UDISTAS
Región,
08-08-2012, p.14
Marlyn Cabrera*
Quisiéramos escribir
mejores cosas de nuestra universidad; sin embargo, cuesta apartar la mirada de
sus padecimientos.
Quienes llegamos a
trabajar la mañana de este viernes 03 de agosto fuimos recibidos por el olor inmundo
que desprendían los rincones de la universidad. Cuando el sol hubo disipado la
humedad, fue que pudimos identificar lo que antes no sabíamos si eran animales
muertos o basura podrida. Era orina.
El jueves anterior
había tenido lugar en el patio central, el mismo donde se celebran nuestros actos
más solemnes, otro de los acostumbrados templetes prevacacionales. Así, en
medio del reggaetón y el merengue, nos tocó luchar para que nuestros
estudiantes lograran la concentración necesaria para discutir y aprender. Horas
y miles de bolívares toma instalar los gigantescos cajones de ruido fiestero
que forzaron la atmósfera académica, mientras quedamos condenados a forjar en
frío el hierro del estudio. En medio del barullo y el alcohol, las áreas verdes
(cada vez menos parecidas a jardines) sirvieron de urinario a indeseables que
deseamos creer ajenos a la universidad.
Nuestros estudiantes
merecen sana diversión, no este descarrío. Por tal razón, estoy y seguiré en
contra de que actividades como éstas se den y, además, quebrantando nuestro
derecho a trabajar y a educarnos en condiciones aceptables. Que aún los recibamos
con sorpresa es una muestra de que aún hay esperanza en nosotros. Aún confiamos
en construir un camino hacia el progreso y la pertenencia, en que algún día la
universidad despertará teniendo autoridades comprometidas con la educación, que
desaprueben el desastre y actúen para repararlo en vez de propiciarlo.
Los universitarios nos
vemos privados de nuestros espacios, secuestrados por buhoneros y otros
“inquilinos” incluso más perniciosos. Cada vez que hay un templete como el del
pasado jueves 02 de agosto se envía un mensaje de aprobación a los indeseables que
moran en la universidad.
Un paso más en el fortalecimiento
de la delincuencia tardó sólo horas en darse: la tarde del viernes 03, cuando
la tierra aún estaba empapada de orín, ocurrió un saqueo y pudimos ver cómo
esos habitantes indeseables de los pasillos regresaron cargados con un botín
para esconderlo bajo llave en los cubículos de nuestra universidad. Vimos con
lástima que niños, hijos de buhoneros, se encontraban allí, observantes,
mientras sus padres modelaban impunemente la conducta reprensible del robo.
Esperemos levantarnos este
9 de octubre, cuando se reanuden nuestras actividades, ya no con la esperanza
sino con la convicción de que hay un camino hacia la educación y un ejemplo
digno para los más jóvenes. Esperemos que el saludo sea el olor a jardines, a
cuadernos y a eso a que huele la universidad cuando se usa para estudiar y se trata
con amor y respeto.
_______________
*Profa.
Dpto. Idiomas Modernos UDO-Sucre
http://udistasns.blogspot.com
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