UDISTAS
Región,
24-07-2013, p.14
Orángel Morey Lezama*
En los últimos días se
ha venido hablando de autonomía universitaria con opiniones muy contrarias y,
en algunos casos, alejadas de su sentido original. De allí que sea oportuno
hacer una breves precisiones históricas y, sobre todo, destacar la importancia
y pertinencia de la autonomía en nuestras universidades. Nos parece que es
necesario insistir en este tema debido a la vulneración que se ha pretendido
hacer de la autonomía en la I Convención Colectiva Única para el sector
universitario.
La idea de universidad,
tal cual la conocemos hoy, fue desarrollada hace doscientos años. En 1810
Wilhelm von Humboldt refundó el concepto de universidad con la creación de la
Universidad de Berlín, hoy conocida como Universidad Humboldt de Berlín.
La concepción y
creación de la Universidad de Berlín representa una muy importante ruptura en
relación con la tradicional, pues diversificó la dedicación de la universidad a
distintas áreas, al margen de la rigurosa supervisión religiosa a la que
estaban sometidas las universidades.
Con Humboldt se
demostró que la investigación universitaria debe tener fines libres de
cualquier atadura, sea del tipo que sea, para producir tres cosas: primero,
generar conocimiento; segundo, desarrollar la capacidad de las personas a
pensar de modo crítico, diferente e independiente, que redunde en la libertad
de la enseñanza; y en tercer lugar, por medio de la extensión, hacer funcionar
un universo para iluminar a la sociedad, de modo que pueda participar en asuntos
públicos de importancia social y pueda contribuir a lograr un Estado más
responsable.
De manera que cuando se
trata de encasillar a la universidad en un pensamiento único y su aplicación a
ultranza, se intenta subordinar el interés científico al de la ideología política
y esto, como ha sucedido en otras partes del mundo, aleja a los universitarios
de la búsqueda e indagación del conocimiento, ya que parte de prejuicios, y de
tal modo termina fracasando la universidad.
Por otra parte, los
centros universitarios de enseñanza, al perder la posibilidad de presentar visiones
y pensares heterogéneos, se convertirían, sin duda alguna, en centros de
adoctrinamiento; nada más alejado del sentido real de universidad y de educación,
por no permitir el pensamiento crítico, diferente e independiente.
Aunque se sabe que en
la actualidad una serie de acontecimientos han creado las condiciones para una
reinvención de la universidad, la autonomía universitaria es garantía para que aquella,
con un coherente desarrollo y profundización del conocimiento a través de sus
investigaciones, pueda incidir realmente en dirigir al país por el camino
adecuado y con ello se puedan revertir las desigualdades en la sociedad.
*Prof.
Dpto. Filosofía y Letras UDO-Sucre
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