BOLETIN N° 24 /Año 7 / Cumaná, abril de 2010

UNIDAD VS. UNIVOCIDAD:
¿PARA QUÉ Y HASTA DÓNDE LA UNIDAD?
Analizando la situación del país, a partir de sus instituciones y organizaciones, se hace evidente la tendencia dominante hacia la "univocidad", esto es: "pensamiento único", "partido único", "currículo único", manifestaciones, entre otras, del desarrollo de una forma de gobierno de carácter totalitario, que manipula las expresiones más genuinas de participación: sindicatos, cooperativas, gremios, asociaciones culturales, consejos comunales… Es urgente contrarrestar este crecimiento desmedido hacia "lo único".
El desarrollo de esta tendencia ha sido posible, también, gracias a la aplicación del viejo principio romano: divide y domina. A pesar de que la facción oficialista se desgasta en sus crecientes contradicciones, todavía mantiene un poder que le permite vencer las fuerzas alternativas, sobre todo cuando estas no logran llegar a los acuerdos sobre candidatos y otros detalles, no obstante las coincidencias acerca de la necesidad de salvaguardar la democracia.
Algunos dicen que en el Núcleo de Sucre, en 2008, el chavismo se apoderó de la dirección de APUDONS por falta de unidad entre los dos grupos que declaraban defender el gremio y la democracia. Pero es necesario entrar en el análisis de qué pasó, con el propósito de entender cuáles son las expectativas de "los dolientes" de nuestra organización.
En junio de 2008, un grupo de profesores que queríamos renovar el gremio y defender la democracia, estábamos frente a una disyuntiva.
Por un lado, renovar el gremio apoyando una opción pro gobierno y, por ende, entregando nuestro gremio al patrono; este temor ha sido confirmado fehacientemente por el comportamiento y las declaraciones de los miembros principales de la actual junta directiva de APUDONS, que expresan una doble moral ante las luchas del gremio a nivel nacional.
Por otro lado, teníamos una opción continuista -autodefinida gremialista-, representada por un grupo de colegas que dominaba, y sigue dominando, organizaciones relacionadas con el gremio. Para darse cuenta de esta situación es suficiente revisar la conformación de las directivas y gerencias de esas organizaciones, o buscar respuestas a preguntas tales como: ¿En qué momento fueron consultados los agremiados para conformar todos esos equipos directivos y gerenciales? ¿Cuándo, en calidad de "dolientes", conocimos y aprobamos los planes de inversión a realizarse con nuestro dinero, y podremos acceder a una rendición detallada de cuentas acerca del uso dado a éste?
(A propósito, la actual Junta Directiva de APUDONS declaró "inauditable" la situación contable hasta junio de 2008; sin embargo, después de haber hecho un intento de rendición parcial de cuentas, presentando un "balance de entradas y salidas" en noviembre del mismo año, hasta la fecha no se tiene noticia del cierre del 2008 y del 2009, que, por reglamento y norma contable, debe realizarse cada vez que finaliza un año calendario ¿Será que vamos por el mismo camino?)
Ante esa coyuntura, aquel grupo de profesores optó por empezar un camino largo y dificultoso, y se propuso como alternativa a la opción pro-patronal y a la opción continuista. Esa opción profesoral se conformó en el grupo denominado "UDISTAS: profesores unidos por la Universidad". A ella se adhirieron muchos colegas, más de cien, aunque no participaran directamente en la agrupación. Por respeto a estos colegas y a nuestros ideales estamos afirmando que nadie es dueño del sentimiento y de la opinión de otro; nadie puede garantizar que esos más de cien votos pueden sumarse aritméticamente en un "acuerdo unitario".
Creemos que las conversaciones sobre acuerdos unitarios deben tratar expresamente lo discutido en 2008. Refrendar uniones basadas en el continuismo es olvidar la tradición que hemos construido a partir de tres ideas claras: transparencia, democracia y rendición de cuentas. El programa presentado por UDISTAS en 2008 (Un Gremio Mejor, Un Gremio para Todos: Renovación y Transparencia) podría ser el punto de partida, el inicio en torno al cual individualidades y fuerzas diversas pueden encontrar la razón de unirse para buscar la manera de defender algo que nos duele a todos. En este sentido, cuando hablamos de unidad no tenemos que perder de vista el objetivo central: el apoderamiento de los dolientes, que requiere de la descentralización de la toma de decisiones para aproximarlas a los miembros de la comunidad, de manera que estos asuman una postura proactiva en los asuntos que definen nuestra vida como profesores universitarios, y como personas.
Resaltan tres elementos fundamentales que deben guiar toda reflexión en torno al tema. La transparencia, que implica, entre otros aspectos, la circulación plena de la información, particularmente, cómo se establecen y se aplican los criterios de uso de los recursos comunes. La democracia, que refiere a la participación en la toma de decisiones, a la libertad y pluralidad de pensamiento, al respeto de las minorías y a la defensa de la autonomía. Finalmente, la rendición de cuentas, o sea, la presentación oportuna de memoria y cuenta para evaluar la ejecución de los planes previamente establecidos y el uso de los recursos que son de todos.
En estos términos, teniendo un "para qué" como razón de ser, el llamado de UDISTAS a la unidad es abierto y plural, no unívoco. Está dirigido a los profesores que acompañaron la propuesta inicial, a todos los colegas que quieren defender el gremio sin renunciar a los métodos genuinamente democráticos; a los indecisos o indiferentes, y a los chavistas desencantados por las promesas incumplidas y la doble moral de aquellos en los que depositaron su confianza.
En un debate franco y abierto podremos establecer "hasta dónde" es posible la unidad. Queremos la unidad, no la univocidad.

LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA EN REVOLUCIÓN

Una de las más estrepitosas muestras de la incompetencia chavista es el fracaso en la implementación de una política hacia la universidad que sirva a sus propósitos. Este proceso "revolucionario" que nos asola viene intentando desde sus inicios crear las condiciones para irrumpir contra una parte de la institucionalidad educativa representada por las universidades autónomas. Sin embargo, no han logrado -por ahora- alcanzar los objetivos propuestos y las universidades se han convertido en una especie de "zona liberada", pero en este caso para los sectores.
En la primera etapa de la llamada revolución ("democrático-burguesa", cuando no todos eran rojos-rojitos) el objetivo consistió en ampliar la base de apoyo dentro de las universidades autónomas, procurando acuerdos con sectores opositores en torno a propuestas de reformas. En este caso, se instrumentó una estrategia por medio del debate de la Ley de Educación, tratando de alcanzar consenso para la aprobación de la misma; para entonces el sector reformista-miquilenista logró su aprobación en primera discusión en la Asamblea Nacional. Pero, los sectores "más radicales" descubrieron que dicha ley no servía al proceso de transición y llegó el comandante y mandó a parar. En cadena nacional, amenazó con caerle a batazos (con el bate de Sammy Sosa) a dicha ley y a su principal mentor, el ayer pusilánime ministro y antes diputado Luis Acuña Cedeño.
La otra estrategia consistió en legitimar la propuesta de reforma universitaria santificándola con el discurso "universalista" de las Naciones Unidas. Para ello, los revolucionarios encomendaron a dos de sus especialistas estrellas -Cesar Villarroel y Rigoberto Lanz- la tarea de diseñar una reforma para mostrar que las intenciones revolucionarias eran realmente progre, pues se inscribían en las políticas de la UNESCO. Dicha estrategia cristalizó, por un lado, en la propuesta de acreditación de las instituciones de educación superior, que contemplaba, entre otras cosas, la evaluación institucional de las mismas y su calificación en una escala meritocrática como base para la asignación presupuestaria. Los "verdaderos revolucionarios" identificaron la maniobra pequeñoburguesa inspirada en perversiones del capitalismo (eficiencia, calidad, méritos), evaluación en la que, además, quedarían muy mal paradas las universidades "experimentales" controladas por ellos. Adivinen: el comandante bramó y mandó a Villarroel a que se metiera su propuesta por el… Mientras tanto Lanz, cual quijote universitario, no se cansaba de pedirle audiencias al máximo líder porque Acuña Cedeño no tenía tiempo para leer los 3 tomos en clave posmoderna que recogen "un intensísimo y epocal debate en ¿todas las universidades venezolanas?"
Mientras, donde podían, los "revolucionarios" participaban en las elecciones universitarias para guardar las formas y, si la suerte les acompañaba, ganar posiciones de poder que les permitieran aprovechar la legalidad burguesa para destruirla desde adentro. Fue esto lo que intentaron en la UCV con el Movimiento 28, acompañado del Vicerrector Administrativo, Manuel Mariña. En ese momento la respuesta de los sectores opositores fue contundente, y desde entonces vienen mordiendo el polvo en la Casa que Vence las Sombras. En el resto de las universidades autónomas, los "revolucionarios" no han podido convencer a los electores de sus buenas intenciones y de las bondades de esta revolución bonita, y han recibido derrota tras derrota. Ahora, ensayan otra táctica: alianzas con fuerzas universitarias supuestamente de oposición para repartirse las cuartetas rectorales e incluso decanatos.
La UDO ya ha sido campo experimental de esta política con la alianza entre un sector de UDO 70 (supuestamente "opositor") y una fracción "revolucionaria" representada por profesores del Núcleo de Sucre ampliamente conocidos; arreglo que les ha permitido a estos últimos ocupar funciones en el cogobierno universitario de modo prolongado o preservar cargos burocráticos en la gestión rectoral, para envidia y disgusto de otras fracciones chavistas.
En las "universidades experimentales" la dialéctica chavista no tiene parangón. La izquierda latinoamericana, después del movimiento de Córdoba (1918), hizo suya la bandera de la autonomía universitaria, librando históricas peleas con sectores adversos a esta idea en muchas universidades del continente. En Venezuela, la defensa de la autonomía universitaria forma parte de lo que podría llamarse la épica de la revolución, una de sus banderas históricas, por la cual incluso dieron su vida muchos universitarios durante las bravas peleas de los años 60 y 70. Se esperaba, lógicamente, que el gobierno revolucionario honraría esta deuda con la universidad venezolana, decretando la autonomía de aquellas que todavía eran mantenidas bajo la tutela estatal.
Pero, una vez más, la vida te da sorpresas: los revolucionarios descubrieron que la autonomía era una patraña burguesa, un invento del imperialismo, profundamente reaccionario y contradictorio, entonces, con la revolución socialista. O sea: ¿para qué la universidad necesita la autonomía si tiene un comandante y un gobierno que, en sí mismos, son la esencia de los valores por los que existe la universidad? Entonces, no sólo se mantienen hoy controladas por el gobierno las universidades experimentales, sino que, para colmo, se intervinieron varias de ellas que habían adelantado sus procesos autonómicos, desconociéndose una vez más los principios constitucionales de la participación protagónica. Actores descollantes en este heroísmo revolucionario han sido, lamentablemente, algunos colegas del Núcleo de Sucre de la Universidad de Oriente que otrora lucharon denodadamente por la autonomía de la UDO. Ellos juran que la Historia los "absorberá"...y no se equivocan.