viernes, 11 de mayo de 2012

La opinión crítica como acción

REGIÓN,  miércoles 25 de abril de 2012, p. 10 



Prof. Ramón Ochoa
Dpto. Psicología e Investigación Educativa UDO-Sucre
http://udistasns.blogspot.com

Después de la publicación del artículo número cien de nuestra columna, alguien hizo llegar al profesor Silvio Orta un comentario según el cual sería bueno que dejáramos de criticar, pues de tanto criticar podríamos llegar a ser fastidiosos, y sugirió que debemos pasar de la palabra a la acción. Este comentario me lleva a ocuparme del asunto de la opinión y de la crítica
Ejercemos nuestro derecho a expresar lo que pensamos y sentimos. Y sentimos y pensamos que es necesario y pertinente que lo sigamos haciendo. Obviamente nuestras opiniones pueden ser compartidas o no, debatidas, contraargumentadas e incluso ignoradas. Pero haremos lo posible y conducente para que no sean silenciadas.
Opinar y criticar son formas de actuar y lo hemos venido haciendo desde mucho antes de constituirnos como Udistas y no solo desde esta columna, sino también en nuestros departamentos, en asambleas y a través de nuestro boletín, que ha circulado en el Núcleo durante los últimos 7 años. Además de ello, hemos participado en marchas, protestas y hemos promovido la participación de los profesores en elecciones de cogobierno universitario, buscando espacios donde expresar lo que pensamos e incidir en la toma de decisiones.
De modo que no solo hemos criticado; hemos participado en la elaboración de propuestas de solución. Por ejemplo, participamos muy activamente en las mesas de trabajo que se constituyeron en nuestro Núcleo a raíz de los graves incidentes que ocurrieron en noviembre de 2010 y que dejaron parcialmente destruida la sede de APUDONS. Trabajamos allí arduamente para ofrecer salidas al estado crítico del Núcleo y hemos presionado, en la medida de nuestras posibilidades, para que las ideas y soluciones surgidas de esas mesas, fruto de la reflexión de los docentes ante los acuciantes problemas del espacio donde laboramos, fuesen conocidas por la comunidad e implementadas por las autoridades. Lamentablemente el trabajo realizado fue ignorado o desdeñado por las autoridades.
A través de esta columna y en persona hemos llamado a los sectores oficialistas a convenir un plan de rescate de la gobernabilidad del Núcleo y no hemos obtenido respuestas concretas.
Es cierto que la denuncia y la crítica están muy devaluadas en nuestro país, donde ni siquiera las irregularidades detectadas por la Contraloría General de la Republica se traducen en acciones legales contra los irresponsables funcionarios que las cometen. Muy por el contrario, el caso del río Guarapiche dejó muy claro la bizarría que se trata de imponer: perseguir a quien cumple con sus responsabilidades y acallar judicialmente a quienes denuncian.
Según cifras del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, las protestas en Venezuela han venido aumentando; se producen cientos de protestas relacionadas con la inseguridad, la vivienda, los derechos laborales o gremiales, y, más recientemente, por la calidad del agua. Pero si las autoridades permanecen sordas a las críticas y las protestas, habrá que insistir, criticar y protestar con nuevos bríos y buscar nuevas maneras para hacernos escuchar.
Un correo enviado por el Decano del Núcleo de Sucre de la Universidad de Oriente me confirma que debemos insistir en la expresión de nuestras opiniones. El correo se titula “El vandalismo de la FCU”, y con él vienen anexas unas imágenes en las cuales el remitente señala a unos estudiantes (con nombre y apellido), acusándolos de contaminar, orinar y escupir alimentos del comedor del Núcleo. Al final parece que el Decano confía más en la justicia de la opinión y de la denuncia que en el cumplimiento de las atribuciones y responsabilidades que como autoridad tiene.
Seguiremos opinando…

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