jueves, 5 de enero de 2012

La política intemperante ahoga la vida universitaria



Publicado en el diario Región el miércoles 23 de noviembre de 2011 / p. 14

Prof. José Rafael Díaz

Dpto. Biología Marina UDO-Sucre

udistasns@gmail.com

http://udistasns.blogspot.com

La vida universitaria plena es una experiencia única ya que permite la confrontación libre de las ideas y exige el respeto de las diferencias. Bajo estas premisas, la eficiencia, el respeto a los reglamentos, la negociación, la formulación de planes y el reconocimiento de las fallas deberían ser hechos cotidianos. El llamado de atención y las críticas hacia el ejercicio del poder universitario deberían ser tomados en cuenta para enderezar el rumbo y alcanzar el bien común.

No ocurre así en el Núcleo de Sucre. Las acciones y opiniones de quienes piensan de manera diferente no son, en general, bienvenidas. En pleno siglo XXI, en el Núcleo se insiste en progresar con las gríngolas y las orejeras bien apretadas. Quien insiste en hacer oír su voz es sometido al odio intra y extramuros.

Qué ejemplo se le da a nuestros estudiantes y a la comunidad cuando los profesores universitarios se dedican a denostar con infundios de los colegas que se atreven a señalar la grave situación que se vive en nuestro espacio académico, en vez de aprovechar esta magnífica oportunidad para dar ejemplo de profesionalismo, integridad y respeto por el diálogo.

Es poco universitario estar al tanto de las irregularidades que se cometen, sobre todo cuando se ha tenido la gran responsabilidad de ser autoridad y/o dirigente gremial, y quedarse callado para luego salir acusando a los cuatro vientos a tirios y a troyanos. Qué modelo tan triste de cómo se desperdicia la oportunidad para enmendar el rumbo de la institución y sólo dedicarse a atacar con vileza a otros colegas. La ofensa y la humillación no pueden ser las formas de la confrontación sana y edificante que la ética universitaria reclama.

Es poco universitario no reconocer los errores, querer ignorar o esconder la negligencia durante el ejercicio de la autoridad, especialmente si esta ha sido depositada por los electores; y más aún, aferrarse al poder a sabiendas de que no se está a la altura de las exigencias, de que los compromisos adquiridos son una camisa de fuerza que impide actuar correctamente.

La crisis que vive la Universidad de Oriente no sólo es fruto del estrangulamiento presupuestario a que el gobierno nacional la tiene sometida, al igual que a las otras universidades autónomas. También es producto del empecinamiento de mantenerse en el poder aunque no se sepa para qué, a pesar de que se carezca de planteamientos e iniciativas de auténtico sentido universitario.

Más de 25 siglos han transcurrido desde la aparición de la democracia en Grecia y aún se insiste en aplicar la política del garrote.

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En clave de incertidumbre

La reciente suspensión de los comicios para elegir la junta directiva de la Asociación de Profesores del Núcleo de Sucre de la Universidad de Oriente constituye un eslabón más en una larga cadena de hechos irregulares a los que tristemente nos estamos acostumbrando en la dinámica nacional, y, como expresión de eso, particularmente en nuestro entorno universitario.

Hace un par de semanas fue suspendido el proceso para elegir a los representantes estudiantiles a la Federación de Centros y a los Centros de Estudiantes. Están suspendidas, de hecho, las elecciones rectorales, las elecciones decanales, las elecciones para elegir la Junta Superior Universitaria, a las representaciones profesorales al Consejo Universitario, al Consejo de Núcleo y a los Consejos de Escuela.

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