UDISTAS
Región, 01-08-2012, p. 12
Prof. Ramón Ochoa*
En 1998 la mayoría de los venezolanos
votó por el candidato Chávez esperanzados en que su gestión significaría
cambios positivos respecto de la corrupción, la inflación y el combate a la pobreza. Un
componente importante del voto hacia Chávez lo constituyó también el castigo a
un liderazgo desgastado e ineficiente. 14 años después de aquel triunfo percibo, como la gran
mayoría de los universitarios, que los problemas se han agravado y han surgido
otros que no teníamos: una violenta desinstitucionalización del país, la
promoción del odio y la confrontación como estrategias políticas, y el
desbordamiento de la criminalidad y de la delincuencia a niveles nunca antes
sufridos.
El Presidente vuelve a ser candidato
y promete y promete como si nunca hubiera estado en el poder. El Presidente
candidato, actuando con ventajismo e impunidad y con todos los poderes públicos
a su servicio, disfraza su incompetencia achacándoles a otros (al imperialismo,
la burguesía, sus ministros, gobernadores, alcaldes, etc.) sus errores,
omisiones e irresponsabilidades. En un mitin efectuado recientemente en el
estado Anzoátegui, al recibir las críticas del pueblo, justificó sus errores
reconociendo que era humano y que se podía equivocar, pero que su amor por el
pueblo era superior a su incompetencia, afirmando que más importante que la
falta de vivienda, los huecos en las calles, la inflación o la inseguridad era
su triunfo en las venideras elecciones, pues de él dependía nuestro futuro. No
es así: el candidato oficialista representa todo el caos del presente. Por su gestión
se acentuó la demagogia y el populismo y retrocedimos en materia de desarrollo.
Las universidades públicas del país
han sido blanco predilecto de los arteros ataques del gobierno chavista. En el Núcleo
de Sucre de la Universidad de Oriente hemos visto muy claramente la muestra de
la ineficacia socialista. A pesar de que el gobernador del Estado Sucre y el
alcalde de Cumaná son egresados de la UDO, y a pesar de que, en su momento,
profesores de nuestro Núcleo fueron ministro y viceministro de educación
superior ha sido imposible que se termine la Biblioteca Central, cuya
construcción se inició en 1985. Ni siquiera han podido concluirse los ranchos
de plástico llamados “petroaulas”, destinados a suplir al viejo Edificio de Ciencias,
ni se ha podido controlar la creciente criminalidad que campea por los
diferentes núcleos de la universidad.
Henrique Capriles Radonsky representa
la oportunidad de frenar los planes de desmantelamiento del país que adelanta
el Presidente/candidato. Por la universidad y por el país, hay que ponerle fin
a este gobierno. El 7 de octubre tenemos la oportunidad de enrumbar al país
hacia un futuro moderno, para retomar la esperanza de una vida en paz: hay un camino.
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* Prof. Dpto. Psicología e
Investigación Educativa UDO-Sucre
http://udistasns.blogspot.com
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