lunes, 2 de mayo de 2011

TERCERA “PRIMERA PIEDRA”





Sábado 05 de febrero de 2011 / p. 14

El abandono del Núcleo de Sucre es insólito. Parece que a las autoridades universitarias les resulta imposible percibir su deterioro y no pueden creer que sea cierto lo que juran ver todos los que transitamos a diario por la misma vía… crucis. ¿O será que al Núcleo lo hicieron con antimateria?

Podríamos imaginar una visita guiada, en la que antes que nada se advertirían dos casillas de seguridad sin uso. Inmediatamente, a la derecha, se aprecia la principal vía de acceso, hoy convertida en trocha que no lleva a ninguna parte. Obviando la basura, los escombros y la maleza, esa ruta alcanza un gran valor agregado durante la puesta de sol. Al subir por las escaleras de acceso al Instituto Oceanográfico, la vista sigue siendo hermosa y a su atractivo turístico se suma el riesgo por el desgaste de los escalones, el amontonamiento de más basura y restos vegetales y lo misterioso del “jardín” mal cuidado.

En la Escuela de Ciencias Sociales se aprecia el soberbio logro de convertir en permanentes unos galpones temporales, y de hacer florecer en sus alrededores la buhonería. Siguiendo la vía nos encontramos con la Escuela de Administración. Hasta hace poco ella nos daba la bienvenida con un cerro de escombros ante el que bastaba un poco de imaginación para asociarlo con el Partenón. Desafortunadamente, un tractor eliminó nuestras “famosas ruinas” hace unos días.

En el aire se presiente el anuncio de la colocación de la “tercera piedra” del comedor. La “primera piedra” permaneció largos años semienterrada, vapuleada por los embates de las maquinarias y la intemperie, pero incólume, recordando una promesa más y una visita memorable, seguida de una defenestración demostrativa de lo efímero del poder y cuán rápido se olvida a quienes lo detentan (¿cómo se llamaba aquella funcionaria de OPSU?).

Del lado opuesto, a la izquierda, se hallan talleres descoloridos ante los que reluce el gris de unos muy ecológicos cerros de pupitres que aguardan por su reparación desde tiempos inmemoriales. El precio de esa chatarra aumenta cada día, así como las toneladas de la desincorporada flota de transporte visible a continuación, otro monumento que adorna la sede del noble cuerpo de bomberos universitarios.

Arribamos luego a la redoma con sus protojardines. Se alza allí el símbolo de nuestra universidad: el átomo, la partícula infinitesimal de la materia única e indivisible. A nuestro icono se le cayeron las letras. Las maltrechas órbitas y los colores de los electrones se desvanecen como la memoria de Alzheimer. A la derecha, el irregular acceso al estadio, surrealistamente sugerido en la explanada que se encuentra saliendo de la redoma, amerita convertirlo en parque temático. Hoy día llegar hasta el campo de beisbol, y jugar en él, puede ser una excitante aventura.

La parada del transporte estudiantil, a cielo abierto, funciona en una especie de caos organizado, donde reina el “sálvese quien pueda” que caracteriza a nuestro campus. Los edificios de Matemáticas y Cursos Básicos ocultan eficientemente los fantasmas escondidos en sus entrañas. Al lado del Edificio de Ciencias se observan las Ruinas del Anfiteatro de Vallenilla. Sigue la parada del transporte colectivo (la de las “ruticas”, como la llaman los estudiantes), de funcionamiento mucho más organizado que el transporte universitario. Y un poco más allá sobresale la eterna biblioteca, majestuosa en su esperanza de llegar al estatus de Ruina, perdida ya la de asistir a su propia inauguración.

Finalmente, no podemos dejar de admirar el espacio de uso múltiple, Escenario-Estacionamiento-Aula Magna, donde nuestros estudiantes reciben sus títulos. La última graduación fue memorable. Amenizada como estuvo por el correspondiente chaparrón y el infaltable apagón, se tornó recuerdo de graduación inolvidable para toda la familia.

Aquí llegamos al núcleo del problema. Es de imaginar que de tanto mirar, las autoridades transitan ciegas por un Núcleo negado a caer, igual que la primera piedra del comedor, en prueba fehaciente de la existencia de la antimateria y del poder divino.

Prof. José A. Véliz

Departamento de Biología

udistasns@gmail.com

http://udistasns.blogspot.com

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