innovadores en asuntos bibliotecológicos.
La Fundación organizaría la Feria Internacional del Libro Electrónico y
propiciaría editoriales autosustentables, con preferencia hacia el libro-e.
Me enteré por un twitt madrugador que el Instituto Cervantes puntea en innovaciones
tecnológicas bibliotecarias. Es un hecho el “préstamo circulante” de libros
electrónicos. Será posible descargar -de la nube- un libro, cualquiera del
catálogo, e instalar en una computadora personal una tableta o un teléfono. De
algún modo el préstamo será por quince días y espero sea posible la renovación
como opción. El mismo libro se puede leer en cualquiera de los dispositivos,
que recuerdan indistintamente la última página leída.
Nunca imaginé cuando escribí el artículo
titulado “Universos”, publicado en la revista de la Asociación de Profesores
del Núcleo de Sucre (Fontus, 1998, p.
15 ), que leer un libro en una tableta sería una experiencia tan (o más)
fascinante como leer un libro tradicional.
Pensaba en mi fijación por las
bibliotecas. El profesor Singh era el comisionado para la biblioteca por el
Departamento de Física. Contactaba a las editoriales internacionales en
búsqueda de presupuestos y celaba las suscripciones a revistas especializadas.
Con mi tutor de pregrado viajaba en autobús para hacer búsquedas profundas en
el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC. Nos alojábamos en
las residencias del instituto a muy bajos costos, incluyendo gastos de
alimentación. Recordé que hice estos tradicionales viajes, después, con mis
estudiantes.
Sigo soñando con un posible Universo
Coloreado, allá en aquel Cerro tan cerca y tan lejano.
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