UDISTAS
Región,
03-07-2013, p.14
Henrry Lezama*
El conflicto universitario
persiste. La salida expedita y lógica la tiene el gobierno, pero sabemos que
los lineamientos heredados dictan trancar el juego aunque se pierda la mano. A
diferencia del dominó, aquí se está perdiendo todo el cuerpo. En su afán por
redefinir todo, este gobierno desecha lo que los universitarios más valoramos:
el conocimiento científico comprobado vía confrontación de hipótesis; las
conclusiones lógicas derivadas de evidencia empírica. Por eso el pensamiento
libre resulta tan peligroso para el dogmatismo. Ningún investigador continuaría
utilizando el mismo método o manteniendo las mismas posturas si la
investigación arroja resultados adversos. Sólo la terquedad de una ideología
manipuladora de masas, adicta al poder como fin último, en detrimento de la
razón y del pueblo que dicen amar, puede imponer realidades tan absurdas como
las que vivimos a diario y pretender que las aceptemos sin protestar sólo
porque se han rebautizado.
Desde la óptica roja, los golpes
de estado sangrientos se convierten en “locuras de amor”, insurrecciones
populares que dignifican. Los militares autoritarios y de cuestionada moral son
héroes de la patria nueva, dignos de desempeñar los más altos cargos civiles.
Los otrora estudiantes terroristas y desestabilizadores se convierten en
revolucionarios ejemplares igualmente dignos de gobernar. Las devaluaciones son
ajustes, la inseguridad es una sensación y las cárceles dantescas son
comunidades. La lista es larga y cada lector sabe de algún otro cambio nominal
que en nada ha mejorado la realidad que renombra.
Las universidades no son la
excepción. Se alardea, como si fuera argumento válido para defender la
subrepticia Convención Colectiva Única y terminar el conflicto, que somos el
2do país latinoamericano y el 5to en el mundo con mayor matrícula
universitaria. Los problemas son: ¿En qué tipo de universidades están cursando
estudios nuestros estudiantes? ¿Cuál es la calidad de los campus universitarios
en lo que respecta a infraestructura, dotación, servicios, personal y
remuneración de ese personal? ¿Cuál es el mercado laboral que espera a esa
quinta matrícula más alta del mundo? No es suficiente un rabo de gato para que
el sapo deje de ser sapo. Existen estándares mundiales que hasta nuestras más
antiguas y prestigiosas universidades ya empiezan a reprobar. Si la oferta es
cantidad por calidad y títulos a cambio de una lobotomía, esta obviamente es
una oferta engañosa.
La destrucción de las universidades autónomas para incrementar la
matrícula universitaria es innecesaria. Bastaría redimensionar
las universidades existentes, mejorarlas estructuralmente, depurarlas
administrativamente y extender su alcance social. En el peor de los casos, si
persiste la necesidad de ver desaparecer las
universidades autónomas, el gobierno debe crear
nuevas y mejores instituciones que sustenten nuestras pretensiones de
potencia mundial. Observación-Hipótesis-Experimentación-Resultados-Conclusión.
El método es sencillo.
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* Prof. Dpto. Idiomas Modernos
UDO-Sucre
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