lunes, 2 de mayo de 2011

ECONOMÍA SOCIAL Y DEMOCRACIA





Miércoles 09 de marzo de 2011 / p. 18

Para los venezolanos se avizora un cambio de vientos. Por eso es necesario preguntarse acerca del rol que la “economía social” ha cumplido y debe seguir cumpliendo ante el “reto histórico” de lograr el cambio social deliberado que conduzca hacia la vigencia de los derechos humanos para la totalidad de la población.

Aunque los próximos gobiernos no se llamen socialistas deberán surfear sobre la “tercera ola de democratización”. Aquella que se caracteriza por el debate acerca de la “calidad de la democracia” y cuyo desiderátum consiste en la ampliación de la representación en pro de una mayor participación ciudadana, en las distintas esferas de la vida social, económica y política.

Compartimos los tipos de democracia identificados por Giovanni Sartori:

Democracia Social: aquella cuyo “ethos” –modo de vivir y convivir– exige a sus miembros reconocerse como iguales y organizar la toma de decisiones de manera horizontal no-jerárquica. Otra manera de definir a ésta es considerarla como el conjunto de “democracias primarias” –pequeñas comunidades y asociaciones voluntarias con fines específicos, que a partir de la “sociedad civil” alimentan y vigorizan desde la base el todo democrático. Es decir que, partiendo de grupos pequeños que se autogobiernan (microdemocracia) se construye la infraestructura que sirve de base a la superestructura política (macrodemocracia).

Democracia Económica: se puede definir como el intento de establecer un orden de igualdad económica, eliminando los extremos de pobreza y de riqueza, persiguiendo una redistribución generalizada del bienestar. Su origen y ámbito específico se refieren a la democracia en el lugar de trabajo, donde se definen las formas de autogobierno. El sujeto es el trabajador.

Una de las formas más conocidas de democracia económica es la Autogestión: el ejercicio colectivo de la decisión y la posibilidad de la intervención de cada persona en los problemas que la afectan. Se considera como la práctica real de la verdadera democracia. Implica, cuando menos, estos cuatro procesos: eliminación del trabajo asalariado, toma democrática de decisiones, eliminación de las jerarquías burocráticas piramidales y rotación de los cargos directivos.

Otra forma es la Cogestión: en ella, trabajadores y sindicatos asumen co-responsabilidades en la gestión productiva a través de delegados. Así la participación se extiende a todas las actividades empresariales: desde la propia programación y ejecución de la producción hasta las cuestiones inherentes a la calidad del puesto de trabajo y las relaciones con el entorno.

La Gestión Cooperativa se orienta a modificar el carácter de la empresa capitalista, transformando las relaciones económicas que implican la propiedad de los medios de producción, las formas de organización del trabajo y la distribución del producto colectivo neto. La introducción de elementos de participación y responsabilidad en la toma de decisiones gerenciales –correlacionada con la obtención de beneficios (retorno de excedentes; cobertura progresiva de necesidades, a través de sistemas de protección social)– permite generar una microcultura democrática que hace del “trabajador” un “ciudadano”, capaz de desempeñarse con competencia en el macrosistema de la Democracia Política.

En este macrosistema el sustento de la política es la democracia de los grandes grupos (macrodemocracia); mientras que en la democracia social y en la económica lo es la democracia de los pequeños grupos (microdemocracia).

Ahora bien, se podría arriesgar una primera conclusión: la democracia –como sistema político– es la condición necesaria para que puedan existir y prosperar tanto la democracia social como la democracia económica. De otra manera estas corren el riesgo de ser amordazadas o destruidas. La regla de oro para la estabilidad de los sistemas democráticos es tener un “sistema electoral confiable” basado en “partidos políticos sólidos”, a fin de garantizar el juego de peso-contrapeso entre gobierno y oposición.

De tal conclusión se desprende la convicción de que en estos momentos de descalabro económico y social se hace aún más imperativo luchar por el rescate y profundización de la democracia. Desde la UDO, en red con otras universidades nacionales, hemos conformado el "Centro Interdisciplinario de Investigación, Formación, y Documentación de la Economía Cooperativa, Social, y Publica (CIRIEC-Venezuela)" para que cada día más personas conozcan la Economía Social y se capaciten para participar en algunas de sus formas (cooperativas, mutuales, empresas de producción social, entre otras). Esto constituiría la base para asentar un proceso de recuperación del sistema democrático.

Prof. Mario Fagiolo

Escuela Ciencias Sociales

udistasns@gmail.com

http://udistasns.blogspot.com

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