viernes, 27 de mayo de 2011

DESAPARICIÓN DE ESPACIOS Y SERVICIOS PÚBLICOS O SOCIALISMO PRIVATIZADOR






Miércoles 25 de mayo de 2011 / p. 18

Contrario a las apariencias, y sobre todo al mediático discurso colectivista, los espacios y algunos servicios públicos han devenido en cotos de particulares en desmedro de las mayorías. Algunos ejemplos sirven para ilustrar este planteamiento.

La seguridad personal es sin duda una de las mayores preocupaciones para la sociedad venezolana. A pesar de ser un derecho ciudadano y su garantía una obligación del Estado, el gobierno hace muy poco para combatir a los maleantes y delincuentes. Las tendencias que ya se perfilaban se han acentuado: incremento de la criminalidad en general, aumento de los homicidios en particular, creciente impunidad, etc. Como consecuencia de esto, las personas y comunidades han tomado la justicia en sus manos y los linchamientos no son raros, como no lo son, ahora tampoco, la contratación de sicarios para este fin El aumento de cercas electrificadas, mayor presencia de vigilancia privada y el cierre de calles, callejones y urbanizaciones es clara expresión de los esfuerzos de los individuos por proveerse de la seguridad que el Estado/gobierno no proporciona.

Las calles, plazas, aceras y cualquier otro espacio son ocupados por buhoneros sin que ninguna autoridad lo regule o controle, y los que no están siendo usados por los microcomerciantes presentan tal estado de abandono e inseguridad que pocas personas se atreven a visitarlos Paradójicamente, como resultado de esto, los centros comerciales se han convertido en el principal sitio de esparcimiento para los ciudadanos. Quién diría que las políticas públicas (o la ausencia de ellas) en un gobierno dizque socialista revalorizaría estos “templos del consumo”. En el tránsito automotor reina el caos: no se respetan las paradas, nadie controla el ruido de escapes y de equipos de sonido, y los colectores de los microbuses dirigen la circulación vehicular según su interés, incluso delante de los oficiales de tránsito, quienes se resguardan del sol o hablan por teléfono.

La electricidad, servicio público prioritario, está tan mal administrado y es tan ineficiente que importantes sectores de la comunidad se han equipado con plantas generadoras para paliar la incomodidad producida por los constantes y cada vez más prolongados apagones. Diga usted si no se privatizó en la práctica un servicio que por años fue relativamente eficiente. Claro, no todo el mundo puede adquirir equipos tan costosos por lo que en la mayoría ocasiones el pueblo se alumbra con velas y linternas.

La tan pregonada seguridad social significa realmente que quien no posee un seguro de hospitalización, cirugía y maternidad se muere de mengua en hospitales y ambulatorios sin dotación por lo que los pacientes o sus familiares tienen que procurarse (privadamente) los medicamentos y artículos que los médicos necesitan para la atención en esos centros. La inversión en salud pública básicamente ha servido para oxigenar al gobierno cubano y mientras tanto repuntan los índices de enfermedades anteriormente controladas. La mejor muestra de la eficiencia pública en materia de salud es que ningún miembro del gobierno (aun de rango medio) que requiera atención médica acude a la red hospitalaria pública (a menos que sea en Cuba).

En el Núcleo de Sucre de la UDO también tenemos muestras de esta eficiencia socialista: inseguridad que campea en el campus, desorden en la ocupación de los espacios, aplicación discrecional de normas y reglamentos, y más recientemente los docentes debemos pagar con nuestro menguadísimo salario por la compra de artículos de limpieza, de bombillos, así como por la reparación y mantenimiento de aires acondicionados y computadoras; servicios y recursos que la universidad debería proporcionar.

Mientras que las universidades públicas autónomas son cercadas presupuestaria y jurídicamente, las recientemente creadas con recursos públicos son convertidas en espacios privados para el uso, disposición y disfrute del PSUV.

Prof.Ramón Ochoa

Dpto. Psicología e Investigación Educativa

udistasns@gmail.com

viernes, 20 de mayo de 2011

ALGO HUELE MAL EN EL NÚCLEO DE SUCRE





Miércoles 18 de mayo de 2011 / p. 18


Usamos una paráfrasis de la frase perteneciente a la obra "Hamlet" de Shakespeare para volver sobre la preocupante realidad de nuestro Núcleo. Se acentúa la intranquilidad al conocer, a través de correos electrónicos de diferente procedencia, el desagradable caso de las comunicaciones entre un dirigente del gremio estudiantil y el Decano.

No se trata sólo del modo irrespetuoso como el dirigente estudiantil trata a la autoridad académica y de la forma soez como se refiere a otros (presumimos que a otras autoridades del Núcleo y representantes de cogobierno), aspectos en sí mismos muy graves viniendo de un estudiante universitario y de una persona que identifica a todo el sector estudiantil, que -se supone- delegó en él su representación; sino, más grave aún, de la puesta en evidencia de un "trato" irregular entre autoridades universitarias y personeros estudiantiles. En la respuesta al grosero mensaje del dirigente estudiantil, el Decano le comunica, como si tratara de enmendar un error cometido, su decisión de "no otorgar cupos, no aceptar reingresos, no aceptar cambios de especialidad y mucho menos realizar retiros de materia de manera extemporánea" (sic). Se puede inferir de tal declaración que los procedimientos mencionados se adelantaban sin importar si se violentaba la normativa académica y administrativa.

