miércoles, 9 de octubre de 2013

Apuntes sobre autonomía universitaria

UDISTAS
Región, 24-07-2013, p.14
 Orángel Morey Lezama*

En los últimos días se ha venido hablando de autonomía universitaria con opiniones muy contrarias y, en algunos casos, alejadas de su sentido original. De allí que sea oportuno hacer una breves precisiones históricas y, sobre todo, destacar la importancia y pertinencia de la autonomía en nuestras universidades. Nos parece que es necesario insistir en este tema debido a la vulneración que se ha pretendido hacer de la autonomía en la I Convención Colectiva Única para el sector universitario.
La idea de universidad, tal cual la conocemos hoy, fue desarrollada hace doscientos años. En 1810 Wilhelm von Humboldt refundó el concepto de universidad con la creación de la Universidad de Berlín, hoy conocida como Universidad Humboldt de Berlín.
La concepción y creación de la Universidad de Berlín representa una muy importante ruptura en relación con la tradicional, pues diversificó la dedicación de la universidad a distintas áreas, al margen de la rigurosa supervisión religiosa a la que estaban sometidas las universidades.
Con Humboldt se demostró que la investigación universitaria debe tener fines libres de cualquier atadura, sea del tipo que sea, para producir tres cosas: primero, generar conocimiento; segundo, desarrollar la capacidad de las personas a pensar de modo crítico, diferente e independiente, que redunde en la libertad de la enseñanza; y en tercer lugar, por medio de la extensión, hacer funcionar un universo para iluminar a la sociedad, de modo que pueda participar en asuntos públicos de importancia social y pueda contribuir a lograr un Estado más responsable.
De manera que cuando se trata de encasillar a la universidad en un pensamiento único y su aplicación a ultranza, se intenta subordinar el interés científico al de la ideología política y esto, como ha sucedido en otras partes del mundo, aleja a los universitarios de la búsqueda e indagación del conocimiento, ya que parte de prejuicios, y de tal modo termina fracasando la universidad.
Por otra parte, los centros universitarios de enseñanza, al perder la posibilidad de presentar visiones y pensares heterogéneos, se convertirían, sin duda alguna, en centros de adoctrinamiento; nada más alejado del sentido real de universidad y de educación, por no permitir el pensamiento crítico, diferente e independiente.
Aunque se sabe que en la actualidad una serie de acontecimientos han creado las condiciones para una reinvención de la universidad, la autonomía universitaria es garantía para que aquella, con un coherente desarrollo y profundización del conocimiento a través de sus investigaciones, pueda incidir realmente en dirigir al país por el camino adecuado y con ello se puedan revertir las desigualdades en la sociedad.


*Prof. Dpto. Filosofía y Letras UDO-Sucre

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