UDISTAS
José Malavé M. *
Algunos profesores del medio
universitario, como también ocurre frecuentemente con funcionarios
gubernamentales, dicen “ver” la realidad, y, más aún, pretenden comunicar su
“visión” como la verdadera. Pero sabemos que mirada o visión se relacionan, obligatoriamente,
con ceguera, antítesis sobre la que existen muchos matices. Así, existe la
“mirada ciega”, esa que, queriendo o suponiendo ver, sólo presenta una nublada
o distorsionada versión de la realidad. El modo por excelencia para que esta se
realice es la preeminencia de la ideología, entendida como una representación subordinada
a una posición político-social-cultural; por eso se refería el joven Marx a la
ideología como “falsa conciencia”.
Cuando esos voceros (no visionarios)
tratan lo relativo al conflicto universitario, y particularmente al cese de
actividades académicas, intentan liquidarlo esgrimiendo percepciones poco
ajustadas a lo realmente acontecido. Con brevedad lo registro a continuación.
No es cierto que la FAPUV se
planteara un conflicto de meras reivindicaciones económicas; así está recogido
en las carteleras publicadas (ver, por ejemplo, la del 04-06-2010) y otros
documentos (cf. informe de la Sec. de Actas del 25-02-2013), donde se destaca
la lucha por los derechos laborales, por presupuesto justo para las
universidades, por mejores becas estudiantiles, por la calidad de la educación.
Se insistió hasta la saciedad ante el Gobierno Nacional en la urgencia del
diálogo y del reconocimiento de la FAPUV como nuestro gremio legítimo. La formulación
ante los entes gubernamentales nacionales de la necesidad de ajustar el sueldo y
los beneficios económicos de los profesores universitarios y abordar las deudas,
según las Normas de Homologación (que no han sido jurídicamente anuladas, por
cierto), se remonta a, por lo mínimo, unos siete años.
De modo que el conflicto desde sus
inicios y a lo largo de su proceso de agudización contempló aspectos
económicos, obviamente, pero también reivindicaciones universitarias y sociales
en general. Cuando el Gobierno Nacional y sus subalternos sindicales y
gremiales trataron de confinar la discusión a la llamada “Convención Colectiva
Única”, en la que se incluyó un peligroso contrabando ideológico-partidista
que, entre otras cosas, atentaba contra la autonomía, la pluralidad, la carrera
docente y otros derechos constitucionales y legales, el conflicto adelantado
por la FAPUV y la inmensa mayoría de profesores universitarios cobró otra dimensión,
mucho más amplia y de ineludible carácter político. Estaba en juego mucho más
que un ajuste salarial; se trataba de la defensa del sentido mismo de la
universidad y de nuestra labor profesoral.
En fin, ni los ojos más velados ni
los lentes más opacos podrán desconocer los logros de esta etapa del conflicto
universitario, la del cese de actividades académicas, recogidos claramente en
la cartelera de FAPUV del 07-09-2013 (https://www.facebook.com/notes/fapuv-profesores-universitarios/balance-de-la-situaci%C3%B3n-de-conflicto/10151821394266211).
Quizás no se han alcanzado aún todas las reivindicaciones económicas, pero se
logró frenar otra manifestación de la vocación totalitaria de este gobierno, y
la universidad autónoma y libre sigue inquebrantable.
* Prof. Dpto.
Filosofía y Letras UDO-Sucre
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