miércoles, 14 de julio de 2010

LA DISCRIMINACIÓN COMO POLÍTICA DE EMPLEO EN EDUCACIÓN






COMUNIDAD / 14-07-2010/ Pag. 13

Son muchos los egresados en las recientes promociones de la Licenciatura en Educación mención Castellano y Literatura de la UDO que nos comentan del impedimento práctico para acceder a un puesto de trabajo con la llamada Zona Educativa del estado Sucre. Suponemos que algo semejante debe estar ocurriendo con los titulados en otras menciones.

Según lo que hemos logrado saber por diferentes fuentes, se ha puesto en ejercicio una política oficial que privilegia la contratación de los egresados de la Misión Sucre para los cargos de docentes en educación básica, media y diversificada. Al parecer, se sigue un mandato del propio Presidente, quien ordenó incluir las promociones de las misiones en la nómina estatal (ver El Nacional 13/06/2010, Siete días, p. 2).

De esta manera, se viene obstaculizado la posibilidad de que egresados de instituciones universitarias como la UDO ocupen puestos donde desempeñen la profesión para la cual han sido formados durante varios años. El argumento verdadero del manejo referido no es simplemente el de la necesidad de la inserción de los egresados de dicha Misión en el campo laboral. En boca de directivos de la dependencia estadal administradora de la política gubernamental, en reuniones y talleres, se expresa que el personal docente debe ser el “formado” en la orientación socialista, egresados afines al “proceso revolucionario”, condiciones que instituciones universitarias como la nuestra no garantizan.

Lo primero que debe apuntarse es que estamos en presencia de una descarada conducta discriminatoria que, como tal, niega principios constitucionales básicos que consagran el pluralismo y el derecho al trabajo, así como el rechazo a la discriminación en todo ámbito social, particularmente el educativo, principios establecidos primordialmente en los artículos 2, 21 (numeral 1), 57, 87, 88, 89 (numeral 5), 102, 103 y 104. Esta política nacional del gobierno ha sido denunciada por varias instituciones; una muy destacada es la Asociación de Profesores de la Universidad Experimental Libertador (APROUPEL), que en un pronunciamiento público demanda “Igualdad de condiciones y oportunidades de trabajo para todos nuestros egresados, por cuanto su incumplimiento es violatorio de sus derechos civiles, humanos y profesionales contemplados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en los tratados internacionales” (El Nacional, 19/06/2010). La UPEL, como sabemos, al igual que la UDO, se ha encargado por años de la formación y perfeccionamiento docente; de allí que exija, a través de su gremio, “respeto a la profesión y ejercicio de la carrera docente” (ídem). Cabría preguntarse si autoridades universitarias (rectorales, decanales, de la Escuela y sus departamentos) y representantes del gremio profesoral de la UDO han advertido esta injusta realidad en nuestro medio, ante la cual debe haber alguna respuesta.

A propósito de esto, habría que señalar un segundo aspecto de inocultable gravedad: ¿cómo queda en toda esta situación la labor formadora de educadores de instituciones universitarias como la nuestra? En la práctica es desconocida y relegada. Después de más 40 años de existencia de nuestra Escuela de Educación formando docentes en el espíritu plural y amplio que debe caracterizar todo quehacer educativo en una sociedad democrática, sus egresados pasan a ocupar un segundo lugar (cuando menos) por no estar identificados como instrumentos reproductores de un pensamiento único (léase “revolucionario” o “socialista”). En nombre de una ideología y praxis fracasadas históricamente, y de una estrategia populista, se ignora e irrespeta la labor y atribución académica de una institución universitaria con larga tradición en la formación docente.

Y finalmente, derivado de lo anterior, un tercer aspecto: la calidad académica de los egresados en educación de la Misión Sucre. Si el mismo Luis Fuenmayor Toro, quien estaba en la OPSU cuando esta misión fue implantada, ha dicho: “[…] no sabemos quiénes son los docentes que les dan clases […]” (ver El Nacional 13/06/2010, Siete días, p. 1), ¿qué podemos pensar? Incluso, en este reportaje citado el presidente de la Subcomisión de Misiones Educativas de la AN, Eddy Gómez, declara: “Hay que ver los alcances de las carreras que se imparten”. En investigaciones sobre las misiones educativas, realizadas por la UCV, se revelan, entre otros rasgos problemáticos, la carencia de criterios para ejecutar los programas y la poca participación de personal especializado (ver El Nacional01/09/2009, Nación-5). Desde diferentes perspectivas e instancias, pues, está en observación la calidad de la formación que en esa misión se “facilita”.

Atendiendo a nuestra función de formar a formadores, misión de muchos de los profesores de la Universidad de Oriente, y, por supuesto, haciendo valer las atribuciones de sus autoridades en los diferentes niveles jerárquicos, debemos afrontar esta realidad que menoscaba la labor que realizamos y atenta contra las expectativas de gran parte de nuestra población estudiantil.

Prof. José Malavé M

udistasns@gmail.com

http://udistasns.blogspot.com/



1 comentario:

inespoe@gmail.com dijo...

Es lamentable que esto esté ocurriendo ahora. Nunca estuve conciente del atraso al que estábamos sumidos, y nunca me provocó más pavor el hecho de que personas subcualificadas formen a las futuras generaciones trabajadoras de nuestro país, como cuando escuché hablar a un egresado de estas misiones.

Es inquietante y ,aún más, escalofriante el abismo ante el que estamos ¿Es que nadie sabe medir consecuencias?

Soy egresada de Castellano y Literatura en la Universidad de Oriente. Actualmente y por motivos personales resido en Madrid, España. He tenido que reciclarme como profesional, aprender idiomas y dedicarme al estudio de la enseñanza del español a extranjeros. Es curioso, como estoy en esta rama de enseñanza, he tenido que formarme y claro, he investigado y recabado mucha información sobre el tema. Venezuela es el único país que tiene el español como lengua oficial y no posee ninguna revista y ninguna oficina que se dedique a difundir su idioma. Todos, me pasmé cuando lo revisé, todos los países de habla hispana, hasta Guinea Ecuatorial, poseen una revista, algún equipo de investigación y publicación que saca provecho a un mercado cada vez más activo y que ojo, representa el 15% del producto interno bruto de España.

¿POr qué no hay nada en Venezuela?

¿No hay cabeza para pensar en explotar nuestro idioma? Es que solo, a mi modo de ver, hay cabeza para ideologías, doctrinas y discriminación, como muy bien lo retrata el profesor Malavé, que fue mi profesor y a quien recuerdo como una persona formada, calificada y exigente con sus estudiantes.
Seguramente en las Misiones profesores como el profesor Malavé no tienen cabida, porque, sencillamente, enseñan literatura y no doctrinas bolivarianas en las aulas de clase.