viernes, 8 de marzo de 2013

“¡Esa es la mentalidad de la gente!”


UDISTAS
Región, 08-03-2013, p.14

Francys Peretti*

     De regreso en un carrito por puesto Maturín-Cumaná, por esas llanuras monaguenses, relataba uno de los pasajeros que el problema de tanta tierra sin arar y sin ganado era que el gobierno otorgaba dinero a quien no debe; como aquella fulanita que recibió Bs. 30 mil y lo que hizo fue comprar un equipo de sonido, un frízer, arreglar el frente de su casa y se puso a vender cerveza. ¨Es la mentalidad de la gente, cará!¨, acotó.
  Esto es un ejemplo de la mentalidad que nos ha perseguido durante muchos años en nuestro país, en Sucre, en Cumaná, en las universidades y en este Núcleo. La mentalidad de bodega, la de tratar de resolver cosas importantes con medidas impensadas, desacertadas, inconsultas o con otras ¨soluciones¨ que desvirtúan el propósito auténtico de las cosas y que dejan en más deterioro lo que existe.  
   Sigue pasando el tiempo en nuestra universidad; cambian las caras de nuestros estudiantes, pero no la mentalidad de quienes como autoridades tienen la obligación de liberar a nuestra Institución de sus problemas. En ocasiones más bien ponen en peligro lo que aún sobrevive en ella, la calidad de su educación, como cuando deciden disminuir la duración de la hora académica sin consultar a la base profesoral y sin analizar las implicaciones que tiene tal medida. Obvian, además, informes entregados en sus despachos, como los de la jornada realizada después de los hechos violentos de octubre del 2010, y que incluye, entre ellos, el de la mesa en el área de Seguridad.
   Una de las recomendaciones en ese informe es el uso obligatorio del carnet a toda la colectividad universitaria, lo que permitiría que los taxis pudieran entrar al recinto una vez chequeados los ocupantes por los vigilantes, quienes debían estar presentes en todo el campus, 24 horas al día los 7 días de la semana, lo supone, entre otras cosas, la reparación general del alumbrado en todo el recinto.. Sin embargo, hace más de una semana se volvió a la prohibición de entrada de taxis. Esta medida luciría extraordinaria si, primero, se cumpliera a cabalidad, pero su aplicación es intermitente; y si, segundo, subir las escaleras para llegar a salones y oficinas fuera seguro; y además se pudiera resolver la incomodidad que ocasiona llevar laptops, videoproyectores y otros materiales consigo.
     En este momento aún seguimos esperando los cambios y mejoras académicas e institucionales, pero hasta que no cambie la mentalidad de quienes nos lideran, hasta que no entiendan que la Universidad somos todos y que nuestra academia está en crisis, seguiremos respirando fracaso y descontento, con sueldos miserables, trabajando en pésimas condiciones, con el deterioro de aulas, baños, bibliotecas, auditorio general, canchas deportivas, jardines y hasta de nuestra Asociación de Profesores, quebrada y convertida en la bodeguita de un solo dueño.  
   
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* Profa. Dpto. Idiomas Modernos UDO-Sucre

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