lunes, 2 de mayo de 2011

EN EL ROSTRO AJENO





Jueves 27 de enero de 2011 / p. 14

La semana pasada, por convocatoria de la Asociación de Profesores, se realizaron en el Núcleo de Sucre las primeras discusiones en torno a la Ley de Universidades: la mermada asistencia a un debate de tal importancia me ha puesto a pensar en el fondo de sombras que evidencia. Pero primero repasemos algunos de los elementos dispares que terminaron confluyendo en mi opinión sobre las causas que motivaron ésta y otras ausencias.

De todos son conocidas las reacciones provocadas por un proyecto de ley, aprobado por los diputados de la caducada Asamblea unicolor en singulares discusiones, apresuradas y engañosas. De todos es conocido que tan rápido como muchos personeros defendieron a ultranza su sanción, se desdijeron de las virtudes de tal proyecto en cuanto el Presidente lo devolvió al Parlamento argumentando fallas importantes. Fueron noticias que abarcaron muchos días de las fiestas navideñas, hechos que lograron empañar la paz de los universitarios amantes de la autonomía. La Universidad Central, la Universidad Simón Bolívar, la Universidad Católica y la Universidad del Zulia, por nombrar las más notorias, emprendieron una batalla frontal y clara. En la Universidad de Oriente pasamos en silencio por este escenario. No ocurrieron sino muy tardíamente los llamados a la reflexión conjunta que, con los desacuerdos y polémicas a que hubiera lugar, debieron darse. Nuestras autoridades hicieron tímidas señales que desmayaron antes de concretarse. Los gremios de empleados y obreros no parecen entender que el asunto va más allá de la docencia y en muchos de nuestros departamentos, corazones de la vida profesoral, el razonamiento enmudeció por falta de convocatoria o asistencia. En definitiva, con mínima excepción, desde la perspectiva institucional no nos identificamos con esa lucha. No reconocimos la expoliación de nuestro rostro colectivo en el despojamiento de la autonomía, en la negación de la pluralidad del pensamiento, ni en la confiscación de nuestros derechos políticos. Si, en su mayoría, el colectivo hubiera estado de acuerdo con el malogrado proyecto, tal vez sería mejor situación. Desafortunadamente, y creo no equivocarme en esta percepción, no es así. Ocurre que estamos ante una actitud de abandono muy repetida en nuestra Casa.

Creo que tal estado de indiferencia extendido no puede explicarse por la hipótesis simple de la “flojera”. Creo que tal argumento puede ser fácilmente rebatido con el ejemplo de la activa, indignada y concurrida participación de los profesores durante las jornadas (en asambleas y mesas de trabajo) realizadas durante el paro de octubre-noviembre de 2010. Algo más se mueve en la oscuridad de ese pozo.

Tengo para mí que ese algo se relaciona con las múltiples formas del reconocimiento institucional, que, obviamente, sólo se logra a través de las personas. No nos referimos al reconocimiento desde los discursos, que nos conceden con fórmulas huecas los derechos de los (las) profesores(as) universitarios(as), o con comunicados que, a la par que registran la justeza de las exigencias o la validez de los derechos, se excusan de todo esfuerzo por hacerlos valer. Se me ocurre que hemos perdido de alguna manera, como cuerpo institucional, el espíritu que debía animarnos, ése que se expresa en las formas de la curiosidad por mirarnos en los otros para enterarnos de quiénes son, cuáles son sus ideas y cuáles sus circunstancias; por sondear para comprender desde el juicio y no desde la confrontación vacía; por la emoción de experimentar la certeza de la comprensión ajena. Y allí donde no reconozco mi rostro, allí donde no soy reconocido, no he de acudir.

¿Qué fibra nuestra reconocimos violentada en el atentado salvaje del 27 de octubre en Cerro Colorado? Ese hilo de Ariadna nos ata al laberinto de nuestra Casa, y debemos encontrar el camino a su centro armados de valor, con la esperanza puesta en el vigor de nuestras ideas y de lo mejor que tengamos para ofrecer al futuro de la universidad. Lo demás no debe hacernos flaquear; desde hace tiempo sabemos que allí nos espera el Minotauro.

Profa. Adriana Cabrera

Dpto. Filosofía y Letras

udistasns@gmail.com

http://udistasns.blogspot.com

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Aclaratoria necesaria: Por circunstancias ajenas a nuestra voluntad, el artículo de la semana pasada salió publicado con errores graves en el título. Su título verdadero es: “Fuera de la Constitución, nada”.

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