miércoles, 26 de septiembre de 2012

Entuertos paritarios


UDISTAS                                                                          Región,  miércoles 18-07-2012, p. 14
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José Marcano Carpintero*

En los últimos tiempos, las circunstancias y la necesidad han reforzado la universidad venezolana como centro de actuación política; incluso, desde las altas esferas de gobierno, se le ha endilgado al quehacer de nuestras casas de estudios un carácter más político que académico, con intenciones de sofocar toda corriente de pensamiento que contradiga los lineamientos ideológicos propios del régimen.
No es secreto para el país, y menos para los propios universitarios, todos los entuertos jurídico-administrativos con claro tinte político generados a raíz de la promulgación y entrada en vigencia de la Ley Orgánica de Educación del 2009, que atenta contra de la autonomía de las elecciones de las autoridades rectorales o decanales de las universidades y busca incidir en sus resultados. 
Al amparo de dicha ley se promueve, entre otras menudencias, la necesidad política del gobierno de establecer una nueva reglamentación de los procesos electorales universitarios y se fuerza, por ejemplo, la llamada paridad del voto, que equipararía los votos estudiantiles a los de los profesores, e incluiría, a la vez, al personal obrero y a los empleados en dichos procesos eleccionarios. Son éstas estrategias politiqueras que llevan forzosamente a la paralización de todas las elecciones internas y a un alargamiento innecesario de los ya vencidos períodos de gestión de las autoridades universitarias; claro intento de impedir que sectores progresistas tomen las riendas de las universidades para mejorar las ya decaídas actividades de docencia, investigación y extensión.
La paridad del voto en la comunidad universitaria es, a simple vista, peligrosa; la población estudiantil es mucho mayor que la profesoral, es transitoria e incluso eventual, por cuanto muchos de los estudiantes que entran a la universidad la abandonan en menos de dos años; caso contrario el de la población docente, que se mantiene entre veinticinco y treinta años dentro de las instituciones universitarias. La consecuencia más notable de dicha estrategia es que los destinos de la universidad quedarían en manos de una masa susceptible de ser manejada políticamente desde los partidos de gobierno, como ocurriría con la elección de las autoridades y el establecimiento de las normas de actuación dentro de los recintos académicos, otrora espacios para el diálogo y el debate de ideas, hoy devenidos en zonas de alto riesgo e inseguridad.
Sin embargo, dentro de las universidades hay un camino que se vislumbra, a todas luces, prometedor, trazado sobre la defensa no circunstancial de la justicia y el estado de derecho que nos corresponde como ciudadanos venezolanos. Hoy se erige un movimiento académico responsable y convencido de cambios urgentes en las estructuras de funcionamiento de las universidades nacionales. Es necesario asumir, desde ese escenario, las posiciones que nos corresponden como actores principales del desarrollo de las bases socio-políticas, científicas  y culturales del país, en afán por construir un modelo de universidad más productiva, más democrática. Autónoma. 
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* Prof. Dpto. Currículo y Admón. Educativa UDO-Sucre
http://udistasns.blogspot.com

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