miércoles, 26 de septiembre de 2012

Puente sobre el engaño


UDISTAS
Región, miércoles 05-09-2012, p.14
Graciela Acevedo*
Cada persona acomoda su mundo a una verdad conveniente donde todo está perfectamente explicado. Estamos acostumbrados a asimilar el concepto de verdad con el de realidad, pero en algunos casos vivimos la realidad a través del engaño, más exactamente a través de la esperanza que toda forma de engaño contiene.
Los políticos conocen el poder del engaño. Algunos justifican la mentira política como un medio para alcanzar un orden “superior”: “el fin justifica los medios”. Muchos, desencantados de la política, asienten las palabras del escritor inglés George Orwell, quien afirmó que el lenguaje político está dirigido a hacer que “…las mentiras suenen a verdades, que el crimen aparezca como algo respetable y a darle apariencia de solidez a lo que, en realidad es puro aire.”
Afortunadamente, el papel de la ciencia en encontrar y develar la verdad. Dentro del importante papel asignado a las universidades, a las ciencias históricas y a las humanidades les corresponde atender, constatar e interpretar las verdades de hecho (las realidades históricas independientes de los intereses por el dominio del poder).
Desde la visión científica sigue siendo útil el principio de “Verum-factum” establecido por el filósofo napolitano Giambattista Vico (1668-1744); para este pensador, sabemos que estamos en presencia de algo verdadero cuando lo presentado como verdad está sustentado en los hechos: “verum et factum reciprocantur seu convertuntur” (“cuando lo verdadero y el hecho se convierten el uno en el otro y coinciden”).
Con los hechos y con la ayuda de la ciencia podemos diferenciar a un político moderno –que no se considera un ser predestinado, que mantiene un ideal de progreso, que garantiza resguardar la separación de los poderes, conocedor de la historia, defensor de la democracia, respetuoso de la libertad individual como valor guía para el desarrollo y la paz social, que habla con la verdad sustentada en hechos– de un demagogo, cuya principal virtud radica en crear esperanzas con base en el engaño.
Si no hay hechos no hay verdad. Por más capacidad de compra que tenga una chequera, por más poder de embotamiento que tenga la verborrea de un demagogo, la verdad tarde o temprano aparecerá porque es imposible sustituirla. Ya lo ha dicho Hannah Arendt: “…la verdad tiene una fuerza propia: hagan lo que hagan, los que ejercen el poder son incapaces de descubrir o inventar un sustituto adecuado para ella. La persuasión y la violencia pueden destruir la verdad, pero no pueden reemplazarla”
El hombre creó la política, como creo los puentes, para obtener libertad. El próximo 7 de octubre los venezolanos construiremos un puente sobre el engaño de los últimos tiempos para rencontrar un camino moderno, pacífico, que nos permita calzar a nuestra amada patria en el espíritu de progreso que clama la humanidad.
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* Profa. Dpto. Sociología UDO-Sucre
http://udistasns.blogspot.com

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