En varias ocasiones hemos sabido, a través de información institucional o como quejas cotidianas de la colectividad universitaria, que se han aprobado ingresos de estudiantes fuera de toda posibilidad de atención académica y administrativa (personal docente e infraestructura), del "levantamiento" de la aplicación de normas de permanencia, de retiros de asignaturas en tiempos inadmisibles, de la aprobación de número de créditos a cursar o cursos paralelos fuera de la normativa existente, de "limpieza" de récords académicos..., en fin, de gravísimas irregularidades que se han convertido en "normales" en nuestra vida universitaria.

Este caso explicita el estado de mediocridad al que han llegado ciertos dirigentes estudiantiles. Un proceso de deterioro de muchos años que los ha conducido a ser, en la mayoría de los casos, unos oportunistas de la política al servicio de parcialidades. ¡Qué abismal diferencia política y ética entre estos dirigentes y un líder estudiantil como Josu Landa en los años 80! En aquellos líderes había mucha lectura y reflexión, lo que permitía acceder a otras referencias y a otras perspectivas. La dirigencia estudiantil de hoy no sólo es intelectualmente escasa, sino, lo peor, éticamente cuestionable.

En el decir popular está la expresión: "Cría cuervos y te sacarán los ojos". ¿De dónde "brotó" esta modalidad de conducta estudiantil que se atreve a menospreciar a una autoridad y ofender a los otros? ¿Cómo se llegó a esta situación de desfase entre lo académico y lo gremial en el caso del liderazgo estudiantil? Creo que en el dicho indicado está la respuesta. Hubo y hay (en nuestra reconstrucción, se extiende al inicio de la década de los 90) compromisos electorales que conceden prerrogativas a una élite en ciertos sectores, entre ellos el estudiantil. A tales grupos, en la medida en que "apoyan" la elección de una autoridad (un decano o un rector) se les paga con "favores" y se les deja actuar sin impedimentos. Así se fue haciendo esta lamentable "relación" entre "poderes", llegando al extremo en el que se difuminan las fronteras entre el poder de algunos dirigentes estudiantiles y el institucional.

El Núcleo de Sucre -sus profesores, estudiantes, administrativos y obreros- debe exigir y apoyar la aplicación de la normativa institucional si se trata de hacer vida universitaria en la pluralidad. No hay otro modo. Ello supone ser una comunidad que ejerza una visión amplia del conocimiento, fomente actitudes éticas y defienda con firmeza su institucionalidad.


Prof. José Malavé M.

Dpto. Filosofía y Letras

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jueves, 12 de mayo de 2011

DE LIMOSNA NO SE VIVE





Miércoles 10 de mayo de 2011 / p. 18

Los profesores universitarios tenemos aproximadamente siete años intentando, sin éxito, ser oídos por este gobierno tan “humanista”, “incluyente” y “de los trabajadores” que desde el año 2004 procedió a desconocer las normas de homologación. Como consecuencia de ello, se ha producido una caída significativa del poder adquisitivo del salario de profesores e investigadores de educación superior.

Después de tres años, el Presidente anunció el devaluado, extemporáneo y pírrico aumento del 40%. Tremenda burla. Era lo que correspondía al año 2008, como reconoció él mismo, pero es ahora cuando nos fue otorgado. Este aumento se diluye en el proceso híper-inflacionario de la macroeconomía venezolana, en la que los indicadores en los últimos años llegan a límites inimaginables: en 2008 la inflación fue de 33,8%; en 2009 cerró en 34,6% y en 2010 alcanzó el 27,2%. Por si esto fuera poco, en este período vivimos un proceso sistemático de devaluación que tuvo su punto cumbre en enero del 2010, cuando se pasó de un sistema cambiario de 2,15 a uno de 4,30 Bsf. por dólar, es decir, una devaluación del 100%; y aun así se nos quiere aumentar como si viviéramos en una economía estable.

Con este anuncio el Presidente echa por tierra su cacareada disposición al diálogo -cosa que, a juzgar por los hechos, no pasa de una finta- porque mientras las mesas de diálogo producían documentos que tenían como base las normas de homologación, él jugaba a una posición adelantada, echando por tierra lo allí acordado entre gremios y representantes del ejecutivo nacional. Esta práctica parece confirmar el despropósito de degradarnos como profesionales, igual como se pretendió hacer con la devuelta Ley de Educación Superior, donde sólo se nos reconocía como simples “trabajadores académicos” Además ahora se quiere imponer una política salarial para que los “trabajadores académicos” seamos más pobres.

Es insólito que países con menos recursos financieros (en divisas) paguen al sector laboral universitario sueldos superiores a los nuestros, con lo que los profesores universitarios venezolanos quedamos como los peor pagados en América Latina. En Ecuador, un docente universitario tiene un salario de $3.500 al mes; en Colombia, es de $5.000; en México de $ 4.500, y el profesor venezolano gana $370 (Profesor Instructor- menor escalafón) y $1.200 (Profesor Titular- mayor escalafón) Estos datos son calculados a dólar oficial de Bs. 4,30, y es importante decir que se trata de sueldos para profesores a dedicación exclusiva, a quienes se les prohíbe tener otro empleo.

