Usamos una paráfrasis de la frase perteneciente a la obra "Hamlet" de Shakespeare para volver sobre la preocupante realidad de nuestro Núcleo. Se acentúa la intranquilidad al conocer, a través de correos electrónicos de diferente procedencia, el desagradable caso de las comunicaciones entre un dirigente del gremio estudiantil y el Decano.
No se trata sólo del modo irrespetuoso como el dirigente estudiantil trata a la autoridad académica y de la forma soez como se refiere a otros (presumimos que a otras autoridades del Núcleo y representantes de cogobierno), aspectos en sí mismos muy graves viniendo de un estudiante universitario y de una persona que identifica a todo el sector estudiantil, que -se supone- delegó en él su representación; sino, más grave aún, de la puesta en evidencia de un "trato" irregular entre autoridades universitarias y personeros estudiantiles. En la respuesta al grosero mensaje del dirigente estudiantil, el Decano le comunica, como si tratara de enmendar un error cometido, su decisión de "no otorgar cupos, no aceptar reingresos, no aceptar cambios de especialidad y mucho menos realizar retiros de materia de manera extemporánea" (sic). Se puede inferir de tal declaración que los procedimientos mencionados se adelantaban sin importar si se violentaba la normativa académica y administrativa.
En varias ocasiones hemos sabido, a través de información institucional o como quejas cotidianas de la colectividad universitaria, que se han aprobado ingresos de estudiantes fuera de toda posibilidad de atención académica y administrativa (personal docente e infraestructura), del "levantamiento" de la aplicación de normas de permanencia, de retiros de asignaturas en tiempos inadmisibles, de la aprobación de número de créditos a cursar o cursos paralelos fuera de la normativa existente, de "limpieza" de récords académicos..., en fin, de gravísimas irregularidades que se han convertido en "normales" en nuestra vida universitaria.
Este caso explicita el estado de mediocridad al que han llegado ciertos dirigentes estudiantiles. Un proceso de deterioro de muchos años que los ha conducido a ser, en la mayoría de los casos, unos oportunistas de la política al servicio de parcialidades. ¡Qué abismal diferencia política y ética entre estos dirigentes y un líder estudiantil como Josu Landa en los años 80! En aquellos líderes había mucha lectura y reflexión, lo que permitía acceder a otras referencias y a otras perspectivas. La dirigencia estudiantil de hoy no sólo es intelectualmente escasa, sino, lo peor, éticamente cuestionable.
En el decir popular está la expresión: "Cría cuervos y te sacarán los ojos". ¿De dónde "brotó" esta modalidad de conducta estudiantil que se atreve a menospreciar a una autoridad y ofender a los otros? ¿Cómo se llegó a esta situación de desfase entre lo académico y lo gremial en el caso del liderazgo estudiantil? Creo que en el dicho indicado está la respuesta. Hubo y hay (en nuestra reconstrucción, se extiende al inicio de la década de los 90) compromisos electorales que conceden prerrogativas a una élite en ciertos sectores, entre ellos el estudiantil. A tales grupos, en la medida en que "apoyan" la elección de una autoridad (un decano o un rector) se les paga con "favores" y se les deja actuar sin impedimentos. Así se fue haciendo esta lamentable "relación" entre "poderes", llegando al extremo en el que se difuminan las fronteras entre el poder de algunos dirigentes estudiantiles y el institucional.
El Núcleo de Sucre -sus profesores, estudiantes, administrativos y obreros- debe exigir y apoyar la aplicación de la normativa institucional si se trata de hacer vida universitaria en la pluralidad. No hay otro modo. Ello supone ser una comunidad que ejerza una visión amplia del conocimiento, fomente actitudes éticas y defienda con firmeza su institucionalidad.
Prof. José Malavé M.
Dpto. Filosofía y Letras
udistasns@gmail.com
http://udistasns.blogspot.com
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