jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Qué significa ser profesor universitario?


Región, 12-12-2012, p. 14

  
Henry Lezama*

El miércoles 5 de diciembre se celebró el día del profesor universitario. No hay mucho que celebrar, en mi opinión. Reflexionando sobre lo que significa hoy ser profesor universitario, al menos en el Núcleo de Sucre, tenemos: sueldos irrisorios (de hasta 1500 BF quincenales, sin derecho a protestar porque, en la aritmética del Siglo 21, 40% de aumento es más que 120% de inflación); infraestructura física y académica en vergonzoso abandono, carente de requerimientos básicos como pupitres, escritorios, ventilación e iluminación (sin derecho a reclamo porque lo importante es que somos el primer país en matrícula universitaria); estudiantes que, en su mayoría, carecen de pasión por el conocimiento y las mas básicas normas de urbanidad (sin derecho a reclamo porque el problema es estructural; las nuevas tendencias en Educación Media llegaron para quedarse, independientemente de los nefastos resultados de sus aplicaciones, y no se puede disciplinar a los niños como antes porque al parecer la disciplina de nuestros padres amenazaba con la extinción de la raza humana); inseguridad galopante que progresivamente le ha entregado la universidad a delincuentes, ante la mirada indiferente de las autoridades civiles y militares (sin derecho a reclamo porque del pueblo venimos” y “el pueblo” debe poder venir a la UDO a robar y asaltar cuando quiera). En general, ser profesor universitario significa enfrentarse a un sistema de normas y formas que promete y exige mucho, pero que sistemáticamente ha venido autocercenando las posibilidades de que los profesores universitarios, sobre quienes recae la mayor responsabilidad de función formadora, produzcan al nivel esperado y contribuyan efectivamente a la solución de los problemas de la educación superior.
Pudiera resultar un consuelo el que la crisis universitaria de Sucre sea parecida a la del resto del país, pero es esa actitud de resignación lo que veo como la característica mas contagiosamente demencial. ¿De qué otra manera calificar a un gremio que sigue trabajando sin aumentos o cancelación de deudas, sin biblioteca, pupitres, baños, equipos, seguridad, electricidad, etc.? Apelar al sacrificio, la abnegación y la vocación de servicio es un insulto a quienes debemos formar a todos los profesionales del país.
Aunque teóricamente aún representamos la satisfacción de las expectativas nacionales de innovaciones científicas, pedagógicas y sociales, la indiferencia del gobierno ante el deterioro de nuestra calidad de vida, la politización del quehacer académico y las graduales imposiciones ideológicas nos han colocado en una posición sumamente vergonzosa.
El profesor universitario de hoy no solo comparte la misma miseria laboral de algunos sectores no profesionales, sino que también debe luchar contra el progresivo deterioro de la dignidad inherente al cargo y las condiciones mínimas para desempeñarlo.
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* Prof. Dpto. Idiomas Modernos UDO-Sucre

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