miércoles, 27 de marzo de 2013

El poder y la mentira


UDISTAS
Región, 27-03-2013, p. 10

Francys Peretti*

Como prófuga de la justicia se oculta la verdad: hay quienes procuran que no aparezca y hay quienes simplemente niegan la realidad con descaro; todo para conservar el poder. En los últimos meses, más que nunca, la mentira en boca de gobierneros inescrupulosos se ha encargado de burlar a los venezolanos y extraviar su destino. Es así como se ha pretendido embaucar nuestra confianza y anular nuestra inteligencia.
La mentira se ha convertido en una forma de poder político, una forma de manipulación masiva. Se pretende refrendar a través de mentiras el desarrollo ficticio de un país que mermó en su economía, potencial productivo, en sus relaciones internacionales y hasta en su fraternidad entre ciudadanos.
La sed de poder se ha acrecentado hasta convertirse en hambre voraz de individuos carentes de moral y de una ética manchada con los más bajos antivalores, una ética venida a menos representada en un candidato que lejos de construir un país, más bien ha disparado balas de odio, discriminación, irrespeto, intolerancia, atropellos a la ley, fanatismo, violencia física, desigualdad y amedrentamiento. Esta ansia de poder busca satisfacerse a fuerza de mentiras.
El blanco de estos ataques ha sido el mismo pueblo venezolano: algunos reciben tales ataques, mientras que otros emulan al agresor, atacando a sus propios hermanos.
Lo lamentable es que estas agresiones se repiten en muchas instituciones públicas, incluyendo las educativas. Posturas autoritarias también han aparecido en nuestras universidades. Y observo con preocupación cómo algunas personas que se venden como líderes y salvadores de la academia en decadencia, sin embargo, exhiben conductas que deterioran el clima de cordialidad y equilibrio que debe prevalecer en toda familia. Su irrespeto alcanza la violación de los canales administrativos y la imposición de decisiones sin la previa consulta a la base profesoral. La retaliación, la intolerancia, la coerción, la arrogancia y la mentira no pueden ser jamás las formas de dirigir ninguna dependencia; desafortunadamente, estas conductas vergonzosas han logrado instaurarse en nuestros entornos más cercanos, en flagrante burla a la razón y al consenso.
Las ideas siempre deben converger y las opiniones ser escuchadas. Como profesora (y, en su momento, cuando fui Jefa del Departamento de Idiomas Modernos) siempre he rechazado las conductas que deterioran la convivencia personal y académica; mi espíritu es –y seguirá siendo– el de trabajar cumpliendo las normativas y los lineamientos institucionales y apoyando las buenas ideas de nuestras autoridades, manteniendo, por supuesto, un espíritu y una actitud de respeto para con todos los integrantes de la comunidad.
No puede permitírsele a la mentira ser el camino al poder, ni el medio para mantenerse en él.

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* Profa. Dpto. Idiomas Modernos UDO-Sucre

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