La Revista de Ciencias Gerenciales (Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-LUZ, 2009) compara el salario del profesor universitario con otros oficios y afirma que “…otros oficios como taxista, comerciante o vendedores informales ganan más que un docente universitario. En el sector privado, visitadores médicos, gerentes y encargados de departamentos en empresas tienen sueldos mucho más atractivos y sin el esfuerzo que exige la carrera académica”.

Los profesores hemos advertido a los entes oficiales, en todas la oportunidades posibles, las insuficiencias, recortes y reconducciones del presupuesto universitario, lo que se ha constituido en un cerco que no permite la construcción de nuevas aulas, por lo que las plantas físicas existentes pronto serán ruinas; no se crean nuevos código-cargo, por lo tanto no hay concursos para la contratación o reposición del personal (docente, administrativo y obrero); y no se dotan los laboratorios, bibliotecas, transportes. Además, se incumple lo relativo a la cancelación de las prestaciones sociales y a los intereses que han generado desde año 1998; se discrimina al personal docente de nuestras casas de estudio cuando no se le cancela el bono de alimentación a becarios, jubilados y pensionados, pasa lo mismo cuando no se le reconocen beneficios que le son otorgados al personal administrativo y obrero.

El Presidente habla de inclusión y equidad entre los venezolanos; los profesores universitarios también, pero además hablamos de justicia, la que merecemos todos, porque ningún gobierno en la historia republicana de Venezuela ha obtenido ingresos tan cuantiosos por renta petrolera como éste. Aún cuando los profesores universitarios somos ahora más pobres, no aceptamos limosnas para vivir en revolución.

Prof. Rafael Rasse

Dpto. Psicología e Investigación Educativa

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lunes, 2 de mayo de 2011

YA NADIE ESCRIBE CARTAS





Miércoles 27 de abril de 2011 / p. 18

Ya nadie escribe cartas en estos tiempos…ni los amantes, ni los amigos, ni la familia, ni nadie. Reflexionando sobre la invasión de redes sociales a través del internet, no pude menos que sentir nostalgia al recordar que más de una misiva de amor y amistad escribí en mis pasados años. Hoy quiero rendir un homenaje a este medio que alguna vez llenó nuestras vidas. A cuatro destinatarios en la misma fecha…

Cumaná, 27 de abril de 2011.

Apreciada comunidad universitaria:

Es bueno saber que todos regresamos sanos y felices de la Semana Mayor. Al regresar a nuestros sitios de trabajo estaremos nuevamente confrontando una serie de problemas que al parecer forman parte de nuestra cotidianidad… aunque yo no los acepte. En mis casi 20 años de servicio he visto el deterioro con el que convivimos y sobrevivimos gracias a lo peor de la dirigencia universitaria, que ha ocasionado que la política inculta y mezquina impere en nuestros espacios; lo que deja claro que la única manera de recuperar la academia es escogiendo mejor a nuestras autoridades y representantes.

Respetadas autoridades del Núcleo de Sucre:

Me gustaría comenzar con una pregunta… ¿Cómo es que en tantos años nunca ha sido posible verlos recorrer nuestros pasillos juntos, planeando cómo sacar de la miseria a una institución con aulas, jardines y servicios abandonados, donde la autoridad es burlada sin importar resoluciones y reglamentos? Se ha perdido la figura de la autoridad como un líder y se ha confundido el liderazgo con la politiquería ¡Ya hemos vivido esto demasiado tiempo!

Queridos estudiantes:

Lo que se vive a diario: el tiempo perdido, la inseguridad, el escaso transporte y el comedor insuficiente, etc., es sólo el producto de una cadena de eventos donde han reinado las malas políticas y la falta de autoridad. Sin embargo, en nuestra institución no todo está perdido, aún hay esperanza…gente que trabaja, que le interesa la Universidad, que la respeta y la quiere. Muchos mantienen el espíritu universitario a pesar de las condiciones de trabajo y del mísero salario. Hay obreros que sí cumplen, administrativos que aún se fajan, profesores dando lo mejor de sí en sus aulas de clase, estudiantes atendiendo a sus deberes… Por ellos mantengo mi fe.

Estimados cumaneses:

La Universidad confronta una crisis económica que se expresa no sólo en los bajos salarios de sus trabajadores, sino también en las bajas asignaciones presupuestarias que le impiden un funcionamiento normal.

Los conflictos legítimos surgen por protestas de su personal por un justo salario, y de sus estudiantes, por un mejor servicio de comedor y transporte; porque no soportamos la inseguridad, por una planta física suficiente y acondicionada, con baños limpios. Por el derecho a que los recursos de nuestro país se inviertan en nuestra educación, salud y seguridad. Abrir los ojos a esta realidad significa luchar contra aquellos que nos hunden cada día más.

Me gustaría despedirme recordándoles que no todo está perdido y que está en nuestras manos elegir verdaderos líderes, que nos conduzcan a la prosperidad y a la verdadera felicidad.

