miércoles, 9 de octubre de 2013

El que siembra vientos…

UDISTAS
Región, 02-10-2013, p.14
Henrry Lezama*


Para algunos, el conflicto universitario debe darse por terminado. Se supone que la Convención Colectiva Única satisface las exigencias de las universidades autónomas venezolanas. Nada más alejado de la realidad. No sólo la situación económica de los universitarios se mantendrá paupérrima con esta galopante inflación, sino que los problemas estructurales, tanto físicos como de funcionamiento, persistirán (a riesgo de un colapso total) hasta tanto el gobierno entienda que la universidad debe ser despolitizada y debe privar lo académico por encima de las agendas ideológico-partidistas. Pero, esto no es nada comparado con el problema de fondo que debería empezar a preocupar a universitarios y demás gremios educativos: la tragedia de la Educación Primaria y Secundaria. Si la crisis actual no acaba con la universidad venezolana, lo hará la mediocridad del producto final que egresa cada año de nuestros liceos (y cuya intencionalidad político-ideológica no ha sido discutida con la urgencia y profundidad que amerita).
La frustración y el conformismo parecen haberse apoderado de docentes y padres. Unos hartos de imposiciones de las autoridades educativas; hartos de repetir exámenes remediales a estudiantes que se burlan de un sistema que les ha dado más derechos que deberes; los otros sólo interesados en que sus muchachos “pasen”, aunque no lo merezcan (¿cuántos padres contrastan el número de horas que dedican sus hijos a sesiones de juegos de video o Facebook con el tiempo dedicado a su formación académica/intelectual?). Cuando tergiversaciones del artículo 112 de LOE (establece exámenes remediales cuando 30% o más de estudiantes no aprueben evaluaciones), o circulares como la 6696  (interpretada como obligación a repetir evaluaciones, de diferentes tipos, grado de dificultad mínimo, meta 100% aprobados) se imponen al sentido común, uno se pregunta: ¿Qué tiene que pasar para que los involucrados reaccionen? ¿Cuándo fue la última vez que Venezuela midió a nivel internacional la calidad de su educación y qué posición ocupó?
Para aquellos que piensan que la culpa es de los docentes, no olvidemos que los docentes, cual militares, deben obedecer órdenes, por inmorales que sean; no hacerlo significaría enfrentarse a padres, otros colegas, directiva del plantel o la mismísima Zona Educativa.
¿Hasta dónde aguantarán los docentes tanta incongruencia (condiciones laborales, sueldos, desgaste físico y mental, normas que protegen a estudiantes mediocres e irrespetuosos)? ¿Dónde está la infraestructura física y logística para canalizar talentos y potencialidades, corregir conductas indeseables, y garantizar la calidad académica de los estudiantes? ¿Cuál es la evidencia científica del éxito de las políticas actuales para justificar su profundización?
La educación venezolana hace rato dejó de formar carácter y contempla maniatada el resultado de políticas educativas erradas.
Mientras tanto, se diluye la lucha en negociaciones de exiguos aumentos salariales, cuya resignada aceptación sólo valida los desaciertos del gobierno y posterga la verdadera revolución educativa.  


* Prof. Dpto. idiomas Modernos UDO-Sucre

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