Siempre pensamos que Cerro Colorado, con su golfo, su sol y su aire pleno de sal, es el campus ideal venezolano donde cualquier sueño basado en la ciencia pudiera ser posible de algún modo; un lugar donde la búsqueda, la exploración, la tecnología, el conocimiento, así como el ensayo, la narrativa y la poesía, serían el leitmotiv de la institución. El científico diciendo: si es posible se hizo, si es imposible se hará. Y el humanista: el que busca la verdad, poeta, merece el castigo de encontrarla (desternillándose ante la rigidez cartesiana del seguidor de Bacon, desconcertado por la travesura). Un ambiente cultural propicio para formar individuos que se resbalan en lo seco y se yerguen en lo mojado.
Cuando el universo, siendo tan vasto y diverso, se reduce al comedor-elecciones, cual sistema binario de agujeros negros, la tierra roja se convierte en polvo cósmico inútil, destinado prematuramente a la entropía final.
Llegamos a pensar que el Núcleo es indomeñable, como el país. Como el núcleo del átomo, su energía es ingente, y desde su claustro están emergiendo voces disidentes que prometen tácitamente lo que lucía imposible. Otro Núcleo.
A la distancia no podemos apreciar la realidad del Núcleo de Sucre en toda su dimensión, no podemos respirar ese aire, esa atmósfera. Pero hay una característica común a Cumaná, Caracas, Maracaibo, Valencia y Mérida. La Universidad cada día suma más rechazo, siendo así la única institución pública que no ha sido doblegada. Desde la Universidad, y nos referimos sobre todo a las universidades públicas y autónomas, se escuchan voces que denuncian la ilegalidad de las leyes, la inseguridad, las expropiaciones, las elecciones amañadas, el descalabro de la política científica y la economía inflacionaria. Pero lo más triste y preocupante es que hay universitarios que despotrican de ella, incluso desde la seguridad (temporal) que les da el poder o desde una cómoda jubilación. La realidad es que la Universidad está más clara sobre el acontecer nacional porque es la que está mejor informada. No está polarizada y quieren crear esta falsa idea.
La Universidad ha sido, es y será un factor determinante para la salida del lodazal. Porque la autonomía “debe atravesar las sugerencias del pasado, el fermento del presente y la proposición de un futuro posible” (según José Balza). Notamos que esta noción de autonomía, por cierto, bien pudo haber sido inspirada por el lento proceso de producción de un buen vino tinto… ¡Esto es! ¿Y si le damos la gerencia universitaria a un especialista en vino (autonomía) como Empresas Polar? Realmente lo atractivo de esta idea es la posibilidad de una “free happy hour” semanal, alrededor de las necesarias ciencia y poesía para la reconciliación ¿Se imaginan? Imaginemos. Soñemos, por favor.
Volveremos sobre la senda del sistema binario fundamental biblioteca-tertulia. Al menos hasta esta configuración básica no íbamos tan mal. A ver si logramos un ambiente propicio para la serendipia y las musas, que deben encontrarnos trabajando. Para contemplar el Universo en su unidad y complejidad. Para asegurar que el infinito está contenido en la unidad, y sorprendentemente cerca. Para hablar en el “cafetín situacional” de la Escuela de Ciencias sobre las inmensas posibilidades de la ciencia. Sobre el físico que investigaba las partículas e inventó la world wide web; sobre Joselyn Bell, quien descubrió los púlsares y le negaron el premio Nobel; sobre la industria financiera que contrata a físicos y matemáticos para predecir los mercados. Metemáticos, físicos, químicos y biólogos que trabajan en preguntas como: ¿es posible sobrevender los cupos para un vuelo sin poner en graves aprietos a la empresa? ¿cuáles medicamentos la industria farmacéutica puede ofrecer gratis?, o sobre la electricidad sin cables (witricidad) y de los agujeros negros de laboratorio. Para organizar tertulias en el auditorium de APUDONS. O en la biblioteca, que es el centro del Universo y el Universo mismo. Para hablar con los poetas sobre la ciencia y sus posibilidades. Para que los poetas nos expliquen cómo podemos encontrar la verdad en las mentiras, y la perfección en la poesía. Tal vez terminemos juntando lengua, literatura y agujeros negros. –No, poeta, no es lo que está pensando. Lo imposible es otro Cerro Colorado, y podemos seguir trabajando en ello.
Prof. Willians O. Barreto A.
Universidad de Los Andes
wbarreto@ula.ve
udistasns@gmail.com
http://udistasns.blogspot.com
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