Atentamente,

Francys Peretti

Profa. Francys Peretti

Dpto. Idiomas Modernos

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LAS TURBIAS AGUAS DEL NÚCLEO DE SUCRE





Miércoles 20 de abril de 2011 / p. 18

La conducción del Núcleo de Sucre podría compararse con el fluir del Río Manzanares. Un semestre discurre “imperturbablemente” tras otro, al igual que fluye el agua desde la serranía del Turimiquire hasta la boca del Golfo de Cariaco. Hay tropiezos a lo largo de todo el trayecto pero la gravedad hace que el agua discurra hasta alcanzar el mar. Con el Núcleo sucede algo semejante, con la pequeña gran diferencia de que en éste el curso está continuamente amenazado por las acciones u omisiones de los sujetos que lo dirigen o lo viven.

Hay que reconocer que en nuestro Núcleo la planificación académica es un acto de optimismo supremo o de malabarismo que obvia cualquier percance. Los semestres se “terminan” a pesar de las innumerables trabas que crean la falta de presupuesto y de espacios físicos dignos, la sobrepoblación estudiantil, la inseguridad y los deficientes servicios básicos. Siempre se apela a la vocación de servicio y al amor por la institución para que todo siga igual, es decir, cada vez peor.

Quien ose cuestionar corre el riesgo de ser públicamente acusado de no querer a la institución, de ser un “lochero”, un ser sin corazón. Los acusadores no se dan cuenta del daño que causan a la institución, no se percatan de que su actitud se asimila a la de aquella persona que trata, insistentemente, de remendar la ropa hasta que se le deshace en las manos.

En aras de que el Núcleo “funcione”, se permite que los estudiantes se formen en condiciones cada vez más deficientes: falta de salones adecuados, escasez de pupitres, carencia de espacios para realizar actividades fuera de cátedra, laboratorios sin equipos, instrumentos y reactivos necesarios. En las aulas, con frecuencia, los profesores no cuentan con escritorio ni silla Sólo por mencionar algunas de las carencias más obvias. En una realidad tan precaria es imposible que mejore la calidad de la enseñanza y que nuestros egresados sean cada vez más aptos, en definitiva, que el proceso educativo conduzca a la excelencia.

Mucho se habla de sacrificios y de entregas, pero en nuestro caso pareciera que estos sólo sirven para que la institución funcione en condiciones paupérrimas.

Al igual que las aguas del Río Manzanares, en su curso medio y bajo, se oscurecen, en el Núcleo de Sucre el futuro luce turbio. Un ejemplo de esto es la interrupción intempestiva de las inscripciones para el I Semestre de 2011, hace ya dos semanas, con la toma de Control de Estudios y el bloqueo de las entradas al campus universitario por parte de un grupo de estudiantes; su justificación era la necesidad de conseguir mejoras en los servicios y el ingreso de más de 200 estudiantes, que no cumplían con los requisitos del CNU.

Este tipo de acciones son algo difícil de entender; los servicios que el Núcleo brinda a los estudiantes son deficientes desde hace muchos meses. De hecho, esa fue una de las razones por las que los profesores, constituidos en asamblea, decidieron paralizar las actividades académicas en noviembre de 2010. ¿Por qué los estudiantes no se sumaron a esa protesta?

Llama la atención que, a pesar del déficit de espacio y de la imposibilidad de contratar más docentes, las autoridades del Núcleo de Sucre hayan aceptado rápidamente más de 200 estudiantes. La magnanimidad de estos funcionarios se expresará aumentando el número de estudiantes por aula. Es decir, que algunos profesores, en vez de atender 40, atenderán 60, 70 o quién sabe cuántos estudiantes. ¡Qué importa que no haya pupitres para todos, que no haya espacio en los salones! Hay algo turbio en esta forma de hacer reclamos, pero más turbio aún es la forma de resolverlos.

Las decisiones inconsultas, la ligereza para resolver los problemas y la ausencia de una política destinada a mejorar la situación del Núcleo, a mediano y largo plazo, desmotivan a los que verdaderamente se esfuerzan día a día en la labor universitaria y condenan a la institución a una situación indigna.

Prof. José Rafael Díaz Ramos

Dpto. Biología Marina

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ESTAFA EDUCATIVA, O MENOS CONOCIMIENTO Y MÁS PANFLETO





Miércoles 13 de abril de 2011 / p. 18

Los funcionarios gubernamentales en educación media y universitaria pensaron que cambiando nombres y soslayando algunos contenidos “el proceso socialista” avanzaría y nada grave acontecería. Sin embargo la realidad es terca, los resultados están a la vista. La educación media se ha convertido en una estafa y la superior sufre una crónica crisis.

Por un lado están las deficiencias presupuestarias que desde “la cuarta” ambos niveles educativos arrastran y por el otro están los estudiantes que egresan de educación media con una pobre preparación, con conocimientos mínimos en ciencias naturales y matemáticas, además de una reducida aptitud hacia la lectura y la redacción. Se supone que esas áreas debieron cubrirse y ampliarse durante su largo paso por el bachillerato; no es así. Estos estudiantes entran al sistema de educación superior con muy pocas herramientas y condenados al fracaso. La tendencia hacia el deterioro de la calidad educativa ciertamente no es nueva, pero en los últimos años se ha agudizado con la partidización de la carrera docente y con las “innovaciones” socialistas que se realizan.

