viernes, 11 de mayo de 2012

Con las manos en los bolsillos…

REGIÓN,  miércoles 09 de mayo de 2012, p. 10

 Profa. Francys Peretti

Dpto. Idiomas Modernos UDO-Sucre
http://udistasns.blogspot.com

Lector, si vistes algún tipo de ropa con bolsillos, no es extraño que guardes cosa en ellos; lo que sí puede serlo es que unas manos en los bolsillos puedan servir para mantener la calma en situaciones en las que la calma esconde una tormenta.
El viernes 04 de mayo fue un día más en Cerro Colorado, nuestro Núcleo universitario. Como siempre, estábamos dedicados a nuestro trabajo y encontramos lo que ya se ha vuelto costumbre: ver a nuestro alrededor a jóvenes y no tan jóvenes, sin oficio, jugando truco y consumiendo licor, muchos de ellos vistiendo atuendos acordes con las playas cumanesas, desdibujando una institución con más de 50 años como academia de prestigio nacional e internacional. ¿La causa? Muchos afirman que es falta de autoridad. Yo afirmo que es la combinación de una serie de causas, entre las que se encuentra principalmente la apatía y desidia de mis colegas y, por qué no, de toda una comunidad que observa y permite que se les falte el respeto y se les imponga una convivencia violenta y poco ética. “Ahora hacemos lo que nos da la gana aquí…” Total, nadie dice nada y no hay representantes que vean lo que estos llamados “estudiantes” hacen cuando no están en casa. Pero se equivocan.
Después de enfrentar los desórdenes y vulgaridades de estudiantes frente al aula P3-5, durante mi clase de Inglés básico, y los embates de la lluvia que ese viernes inundó jardines y salones, acudí, con mi pantalón de bolsillos grandes, a la oficina 27, donde mis colegas achicaban, con desesperación de náufragos, sus cubículos inundados. Inmediatamente y parados frente a la plaza de las rosas, escuchamos gritos desenfrenados y pupitres que se arrastraban. Durante 15 minutos soportamos el escándalo sin saber qué sucedía. Fue mucho tiempo; no es mi estilo ver que algo pasa y no saber qué es. Subí al pasillo de los salones de Cursos Básicos.
Frente a mis ojos estaban estudiantes consumiendo alcohol; en el pasillo tres garrafas de licor servían de “trofeos”. Otro grupo permanecía dentro del CB-105, sin luz, bebiendo, ¿consumiendo algo más…? Con mis manos en los bolsillos les ordené retirarse a sus casas. Más de 20 personas iniciaron su algarabía burlona mientras desalojaban el lugar hacia el CB-117, para continuar su euforia etílica. Bajo la amenaza de que los fotografiaría y denunciaría, continuaron su camino. Al revisar los salones encontré pupitres volteados y sobre los escritorios. “Caos”, pensé. ¿Y el Acuerdo de Consejo Universitario (el nº 003/2007, del 22 de mayo de 2007) que prohíbe expresamente este comportamiento en el recinto Universitario? ¿Quién lo hace cumplir? ¿Y nuestras autoridades?
Valga la propaganda para el grupo “Dame Pa’ Matala” y su canción, “Los niños de hoy en día”, que describe la onda destructiva de los jóvenes de hoy, sin respeto hacia nada ni nadie, queriendo imponer conductas degradantes y vergonzosas, como la de la joven, (de aproximadamente un metro ochenta) que con actitud enajenada abanicaba su mano a pulgadas de mi cara, mientras me alegaba que ella había pasado un día atareado con clases y que necesitaba distraerse. Yo optaba por tener mis manos en los bolsillos.
Distraerse… ¿Y quién dice que no? Hágalo, pero en otra parte. Vaya para su casa, monte su mesa truquera, ponga su música a todo volumen, llévese a sus amigotes, su narguile y sus botellas de licor. Pero aquí no, está prohibido por ya citado, para los que aún lo ignoran. No hay que ser joven o viejo para saber que hay normas y esas normas deben respetarse.
No dudo de la educación que los jóvenes reciben en casa, pero están pasando cosas. Alerto a los representantes, a las autoridades universitarias, a todos mis colegas y a la comunidad universitaria en general. Convoco especialmente a quienes tienen la responsabilidad de darnos seguridad y a los que tienen la obligación de llevar a la Academia por los caminos correctos. Yo, y muchos otros como yo, estaremos de frente defendiendo el deber ser de nuestra educación superior; sólo espero que no tenga, algún día, que sacar mis manos de los bolsillos para defenderme…

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