En la celebración de la Semana del Profesor Universitario, el Prof. Omar Rodríguez, Presidente de FAPUV en la década de los 80 y actual Vicepresidente de dicha federación, conversó el pasado 7 de diciembre, en el Miniauditorio de APUDONS, con un reducido número de personas, acerca de la situación de nuestro gremio. Si viviéramos en un país como Dinamarca o Nueva Zelanda donde, a excepción de las catástrofes naturales, la vida discurre sin sobresaltos, sería fácil entender la exigua audiencia. Sin embargo, en la Venezuela declarada anticonstitucionalmente “Socialista” es difícil comprender o justificar la apatía de personas que se supone comprometidas con su labor y con la búsqueda de la verdad; es difícil asimilar que las personas que forman a los futuros conductores de la sociedad se crucen de brazos o encojan los hombros con indiferencia ante lo que pasa.
Para nadie es un secreto que el gobierno nacional asumió que todos los profesores universitarios somos culpables de las decisiones erradas que pudo tomar la Junta Directiva de FAPUV en abril de 2002. Tampoco es un secreto que los docentes universitarios, a diferencia de otros gremios, no nos hemos plegado al gobierno para obtener lo que legalmente nos corresponde. Por eso se nos veja al no reconocer los méritos al momento de homologar nuestros sueldos y se nos excluye de los beneficios otorgados a obreros y empleados universitarios. Nos hemos quedado aislados enfrentando a un gobierno que controla la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo, la Fiscalía, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo.
Los hechos han demostrado que los profesores universitarios cumplimos con nuestro deber para con los estudiantes y el país, a pesar de los atropellos de este y anteriores gobiernos. ¿Quién no recuerda que durante el 2002, cuando intentamos paralizar las actividades porque teníamos siete (sí, siete) quincenas sin cobrar y porque recibimos el bono vacacional unos días antes de finalizar las vacaciones de agosto, algunos de nosotros se resistieron al paro para no perjudicar a los estudiantes? En muchas ocasiones, la universidad ha funcionado gracias a nuestros sacrificios.
Pareciera que estamos solos; pareciera que estamos como David enfrentando a Goliat. Sin embargo, a pesar de que el adversario es muy poderoso, podemos salir airosos si juntos reclamamos nuestros derechos. Y digo juntos porque, para poder remontar esta cuesta, necesitamos de la participación de todos los profesores. Por ejemplo, las autoridades, aparte de los cargos que detentan, son nuestros colegas y deberían detener esa odiosa práctica de violar el acta convenio al asignar más estudiantes de los estipulados, programar clases al mediodía o en horas nocturnas pero, sobre todo, deberían acompañarnos en las actividades destinadas a reclamar nuestros derechos.
A los colegas que comulgan con el gobierno, hay que recordarles que enfrentamos juntos a administraciones gubernamentales anteriores. No se pueden, ahora, quedar de brazos cruzados permitiendo que se violen nuestros derechos, que se niegue la participación en la discusión de asuntos que nos atañen (como el proyecto de nueva Ley de Universidades), que se nos exijan sacrificios cuando los gobernantes no sacrifican nada aunque digan estar dispuestos a dar la vida para que sus ideas triunfen. Nada más alejado del espíritu universitario.
Y a ti colega sin aparente compromiso político, te pedimos que te incorpores a la lucha para exigir lo que legalmente nos pertenece. No es quejándote en los pasillos, en el supermercado o en la antesala de la consulta médica como se logrará que el gobierno nacional otorgue lo que por ley nos corresponde. Reflexiona y considera que este gobierno dialoga y razona cuando lo obligan a ello. Así que no le preguntes al Jefe de Departamento si hay paro; pospón una o dos horas de clase para acompañar a los colegas en el portón, en las asambleas. Recuerda que quienes llevan adelante esta lucha son personas como tú que tienen clases que dictar, postgrados que terminar, familias que atender, en fin, otras cosas importantes que cumplir.
Somos casi 40.000 profesores universitarios en el país y si actuáramos juntos, no habría gobierno capaz de rechazar nuestras justas demandas. El Chapulín Colorado no puede defendernos; nadie puede hacer lo que nos toca hacer.
Prof. José Rafael Díaz
Dpto. Biología Marina
udistasns@gmail.com
http://udistasns.blogspot.com
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