La oferta educativa pierde valor, muere el interés de un futuro mejor a través de la instrucción y se desvanece la posibilidad de participar en el desarrollo del país. El número de egresados es significativamente inferior al que ingresó al sistema educativo y un cálculo básico revela que mucho se pierde en el camino; los que se mantienen tardan más de los cinco años pautados para culminar cualquier carrera, la gran mayoría deserta del sistema. ¿A dónde van esos estudiantes? Estadísticas no oficiales muestran fracasos en las tres “marías”: física, química y matemáticas -y en castellano- ¿Cuál es la causa? ¿Alguien las ha analizado? Creo que aquí hay un buen punto de partida para investigar las causas del fracaso estudiantil.

¿Se pueden buscar culpables? Algunas culpas recaen naturalmente sobre el sistema de educación media. En el afán de inclusión excesiva, ha importado más la cantidad que la calidad; esto se nota en la incorporación de docentes que, sin estar preparados y por supuesta necesidad, prostituyen el conocimiento y lo degradan a mera cosa inservible que cualquiera puede impartir. En el sistema de educación superior se admiten cada vez más estudiantes. Ni siquiera se les ofrecen cursos de nivelación, ni otras alternativas de formación. Aparentemente se les incluye, pero luego sus deficiencias académicas los excluirán irremisiblemente. Hay fallas en la educación media que la universidad, como continuación de un proceso engranado, no puede subsanar; superarlas implica una pérdida de tiempo y un esfuerzo titánico por parte de las instituciones de educación superior.

La capacidad de transformación de la universidad no es una consigna oficialista. Mucho antes había sido planteada por diferentes investigadores y docentes venezolanos. Como hemos sostenido varias veces, la autonomía pasa porque la universidad se vea críticamente a sí misma, por concebirse como una estructura autogeneradora, no de errores sino de soluciones. Por ello, a las deficiencias presupuestarias que impiden ofrecer espacios, herramientas y equipos dignos para la educación y docentes motivados y bien remunerados, hay que agregar las imposiciones convertidas en ley, como la del servicio comunitario, con las cuales “el proceso” quiere doblegar a la universidad.

Estamos atentos a la existencia de otro instrumento legal aprobado dirigido a los niveles básicos del sistema educativo; con tal decisión emanada del Ministerio de la Defensa, no del Ministerio de Educación, se quiere implantar la militarización desde los más niños, donde las nociones de guerra (y no los valores de paz, como establece la Constitución) pesan más que el conocimiento humano fundamental y tiene más preponderancia el panfleto que el texto crítico. Frente a una resolución tan nefasta una vez más se demostrará que la educación de los ciudadanos es asunto de civiles, no de militares.

Prof. José A. Véliz

Departamento de Biología

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PASITO A PASITO (¡AL TROTE, AR!)






Cuando trabajo en talleres con maestros siempre les pregunto cuáles son los temas que les resultan más difíciles de tratar con niños. La respuesta es unánime y clara: muerte y sexo. Las razones son también muy claras: aunque convienen en que ambos aspectos forman parte del ciclo natural de la vida y de la naturaleza humana, ambos están asociados también a las atrocidades mayores. Es así porque queremos proteger a la infancia de la cultura de la violencia y la muerte. Es así porque es propio de un padre querer criar a sus hijos en el afán de la vida, de las formas que brotan y crecen. Es así porque entendemos que la inocencia es un don de la infancia que debe ser amparado.

La mentalidad belicista no entiende de estos asuntos. En el ejército se entrenan soldados, no se educan niños. A qué, me pregunto, como madre y educadora, como ciudadana de este país, este afán por “militarizar” todo. Me pregunto como profesional, qué significa que el Ministerio del Poder Popular para la Defensa le diga al de Educación cuáles son los ejes rectores de la educación de nuestros niños y cuál es el fundamento que dicta la legitimidad de ese poder. Qué vacilación del sentido de propiedad ocurre en un país para que un estamento profesional rebase de manera tan violenta el espacio específico de su actuación y se abrogue el derecho de constituirse en la lente del mundo y en el marco general de nuestro acomodo social. No otra cosa dicta la resolución número 017621 del Ministerio de la Defensa, aparecida en Gaceta Oficial del 24 de marzo de 2011, cuando ordena la creación de la materia Educación para la Defensa Integral y la establece “como eje integrador en los subsistemas de educación básica y universitaria, la cual debe ser contemplada en los programas y pensa de estudios de los institutos y centros educativos del Sistema de Educación Nacional". Es decir, un eje rector de la educación de los niños desde el primer grado. Niños de siete años en adelante. ¿Para qué? ¿Para, como establecen los ejercicios a pie firme, adoptar rápidamente disposiciones de combate?

El ministro de la Defensa puede minimizar estos hechos como quiera. En la misma resolución se sostiene que el fundamento ideológico de este mandato es "La nueva ética socialista, el modelo productivo socialista, el desarrollo del país como potencia energética mundial, la nueva geopolítica internacional y la suprema felicidad social". Los voceros del gobierno pueden tratar de maquillar esta realidad como quieran, pero yo, como todas las madres prudentes de este país, me seguiré preguntando por qué le cambiaron a mi niño su banderita tricolor por una enseña de guerra.

