miércoles, 18 de julio de 2012

Cerro Coloreado


Región, jueves 28-06-2012, p.14

Willians Barreto A.

Profesor Centro de Física Fundamental-ULA
wobarreto@gmail.com

 
Hacía mucho no veía una nevada tan nevada ni un arcoíris de tan parrandero esplendor. El azul mediterráneo del cielo contrasta con el blanco níveo y la fiesta de colores en el firmamento. Hace poco recibí una sorpresiva llamada de mi profesor Amar Singh, padre fundador de la investigación en el Departamento de Física de Cumaná, sólo para saludarme. Venerable Amar.
Y comencé a soñar de nuevo que era Decano del Núcleo de Azúcar, en Cerro Coloreado. Cierta vez ofrecieron a Einstein, otro venerable, la Presidencia de Israel. La misiva, que entregaría personalmente el diplomático encargado, aclaraba que era indispensable ejercer la primera magistratura desde Jerusalén, por si se le ocurría aceptar y ejercerla desde Princeton. No aceptó, afortunadamente. Inmediatamente, en una recepción de etiqueta y en su honor, el heraldo diplomático se percató de un detalle: el Dr. Einstein no llevaba calcetines. Entonces pensó: “de la que se salvó Israel”.
Desde el Instituto de Física Teórica Montañamar, indistintamente observo el glaciar, el sol de los venados, el arcoíris, y el mar justo detrás de los picos nevados. Investido como Decano virtual descalzo, tengo una sola idea maestra por todo plan de gobierno: el 100% del presupuesto será destinado a La Biblioteca Electrónica de Cerro Coloreado. Fomentaría la creación de una Fundación para recaudar fondos con este propósito y para gestar proyectos innovadores en asuntos bibliotecológicos. La Fundación organizaría la Feria Internacional del Libro Electrónico y propiciaría editoriales autosustentables, con preferencia hacia el libro-e.
Me enteré por un twitt madrugador que el Instituto Cervantes puntea en innovaciones tecnológicas bibliotecarias. Es un hecho el “préstamo circulante” de libros electrónicos. Será posible descargar -de la nube- un libro, cualquiera del catálogo, e instalar en una computadora personal una tableta o un teléfono. De algún modo el préstamo será por quince días y espero sea posible la renovación como opción. El mismo libro se puede leer en cualquiera de los dispositivos, que recuerdan indistintamente la última página leída.
Nunca imaginé cuando escribí el artículo titulado “Universos”, publicado en la revista de la Asociación de Profesores del Núcleo de Sucre (Fontus, 1998, p. 15 ), que leer un libro en una tableta sería una experiencia tan (o más) fascinante como leer un libro tradicional.
Pensaba en mi fijación por las bibliotecas. El profesor Singh era el comisionado para la biblioteca por el Departamento de Física. Contactaba a las editoriales internacionales en búsqueda de presupuestos y celaba las suscripciones a revistas especializadas. Con mi tutor de pregrado viajaba en autobús para hacer búsquedas profundas en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC. Nos alojábamos en las residencias del instituto a muy bajos costos, incluyendo gastos de alimentación. Recordé que hice estos tradicionales viajes, después, con mis estudiantes.
Sigo soñando con un posible Universo Coloreado, allá en aquel Cerro tan cerca y tan lejano.

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