jueves, 2 de mayo de 2013

Salario digno para los profesores universitarios


UDISTAS

Región, 02-05-2013, p.14

 
Orángel Morey Lezama*

            El gremio profesoral universitario, al igual que los empleados y obreros, tiene años intentando conciliar con el gobierno nacional, entre otras cosas, un salario digno. Reiteradamente, el gobierno se niega a escuchar las peticiones y propuestas y decide, de manera unilateral, un aumento salarial que no se corresponde ni con las exigencias de los docentes universitarios ni con la realidad del país.

            En los últimos meses, por el malestar reinante (desabastecimiento, inflación, devaluación) y por la negativa del gobierno a atender nuestras peticiones, se ha acordado convocar a diferentes paros como medida de presión. Aunque nos sea difícil suspender transitoriamente nuestras actividades de aula, la paralización busca que el gobierno voltee a ver un sector que ha abandonado y vejado por años, cuando, por un lado, les niega el presupuesto requerido a las universidades, incidiendo de modo negativo en su funcionamiento práctico; y, por otro, le cierra las puertas de las instituciones públicas (Zona educativa, por ejemplo) a los egresados de estas casas de estudio. Ambas cosas (y la baja compensación salarial de los profesionales) inciden de modo negativo en la valoración de los jóvenes sobre el estudio formal universitario.

            Parte del descuido a los docentes universitarios pasa por el desconocimiento de las Normas de Homologación, que obligan al gobierno a revisar cada dos años el salario y ajustarlo al índice de inflación fijado por el BCV; como resultado de este desconocimiento, Venezuela ha quedado rezagada frente a nuestros vecinos en compensación salarial a sus profesores universitarios. Así, Brasil y Colombia, por ejemplo, quintuplican (comparando con el dólar oficial) nuestros salarios, que son motivo de risa frente a la canasta alimentaria (un punto por encima) y frente a la canasta básica (poco más del doble del salario integral de un profesor instructor a dedicación exclusiva). Como colofón a esta grave situación, a partir de hoy el salario mínimo (para trabajos no especializados) se diferencia del salario de un profesor instructor a tiempo completo por casi doscientos bolívares.

Países como India, Malasia, Arabia Saudita y Sudáfrica han entendido la necesidad de invertir en sus universidades y hoy día están ubicados entre los diez países que mejor recompensan a sus profesores. Pues como se sabe, en el mundo actual es el conocimiento el que nos ofrece la posibilidad de ser más soberanos e independientes; no hay dudas de que será la universidad venezolana la que permitirá, en grandes cuotas, la producción nacional y la desestimación de las importaciones, tan dañinas, en números como los actuales, para la economía del país.

Ojalá el día de hoy recibamos, también, buenas noticias para todo el sector universitario. Pero, de todos modos, nos vamos a la marcha de los trabajadores que exigen mejorar las condiciones laborales y salariales. Allá nos vemos.

* Prof. Dpto. Filosofía y Letras UDO-Sucre

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