Profa. Adriana Cabrera

Dpto. Filosofía y Letras

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RECURSOS EXTREMOS: EL GRITO DE DIOS





Miércoles 30 de marzo de 2011 / p. 18

Una huelga de hambre es un recurso extremo, que significa que quien lo asume combina un gran anhelo de justicia, un sentido de responsabilidad personal hacia la modificación de las condiciones sociales con una condición de valentía que adquiere ribetes de heroicidad. No es fácil imaginar las sensaciones y sentimientos de quien se mantiene contando las horas en ayuno voluntario, menos si tiene conciencia plena de que el término de su martirio depende de las acciones de la persona o del mismo grupo de personas que obligaron el inicio del mismo.

Lo último que debería pasar por la mente de una persona debería ser el pensamiento de terminar su vida a causa de la ausencia total de alimentos. Someterse voluntariamente a esa posibilidad es, en consecuencia, una medida excepcional que se asume yendo en contra de los instintos básicos y de la totalidad de los normas sociales, institucionalizadas alrededor de la satisfacción de las necesidades humanas; primeras, entre ellas, aquellas que tienen que ver con la sobrevivencia física.

Las huelgas de hambre y otras tácticas extremas de protesta son medidas que evidencian gran inconformidad con el estado de la institucionalidad social. Algunos modos son visibles: paros generalizados, encadenamientos, mutilación de miembros, inmolaciones, etc.; otros son menos obvios, pero no por eso menos dignos de atención: descenso de las tasas de nacimiento, aumento de la tasa de suicidios, inconformidad con las condiciones de vida que se expresan en el aumento de consultas psicológicas y psiquiátricas, en agresividad colectiva, en la disminución de consumos asociados al disfrute, etc. En la gran mayoría de los casos son medios para hacer patente el debilitamiento de las instituciones encargadas de normar el respeto a las personas, la legalidad y de garantizar la legitimidad de los gobiernos de turno; en otros casos son el único recurso con el que cuenta una persona para seguir viviendo con dignidad.

El concepto marxista de “proletariado” hace alusión a los hijos, la prole, como única posesión de una clase social para enfrentar las exigencias de la vida. El concepto se ha revestido de un aura de sacralidad porque simboliza el ingente estado de quienes luchan con sus mínimos recursos para sobrevivir en condiciones adversas. Tal vez por eso se considera que la voz del pueblo, concepto que se ha asimilado al de proletariado, es la voz de Dios.

Podríamos inferir que en el caso de los que, ante la impotencia de hacerse oír, atender o ver, recurren al único y último recurso -mermando sus fuerzas, en estado de postración, neutralizando sus miedos, sus instintos, haciendo oídos sordos a las recomendaciones familiares- para enfrentar aquello que consideran injusto, se trata no ya de la voz sino de un grito de Dios.

Una huelga de hambre es un grito desesperado. En un sentido estricto no lo es sólo de quien o quienes están postrados a expensas de una respuesta de la cual no se tiene certeza, sino de la colectividad a la que la puesta a derecho, la reivindicación o el reconocimiento de la situación expuesta, mejorará en sus condiciones sociales. Una huelga de hambre encarnada en individualidades o grupos, puede constituir un mecanismo de la cultura para hacernos más humanos. Desprestigiarla, desatenderla, no considerar lo que se habla con tan extrema expresión es regresar a condiciones de animalidad.

Profa. Graciela Acevedo

Dpto. Sociología

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LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA: VENCER LAS SOMBRAS





Miércoles 23 de marzo de 2011 / p. 14

Desde la efímera aparición de la Ley de Educación Universitaria, vetada para que se reconsiderara su contenido, después de una apresurada aprobación, ha quedado como una especie de halo fatal en la sociedad venezolana y sobre todo en los sectores ligados a la vida de las universidades públicas y autónomas, que no están bajo la égida del gobierno. La mayoría de estas universidades han sido duramente cuestionadas; desde las más altas élites gubernamentales hasta los corrillos estudiantiles revolucionarios en boga hoy día, despotrican en torno a los manejos administrativos, las concepciones curriculares y los basamentos filosóficos que rigen la labor de estas casas de estudios.

No quiero menospreciar juicios ni posturas ideológicas, pero sí me gustaría analizar algunos de los elementos que se presentan como alternativas en pro de una universidad para la “revolución”. La universidad es, no sólo por mandato constitucional, sino también por derecho universal, un espacio para el debate y la investigación; en ella deben cohabitar con absoluta libertad todas las corrientes del pensamiento, tanto científico como humanístico. La universidad es un centro político por naturaleza propia y, por ende, debe ser plural. No se puede concebir la universidad bajo el control absoluto del gobierno y una única corriente de pensamiento; retrocederíamos a la universidad dogmática del más rancio abolengo medieval. Dice Edgar Morin que a partir de 1809 la universidad pudo dar libre curso a su libertad interna, instituir su autonomía desprendiéndose del cordón que la ataba a la religión y al poder. Ambos la hacían perder su esencia e involucionar.

Atacar y pretender desarticular un sistema universitario consolidado, firme, de entrañable tradición social, repitiendo argumentos tan poco sustentados, o generalmente manipulados, como la exclusión y el carácter elitista, es una muestra de incomprensión de la alta función intelectual que constituye la naturaleza misma de la universidad, y conduce a un injusto clima de desasosiego.

Es cierto que desde hace tiempo varias instituciones universitarias venezolanas entraron en un proceso paulatino de desarticulación con la sociedad, producto de desacertados procesos políticos que se incubaron en ellas y relegaron en muchas oportunidades las prioridades académicas e investigativas y la necesidad de transformación propia, vitales para la formación de profesionales consustanciados con las condiciones socio-económicas y culturales de sus regiones. Contra eso hay que luchar; es necesario debatir y construir un nuevo modelo universitario. No obstante, no pueden desconocerse los avances alcanzados por la universidad venezolana desde la pasada etapa dictatorial.

Por otro lado, en los últimos años se ha ido superponiendo un nuevo sistema universitario, forjado sobre una visión ideológica válida dentro del universo posible de opciones, pero con una peligrosa inclinación sectaria; sistema de creciente demanda estudiantil, circunstancia plausible en un país cuya población ha pasado vertiginosamente de un poco más de diez de millones de habitantes a casi treinta millones en las últimas dos décadas, que además requiere otras oportunidades para su formación académica y profesional, y nuevos modelos y métodos.

Pero es reprochable que la constitución de ese nuevo sistema se haya dado enarbolando como bandera un supuesto fracaso del sistema tradicional de universidades nacionales y el cuestionamiento de sus métodos de formación, administración y elección de autoridades, factores que llevan a una inquietante situación de protesta en diversos sectores de la sociedad venezolana. La propaganda de descrédito quizás se oriente a provocar el resquebrajamiento institucional y la intervención del sistema de universidades autónomas, deseada por muchos incautos o por siniestros personeros y líderes resentidos.

Contra eso también se debe luchar, en defensa de nuestra universidad.

Prof. José Marcano Carpintero

Dpto. Currículo y Administración Educativa

marcanocarpintero@gmail.com

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UN NÚCLEO CULTURAL: ENTRE LA NOSTALGIA Y LA REALIDAD





Miércoles 2 de marzo de 2011 / p. 14

A raíz de los violentos acontecimientos ocurridos el 27 de octubre de 2010 en el campus de Cumaná del Núcleo de Sucre, específicamente en Cerro Colorado, se produjo un proceso –de los más significativos en cuanto a calidad de participación ocurridos en los últimos años– en el cual concurrió un valioso grupo de profesores. Organizado en mesas de trabajo, este conjunto de docentes generó, a partir del diagnóstico de la realidad del campus, una serie de reflexiones y proposiciones para varios ámbitos de la vida universitaria.


En la mesa donde participé se trató el complejo asunto de la convivencia, a nuestro modo de ver, centro y eje del deterioro que vivimos en nuestra universidad. Un aspecto resaltó en el análisis: la decadencia o pérdida de un entorno de referencias culturales efectivas en y entre todos los miembros de la colectividad universitaria, y en particular, en y entre los miembros de la comunidad académica: profesores y estudiantes. En otras palabras, nuestro contexto de ejercicio de la labor de enseñanza y aprendizaje, ese en el que han de formarse (para decirlo con un cliché) las nuevas generaciones de profesionales y conductores de la vida nacional, regional y local, carece de coordenadas y perspectivas consistentes y continuas que sustente en valores la educación humanística y científica, la que ha marcado la esencial tradición universitaria: formación plural, integral, respetuosa del otro, solidaria, responsable y disciplinada, entre otros rasgos.

¿Cuáles son las causas de este deterioro o de esta ausencia? Sin pretender dar respuestas únicas a estas interrogantes, nos atrevimos a decir, y consta en el documento producido por la mesa, , que uno de sus componentes, uno fundamental, es la merma del quehacer cultural en el Núcleo, entendiendo este quehacer, en primer lugar, como aquel que se debe ofrecer, garantizar y propiciar institucionalmente, es decir, el que están obligadas a realizar las autoridades del Núcleo a través de las dependencias respectivas.

En nuestro diagnóstico advertimos que se ha producido un progresivo deterioro de la planificación y ejecución del servicio conocido como “extensión cultural”. Más allá de algunos esfuerzos individuales (no los nombramos por razones obvias), durante mucho tiempo lo que hemos visto o experimentado es la falta o el abandono, cuando no la sola actividad proselitista, ideologizada y pobremente “militante”.

Puedo hablar con completa autoridad, pues gran parte de mi formación cultural se la debo a la UDO-Sucre de los años 70, 80 y parte de los 90. Más allá de mis diferencias de aquel momento o actuales, debo reconocer la labor tesonera y efectiva de personas que estuvieron a cargo de la entonces Delegación de Extensión Universitaria (Benito Yrady, Ramón Ordaz, Olinda Falcón, Héctor Granados, Guillermo García). No llegué a conocer el ambiente cultural cuando, incomparablemente, lo inauguró en nuestro Núcleo (y en toda la UDO) el escritor Alfredo Armas Alfonzo (así lo quiso la administración universitaria de entonces tantas veces denostada. ¡Qué admirable época!).

Lo poco que hoy permanece, a duras penas, viene de esos tiempos y esas gestiones: grupos de canto y danza folklóricos, orfeón, cineclub… Lamentablemente más es lo que ha desaparecido o se ha deteriorado: teatro, conferencias, conciertos, clases magistrales… No se trata de identificar nominalmente lo que se ha perdido. Ha sido mucho, sobre todo ese ambiente que puede (y ha de) nutrir nuestro espíritu: el que genera el contacto con el arte (porque es alimento de la sensibilidad y el espíritu), con la reflexión, con la discusión de las ideas, con el conocimiento de los aportes culturales de otras culturas y países.

En lo que he expuesto destaca la responsabilidad de las autoridades del Núcleo, sea para reconocerlas o para cuestionarlas. Mi evaluación al respecto no es favorable a las últimas gestiones decanales. Pareciera (podría afirmarlo) desconocerse que nuestra convivencia y desempeño (individual y colectivo) depende en gran medida del entorno que propiciemos, y en ello, no me cabe la menor duda, incide de modo sustancial, el ambiente cultural que podamos crear y proponer, por supuesto, en libertad y con pluralidad.

Prof. José Malavé M.

Dpto. Filosofía y Letras

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ECONOMÍA SOCIAL Y DEMOCRACIA





Miércoles 09 de marzo de 2011 / p. 18

Para los venezolanos se avizora un cambio de vientos. Por eso es necesario preguntarse acerca del rol que la “economía social” ha cumplido y debe seguir cumpliendo ante el “reto histórico” de lograr el cambio social deliberado que conduzca hacia la vigencia de los derechos humanos para la totalidad de la población.

Aunque los próximos gobiernos no se llamen socialistas deberán surfear sobre la “tercera ola de democratización”. Aquella que se caracteriza por el debate acerca de la “calidad de la democracia” y cuyo desiderátum consiste en la ampliación de la representación en pro de una mayor participación ciudadana, en las distintas esferas de la vida social, económica y política.

Compartimos los tipos de democracia identificados por Giovanni Sartori:

Democracia Social: aquella cuyo “ethos” –modo de vivir y convivir– exige a sus miembros reconocerse como iguales y organizar la toma de decisiones de manera horizontal no-jerárquica. Otra manera de definir a ésta es considerarla como el conjunto de “democracias primarias” –pequeñas comunidades y asociaciones voluntarias con fines específicos, que a partir de la “sociedad civil” alimentan y vigorizan desde la base el todo democrático. Es decir que, partiendo de grupos pequeños que se autogobiernan (microdemocracia) se construye la infraestructura que sirve de base a la superestructura política (macrodemocracia).

Democracia Económica: se puede definir como el intento de establecer un orden de igualdad económica, eliminando los extremos de pobreza y de riqueza, persiguiendo una redistribución generalizada del bienestar. Su origen y ámbito específico se refieren a la democracia en el lugar de trabajo, donde se definen las formas de autogobierno. El sujeto es el trabajador.

Una de las formas más conocidas de democracia económica es la Autogestión: el ejercicio colectivo de la decisión y la posibilidad de la intervención de cada persona en los problemas que la afectan. Se considera como la práctica real de la verdadera democracia. Implica, cuando menos, estos cuatro procesos: eliminación del trabajo asalariado, toma democrática de decisiones, eliminación de las jerarquías burocráticas piramidales y rotación de los cargos directivos.

Otra forma es la Cogestión: en ella, trabajadores y sindicatos asumen co-responsabilidades en la gestión productiva a través de delegados. Así la participación se extiende a todas las actividades empresariales: desde la propia programación y ejecución de la producción hasta las cuestiones inherentes a la calidad del puesto de trabajo y las relaciones con el entorno.

La Gestión Cooperativa se orienta a modificar el carácter de la empresa capitalista, transformando las relaciones económicas que implican la propiedad de los medios de producción, las formas de organización del trabajo y la distribución del producto colectivo neto. La introducción de elementos de participación y responsabilidad en la toma de decisiones gerenciales –correlacionada con la obtención de beneficios (retorno de excedentes; cobertura progresiva de necesidades, a través de sistemas de protección social)– permite generar una microcultura democrática que hace del “trabajador” un “ciudadano”, capaz de desempeñarse con competencia en el macrosistema de la Democracia Política.

En este macrosistema el sustento de la política es la democracia de los grandes grupos (macrodemocracia); mientras que en la democracia social y en la económica lo es la democracia de los pequeños grupos (microdemocracia).

Ahora bien, se podría arriesgar una primera conclusión: la democracia –como sistema político– es la condición necesaria para que puedan existir y prosperar tanto la democracia social como la democracia económica. De otra manera estas corren el riesgo de ser amordazadas o destruidas. La regla de oro para la estabilidad de los sistemas democráticos es tener un “sistema electoral confiable” basado en “partidos políticos sólidos”, a fin de garantizar el juego de peso-contrapeso entre gobierno y oposición.

De tal conclusión se desprende la convicción de que en estos momentos de descalabro económico y social se hace aún más imperativo luchar por el rescate y profundización de la democracia. Desde la UDO, en red con otras universidades nacionales, hemos conformado el "Centro Interdisciplinario de Investigación, Formación, y Documentación de la Economía Cooperativa, Social, y Publica (CIRIEC-Venezuela)" para que cada día más personas conozcan la Economía Social y se capaciten para participar en algunas de sus formas (cooperativas, mutuales, empresas de producción social, entre otras). Esto constituiría la base para asentar un proceso de recuperación del sistema democrático.

Prof. Mario Fagiolo

Escuela Ciencias Sociales

udistasns@gmail.com

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